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Frente a la inmanencia
©Por Abdel Hernandez San Juan
This paper discusses Junger Habermas as the first turn to language theory in the tradition of the Frankford school. The paper offers a general overview on the simultaneous counterposition between positivism and neohegelianism since the earlier XX Century. While the epistemological basis to positivism in classical philosophy can be also discussed in some of the Hegel writings, mainly the moment when substance and essence are superated by the positive affirmation of concepts and concepts of concepts, the influence on Hegel of Spinoza and Leibniz still echoes an indistintion between the well delimited area of concepts and cognition and issue of inmanence considered both as the Inmanence of substances and or as the Inmanence of the ontology of god and religion. This paper theorize and discuss the earlier XX Century neohegelianism continuation in new forms of such an indistintion between the world of concepts and the world of substance and matter influence the absent in all Frankford tradition of a theory of language and how Habermas effort mainly consisted about developing out such a theory of language to the poshegelian logic but critizing previous neohegelian inmanentism recalling several issues from pragmatism, positivism and hermeneutics
Keywords: Junger Habermas, Theory of language, pragmatism, hermeneutic, positivism and neohegelianism
La filosofía en Europa se veía separada entre el positivismo lógico con su desarrollo de la filosofía del lenguaje como una forma de filosofía positiva, con todo lo que ello supone para su correlato empírico, pero positiva versus negativa, y la escuela de Frankfort que parecía más bien, desde una perspectiva principalmente hegeliana o neo-hegeliana, desarrollarse como una forma de filosofía negativa muy abstracta y clásica en principio, pero negativa en el sentido de autocrítica, como podrían en otro sentido haberlo sido el psicoanálisis y el marxismo, aunque de modo distinto pues Frankfort se trae de Hegel, un modo en el cual en el filosofar más abstracto en la abstracción de los conceptos, bien sean los desarrollos sobre el ser, la esencia o los conceptos mismos, una indiferenciación entre el mundo del lenguaje y el mundo de la coseidad, entre el mundo animado de los procesos vitales, subjetivos o en lo respectivo al ser, supuestos en la relación del ser con el mundo, y el mundo inanimado o de la materia.
En Hegel no hay materia en el lenguaje, no hay coseico del lenguaje, para ser más preciso, no se sabe si la hay o no la hay, en pocas palabras, sus desarrollos más abstractos pueden ser lo mismo sobre una experiencia social que sobre una célula o la propiedad química de una sustancia, lo uno y lo múltiple, por ejemplo, una de sus relaciones conceptuales más ricas, puede ser el uno mismo de uno mismo como singularidad, lo uno que siento ser frente a lo múltiple, o el uno mismo de cualquier uno en que lo múltiple se vuelve uno, pero puede ser también lo uno de una sustancia o propiedad química, lo uno de la célula, por ejemplo, frente a lo múltiple del citoplasma, no es que Hegel baje a estas literalizaciones y diga a que se refiere, el poco literaliza, sus desarrollos son, como la matemática, cien por ciento abstractos, pero cuando tu buscas correlato empírico a esas abstracciones, se hace obvio que mantiene la neutralidad de que pueda ser lo mismo una cosa que la otra y sobre todo, el punto sobre el cual quiero reparar es que estas indiferenciaciones adquieren lugar justo allí donde está desarrollando una filosofía del ser.
La lógica del ser, que define como una lógica objetiva, justo en el filosofar el ser en su filosofía el mundo de la inmanencia, del ontos, del ser en si de lo que es, trabaja igual para todas las formas de lo que ES, pueden ser estar espirituales, pueden ser meramente conceptuales o pueden ser enteramente materiales respetivas a la inmanencia o el ontos del mundo inanimado, sus abstracciones se aplican por igual a unas y otras, por lo tanto, indirectamente en Hegel la inmanencia implícita, el supuesto ontológico de fondo, presupone, si vemos hacia la inmanencia como sustancia, el hecho de que en lo que respecta a SER y al ES, la sustancia ES en el mismo movimiento en que el SER ES, esto no estaría separado, si el SER ES, la sustancia seria con él por cuanto en la inmanencia del ontos respecto a LO QUE ES y al SER si lo uno y lo múltiple puede ser mi uno respecto a ti que me eres múltiple, pero puede ser lo uno de un conglomerado químico ante lo múltiple de su ecosistema químico, la filosofía del ser y la filosofía del ES serian la misma cosa.
