La primavera trae trabajo, aprendizajes y alegría al huerto de la asociación.
La primavera trae trabajo, aprendizajes y alegría al huerto de la asociación.
Con la llegada de la primavera, en nuestro huerto comunitario la actividad se ha multiplicado. Los aprendizajes del año pasado y nuestras ganas de seguir mejorando se notan en cada pequeño paso que damos. Esta vez, la estrella del proceso ha sido, sin duda, el compostaje.
Después de un invierno lluvioso, descubrimos que nuestro cajón de compostaje había acumulado demasiada humedad. Tanto era así, que al estar completamente lleno, nos vimos obligados a vaciarlo directamente sobre los bancales. Aunque al principio el compost estaba demasiado húmedo, decidimos aplicar una solución ecológica y sencilla: espolvorearlo con ceniza. La ceniza nos ayudó a secarlo y a evitar olores desagradables, todo sin perder los nutrientes esenciales para la tierra.
Unos días después, cuando el compost ya estaba más seco, nos reunimos de nuevo para cribarlo y esparcirlo con cariño sobre los bancales, preparando así la tierra para la siembra. Este momento fue mágico: ver cómo los restos de cocina que durante meses habíamos ido depositando —cáscaras de plátano, peladuras de patata, posos de café— se transformaban en una tierra rica y fértil despertó entre nosotros muchas sonrisas y comentarios llenos de admiración.
"¡Mira, aquí estaban nuestras cáscaras, ahora listas para nutrir nuestros futuros tomates!", se escuchaba entre risas y entusiasmo.
Después de este paso, sacamos los plantones de nuestros semilleros, listos ya para su nueva casa en la tierra. Este año hemos querido hacer las cosas de manera aún más organizada: aprendiendo de la experiencia pasada, decidimos instalar directamente la estructura de entutorado al plantar, en lugar de esperar a que las plantas crecieran desordenadamente. De este modo, a medida que nuestros tomates, pimientos y calabacines vayan alzándose, ya tendrán sus tutores listos para guiarlos.
Todo este proceso ha supuesto no solo preparar el huerto, sino también afianzar nuestro compromiso medioambiental: aprovechar nuestros propios residuos, respetar los tiempos de la naturaleza y organizarnos mejor para cuidar de nuestro pequeño ecosistema.
Y mientras tanto, seguimos alimentando el compost, investigando, viendo vídeos, leyendo y compartiendo aprendizajes, porque entendemos que el arte de compostar es complejo, pero también profundamente gratificante. Para ayudar a combatir el exceso de humedad en el compost, además de usar ceniza, hemos estado recogiendo y secando césped que nos han ido donando, para así aportar más materiales secos al proceso. También nos hemos organizado para ir a recoger hojas secas de otoño e invierno en los parques cercanos, aprovechando estos recursos naturales que, de otra manera, se perderían, y que ahora nos ayudan a equilibrar mejor nuestro compost y mejorar su calidad.
Estamos seguros de que esta primavera, con todo lo aprendido, ¡nuestro huerto será aún más fuerte y generoso! Y ya soñamos con la cosecha, cuando podremos maravillarnos juntos nuevamente con los frutos de tanto cuidado y amor por la tierra.