Nosotros como educadores debemos mantenernos alentando a nuestros estudiantes a ir más allá de lo superficial, a pasar los límites que ellos mismos se trazan. Deben unir sus disciplinas con diferentes partes de estudio. Esto va ayudar a su comprensión y a ver el conocimiento desde una perspectiva más global. Al promover la interdisciplinariedad, los estudiantes serán capaces de tratar con situaciones más complicadas pero viéndolas desde diferentes puntos de vista, lo cual les va a permitir desarrollar su pensamiento crítico y creatividad.
Me parece muy importante que nosotros los educadores sepamos reconocer la diversidad total en nuestras salas de clases. No tan solo hablo de las distintas maneras en que los estudiantes aprenden o las distintas necesidades que puedan poseer, sino que también hablo de la raza, clase social, orientación sexual, religión, género, etc. Debemos crear un espacio seguro e inclusivo donde todos se sientan en paz. Lograr esto no es tarea sencilla, los maestros debemos someternos a una autoevaluación donde reflexionemos si cumplimos con estas características en nuestro salón de clases y en caso de no, educarnos e ir evolucionando en ese sentido. Para lograr una experiencia educativa significativa, es esencial que en tu salón de clases tus estudiantes se sientan escuchados, comprendidos, respetados y retados de manera intelectual.
Los educadores deben transformar su salón de clases en uno activo y motivador. No cabe duda de que muchos estudiantes ven la escuela o la educación como un proceso monótono y aburrido, esto es algo que los maestros debemos cambiar. No es tan solo crear estrategias de aprendizaje que les parezcan llamativas o significativas, sino que también alentarlos a una unión donde ellos sientan que tienen el poder de participar y contribuir en el proceso de enseñanza. A la mayoría de los estudiantes de hoy día les encanta la tecnología, esto se puede implementar de manera segura. Puede ayudar a la participación y enfoque de los estudiantes. Un ambiente motivador es aquel que alienta a los estudiantes a dar su máximo potencial, un ambiente que los desafíe y los haga utilizar su conocimiento crítico, hablando de contextos contundentes para ellos. Reconocer la diversidad de los estudiantes nos ayudará a crear un ambiente motivador para ellos. Los educadores debemos conocer los intereses de nuestros estudiantes para así elaborar un proceso donde todos se sientan motivados y activos.