Si lo que suponemos llena el lugar de esa indiferenciación no literalizada es sustancia el ontos en Hegel, la inmanencia, sin todavía poner allí el lenguaje, sería el mismo sustancia, pero supongamos que no sería sustancia lo que habría en ese ontos, sino que sería inmaterialidad, de ser inmaterialidad entonces la inmanencia en Hegel podría ser espíritu y podría ser ontoteologia, es decir, religión, sabemos que desarrollo la filosofía del espíritu y la estética, pero la ontología de fondo supuesta en su filosofía sobre ser y esencia, esa filosofía en que el trata igual el SER y la inmanencia, recibiría entonces el Es del Ser no del movimiento de la sustancia, sino de un Ser del ES que correspondiente al mundo inanimado, sería ontoteologico, es decir, conduciría a la cuestión teológica de dios.
Sin embargo este modo en que trabaja igual en Hegel la filosofía del ser existencia y la filosofía de ser de lo que es en cualquiera de sus formas podrían ser interesantes por muchos otros motivos en la actualidad, lo que quiero subrayar es solo respecto al lenguaje que mi tema aquí, es decir, en dirección a Habermas, el lenguaje en Hegel, podríamos decir que es un ejemplo claro, aunque también lo es en Heidegger, de lo que he definido como una omisión del lenguaje en el centro de la filosofía clásica del ser, es decir, el lenguaje filosófico obvia ser un lenguaje y obvia el lenguaje porque quiere ser el lenguaje del ser y se supone el lenguaje del ser para que el ser pueda ser en él, tendría que como mínimo estar omitido como lenguaje, solo así el Ser podría ser en EL. Si se subraya que es un lenguaje, entonces el Ser no podría ser y el lenguaje simplemente tendría que supeditarse al ser e ir a donde este lo quiere llevar, esto nos conduce al asunto de la expresión.
El asunto es que aunque este omitido si hay un lenguaje ahí, lo hay en el modo como Hegel escribía y en los supuestos implícitos sobre el lenguaje dados en sus modos del filosofar y ese lenguaje es uno en el cual el lenguaje parece no tener su materia propia. Es decir, su materia de lenguaje y su forma de lenguaje, parecería, como la misma indiferenciación que he referido, de la misma materia del ontos de cualquier sustancia, en pocas palabras, es como si la materia y la forma del lenguaje con el ES y el Devenir que suponemos a la inmanencia, fuera, si llenamos lo indiferenciado con sustancia, de la misma materia de la sustancia ontica, es decir, de cualquier otra sustancia en el mundo de la materia, no la propia del lenguaje.
Y es esto lo que de Hegel se trae Frankfort. Cuando tu lees Benjamin, Adorno o cualquier otro autor de Frankfort inmediatamente te percatas de este imperativo Hegeliano. En Fráncfort el lenguaje esta indiscutido y parece ciertamente, como en Hegel, pertenecer a la misma materia de una sustancia otra que no sería la materia o la forma propia del lenguaje, o parecería corresponder a la completa desmaterialización del espíritu, pero en un lado o en el otro, la de la relación del lenguaje con la materia, del lenguaje como materia y de la materia del lenguaje, por un lado, y la de la relación del lenguaje con el ser, el espíritu y el pensamiento, el lenguaje si está allí y está de modos precisos y una vez que está allí se establece una relación entre la materia de ese lenguaje y las formas que adquiere el ser, formas que requieren filosofar ese ser según esa materia.
En la escritura lápiz, pluma, plumilla, teclado, cristal, pagina virtual, papel, pergamino, carta, pero más allá, en su propia materia, sintaxis, gramática, semántica que no son iguales si es palabra escrita, hablada o si es música o pintura pues no es igual hacer gramatical una frase pintando que componiendo música o escribiendo, no son las mismas las exigencias que esas materias suponen al acto composicional, el modo como piden y exigen al acto compositivo según sus lógica y en que por lo mismo se da un diálogo entre el ser sin materia y la materia en que como lenguaje se quiere expresar y una vez en ella se trama, se urde y se transforma en otra cosa que solo siguiendo ese lenguaje puede filosofarse incluso allí donde ese filosofar quiera seguir siéndolo sobre el ser de ese lenguaje en esa forma.
En la escultura madera, piedra, metal, y las formas de darle forma a estos materiales para volverlas lenguajes y expresión, en la pintura pigmentos, cremocidad, plasticidad, diluyentes, soportes, tela, en la escritura sintaxis, y justo allí donde ha sido omitido que el lenguaje y su materia está allí más interesante se torna analizar cuáles han sido no ya o no solo los supuestos implícitos sobre el lenguaje que han trabajado en esa forma de lenguaje, por un lado, sino más allá de supuestos, cuáles han sido las relaciones que en ese lenguaje se han establecido, porque en ese lenguaje si hay materia del lenguaje, con ambas cosas, la materia del lenguaje y las formas en que según la materia de ese lenguaje ha trabajado en el la comunicación o la expresión de la inmaterialidad del pensamiento y el espíritu.
Situémonos por un momento en la materia y en la forma que ese lenguaje si tiene como propias, distintas y diferenciadas en todos los aspectos comenzando por sus niveles de complejidad y sobreordinacion, gramática, sintacsis, fonética, semántica, léxico, glosema, indexicas, distintas respecto a cualquier otra forma de la sustancia, de la materia o de lo inanimado, por un lado, también en lo que respecta al ser de ese lenguaje, al ser que en ese lenguaje quiere ser, y la relación misma entre el ser y el lenguaje, que si tiene, que si recibe, que si se desarrolla a propósito de y a partir de, de acuerdo a la materia y la forma de ese lenguaje, que por ello mismo incluso, supone una forma de filosofar el ser que supone la relación fenomenológica entre el lenguaje y el ser, por un lado, entre el ser y el pensamiento, por el otro, entre el lenguaje, el ser y el pensamiento, y la relación entre El Ser y lo que ES de acuerdo al lenguaje, a como el lenguaje es y cómo el ser es en y según ese lenguaje, es decir, propia a otra ontología que al ser la del lenguaje se distingue y separa en el ontos de cualquier sustancia, y que si tiene además, en los sentidos, la semántica y los significados, como la forma de relación a lo inmaterial que en ese lenguaje desde su materia y su forma se inmaterializa y por lo mismo si supone unos modos propios a ese lenguaje de relacionarse a lo inmaterial y al espíritu.
Situándonos por un momento en este punto, donde el lenguaje se extiende y visualiza ante nosotros con su materia visualizable y su forma propia en el horizonte de nuestras impresiones, lo que antes veíamos como una indiferenciación entre la materia del lenguaje y la sustancia de cualquier inmanencia (en Hegel y la continuación de ello en Frankfort), en el lado en que llenamos esa indiferenciación con una sustancia ontica cualquiera que no sea la de ese lenguaje, aparece entonces una relación de mimesis según la cual la materia de ese lenguaje que si está ahí aunque se omita, al suponerse no estar ahí, quedaría como impregnada por mimesis de la materia de otra sustancia ontica.
Suponemos un lenguaje al cual no le hemos dado materia o más precisamente no lo hemos llenado con una sustancia (según Hegel y Frankfort en quienes el lenguaje está en tanto lenguaje por decirlo asi desmaterializado, junto como si fuera el lenguaje puro del ser y el espíritu, la materia de ese lenguaje que si está allí antes nuestros ojos visualizable, se impregnaría por mimesis de la materia de otras sustancias onticas. Esto es, de hecho, lo que ocurre a nuestras impresiones sobre lo material y lo inmaterial del arte o de cualquier otro fenómeno cuando leemos Hegel y Frankfort, tenemos la impresión de la dado que sabemos que si hay materia en aquello sobre lo cual se habla, de que su materia propia se impregna por mimesis de la materia de otra sustancia ontica.
Pero si llenamos esa indiferenciación respecto a la inmanencia, no con sustancia, sino con inmaterialidad, que podría conducirnos a la cuestión del espíritu, el alma y la ontoteologia, entonces esa relación entre lo material del lenguaje y lo inmaterial propio a las formas en que desde su materia el lenguaje hace posible la inmaterialidad, sentido, semántica, reparemos aquí en el sentido en todas su acepciones, también de sensaciones, esa relación seria nuevamente una forma de la mimesis, pero esta vez no ya mimesis entre dos materias, la del lenguaje y la de una sustancia ontica otra, sino entre dos inmaterializaciones.
Materia 1: La de ese lenguaje omitido y omitida (por desmaterializado o inmaterializado) que si está ahí aunque se omita, al suponerse no estar ahí, queda impregnada por mimesis de la materia de otra sustancia ontica
Mimesis otra vez, en la segunda, ahora entre la inmaterialidad que el lenguaje hace posible, sentido, semántica, y la inmaterialidad que se le supone al ontos de un espíritu o a la inmanencia de un espíritu otro que se supondría, como aquella de la sustancia o el mundo inanimado, provista de un ser en si propio perse a e independientemente del lenguaje.
Materia 2: La materia más desmaterializada o inmaterializada que al tender a desmaterializarse en la relación con la materia de ese lenguaje por omisión de este último (desfamiliarizacion del hecho de que está ahí), querría ser o encontrar en sí mismo otra forma de la materia que no sea ya solo aquella material o que lo sería menos o quería ser también otra cosa en su correlato espiritual.
Una podría ser, la primera, en el obviar el horizonte referencial y denotativo, la mimesis entendida bien como un fenómeno de impregnación, se mimetiza por que recibe algo de una materia otra que se impregna a la suya, o bien como un fenómeno de mimetismo, y en el segundo, mimesis de una inmaterialidad respecto a otra, mimetizarse con Dios, por ejemplo, o con el espíritu de Aristóteles o con el alma de Kant.
Dado que el lenguaje si está allí lo antes indiferenciado viene a la superficie, lo manifiesto se hace latente, y donde no habíamos aun llenado el espacio indiferenciado que correspondía a la inmanencia, aparecen formas de relación, relaciones conativas, miméticas, conexivas, entre muchas otras.
Hay algo de romanticismo en todo esto, por supuesto, es lo que más me gusta de Frankfort que es no solo una escuela neohegeliana desarrollándose así en pleno siglo XX, una escuela en la cual persiste y continua el romanticismo, y en que se desarrolla la estética.
Pero bien, dado que como en Frankfort esta indiscutido el lenguaje, apenas Benjamin lo trabaja en un ensayo que explicita su antropomorfismo carente de una teoría del lenguaje, este antes de Habermas, solo podía discernirse en Frankfort o como una cuestión de mimesis, como una dramatúrgica, de drama, o supeditado a una lógica que supuesta de estar por encima y afuera del lenguaje por el mismo motivo lo obvia, lo supedita o no lo desarrolla.
Por otro lado, en su carácter de filosofía negativa, Frankfort se empapa de sociedad, se da esa relación del pensamiento que es a la ves filosófico y crítico de arte y social, Benjamin, discute todo el arte de su época, Baudelaire, poetas, escritores, artistas, Adorno, después de varios libros muy abstractos, se mueve a discutir la sociedad de masas, ambos la era industrial y otros aspectos de la realidad social, esto último pasa a ser decisivo en Frankfort, pero sin el lenguaje o con el lenguaje indiferenciado allí donde en la abstracción esta supuesto el ontos o la inmanencia de ambos el mundo inanimado de la sustancia y el inmaterial del espíritu.
En Habermas todas estas cuestiones son situadas en mundos de relaciones comunicativas entre hablantes y enunciantes de formas comunicativas situados en horizontes pragmáticos de comunicación, en relaciones por lo mismo, al mismo tiempo de racionalidad comunicativa y de hermenéutica, en relaciones alrededor de las cuales se discierne el funcionamiento adecuado de la sociedad de hablantes, enunciantes y sujetos envueltos en mundos de comunicación.
Habermas rediscute completamente el pragmatismo y el positivismo lógico en lo cual, considero, renueva completamente y para siempre la filosofía clásica, replanteando sus coordenadas y perspectivas, a la vez que establece una relación nueva y fructífera con el pragmatismo.
Es quizás por este aspecto constructivista y positivo, más que negativo, que algunos lo percibieron se alejó de Frankfort, pero en realidad, no hacia otra cosa que situar un mundo de lenguaje en un modo que antes de Habermas no había adquirido forma en el pensamiento, con una sólida y fuerte base en teoría lingüística y del enunciado, este desarrollo es además, aunque establece algo que renueva a Frankfort, fiel a Frankfort, recibiendo de hecho el premio Adorno.
Porque si bien en su traerse a Hegel está en Frankfort como en aquel indiferenciadas la inmanencia y el ser, vía sustancia o vía inmaterialidad, o espíritu, sin la materia del lenguaje y sin todo lo que precisa y desarrolla la lingüística en el siglo XX, la fenomenología y la semiótica, Habermas no responde a esta carencia cuestionándola, oponiéndola según sus carencias, sino abstrayendo filosóficamente cual sería esa filosofía del lenguaje que correspondencia a la lógica de Frankfort, filosofía del lenguaje Habermasiana centrada en la racionalidad comunicativa, en la cual el lenguaje está situado entre sujetos que intercambian enunciados en relaciones de mutua explicitación y hermenéutica, es decir, remplaza la indiferenciación entre la inmanencia del ES y el Ser, con un lenguaje situado en la pragmática de la racionalidad comunicativa entre hablantes y enunciantes, por lo mismo, se mueve al pragmatismo, y desarrolla una ciencia de la razón comunicativa muy rica y abstracta, en la teoría del enunciado, pero desarrollando una filosofía del lenguaje para el pragmatismo, para el positivo lógico y para Frankfort por igual.
Además de que, como sabemos, continúa desarrollando la estética y la filosofía del arte en sus propios términos, se vuelve decisivo también y mucho más que los previos autores de Frankfort, en términos del pragmatismo pues establece el puente que comunica y habré las perspectivas para relacionar la filosofía clásica poshegeliana con el pragmatismo y la hermenéutica.
De hecho, por todos estos motivos, y otros que no será aquí el momento de abundar, es inmediatamente asimilado sobre todo y en primer lugar en las ciencias duras que vienen por el lado de la sociología contemporánea, se vuelve imprescindible en la sociología teórica moderna de base posweberiana, fenomenológica y etnometodologica, casi todos los compendios y desarrollos de sociología contemporánea científica de las últimas cinco décadas, lo sitúan en el primer plano, es el filósofo teórico de base científica en términos de ciencias exactas, que provee las bases científicas de fondo, para infinidad de nuevos fenómenos en la sociología, surte de hecho resultados muy positivos, y perspectivos en la relación entre sociología, medias y comunidades, entre otros temas, como aquellos relativos al entendimiento y la convivencia.
Dos filósofos en mi consideración en el siglo XX son, como lo fue Hegel en su época, no solo pensadores clásicos, sino también científicos exactos, Junger Habermas y Jacques Derrida. Reconocer cientificidad exacta en la lingüística es más sencillo, infinidad de lingüistas son exactos, sean distribucionalistas, funcionalistas, estructuralistas, fenomenológicos o semióticos, en la filosofía que suponemos es donde corresponde desarrollar las ciencias de las ciencias, la epistemología, la filosofía de las ciencias, paradójicamente, solo unos pocos, proveen la filosofía como ciencia exacta, Habermas y Derrida son en el Siglo XX, los científicos exactos de la filosofía.
Notas
1-A Habermas lo vengo considerando inclusivo desde mi primer libro en 1992, Bordes y Desbordes del Arte, Posibilidad del Transart como en todos mis subsiguientes libros a la vez que vengo discutiéndolo en conferencias y textos.
Nota sobre la materia del lenguaje
Si uno está componiendo un párrafo sobre lo que sea, algo que vivió y quiere contar, o simplemente un ensayo en que quiere expresar una idea, tan pronto comienzas a escribir el primer párrafo la decisión que tendrán tus líneas vendrá de una comunicación continua entre lo que quieres decir, y lo que las reglas y principios formales, gramaticales y sintácticos de la escritura te va pidiendo, lo que te va pidiendo no podrías deducirlo si antes uno no pone la pauta de lo que quiere expresar en su composición, pero desde el momento en que comienzas a redactarlo, la puntuación, el carácter más o menos subordinado de las oraciones, la relación entre cada oración como frase y el todo que forman entre los signos de puntuación, la cantidad de artículos que usas, el modo como participan los gerundios, la forma de tratar el tiempo el verbal, todo ello, en lógica formal abstraída de las reglas de la gramaticalidad, si las conoces, y sabes componer, te va estableciendo opciones que no están predadas, las tienes que hallar, pero según esas reglas, desde ese momento lo que compones será inevitablemente una comunicación entre lo que vas proponiendo y la resistencia que te ofrecen las exigencias formales de lenguaje, lo mismo ocurre con la piedra, el metal o la madera en la escultura, si la quieres llevar en una dirección, de acuerdo al deseo de expresión y composición, lo tienes que hacer según la materia te ofrece resistencia y te dice cómo y hacia donde es posible lo que quieres, ocurre con el pigmentos, con los soportes en la pintura, con el diluyente, con el dibujo, con todas las técnicas y materias, para el ser ser en ellas y según ellas tienen que conversar con las reglas de esa materia o lenguaje y ser en ellas y según ellas, ese según ellas, una vez la obra está compuesta, supone otra sintaxis distinta para la teorización y comprensión del ser en ese lenguaje que no puede ser ya una teoría del ser sin materia y sin lenguaje.
Bibliography
Habermas Junger, The Theory of Communicative Action 1 and 2, First Manuscript Version, The Library of the University of Visual Art Armando Reveron, Caracas
Habermas Junger, De Lukacs a Adorno: La Racionalización como Cosificación, Pp- 433-509, Teoría de la Acción Comunicativa, Tomo I, Taurus
Hegel GWF, La Lógica Objetiva, La Doctrina del Ser, Ciencia de la Lógica, Ediciones Solar S:A y Librería Hachete S.A