El libro, como lo conocemos hoy, es producto de milenios de innovaciones tecnológicas. Previo a encontrarse como se nos presenta en la actualidad, en papel y tinta, entre dos tapas, la palabra escrita ocupó diversos arcaísmos: la soportaron, entre otras, la madera, la piedra, el metal y la arcilla, antes de quedar fijada en pergamino y papiro, materiales más convenientes para su manejo. Su forma progresó a la del rollo, aunque no es hasta que alcanza el códice que adquiere su aspecto familiar. El pergamino y finalmente el papel, bajo la égida de las tapas, conformarían la estructura esencial del libro actual (Boorstin, 1983).
Después del arte pictórico y otros hallazgos arqueológicos, la palabra escrita representa el testimonio más antiguo que tenemos del mundo. La Historia misma comienza con la escritura. Como modo de registro, el libro nunca puede estar sobrevalorado. De manera que la preservación en cualquiera de sus manifestaciones, y la preservación de libros, es en el fondo la preservación de la historia, de la memoria del mundo.
Esta breve guía quiere servir como orientación básica al libro, los daños que puede sufrir, y los métodos que se pueden tomar para prevenir o subsanarlos.
En cuanto a las técnicas de encuadernación, estas pueden dividirse en dos categorías generales: aquellas que usan pegamento y aquellas que usan la costura.
En el Archives Damage Atlas se identifican cinco categorías básicas de daños a los que los libros son vulnerables. Estas son:
Consecuencia tanto del manejo de los libros como de su construcción. Algunos ejemplos son: combas en la estructura, páginas sueltas por haberse descosido, lomos desgarrados o rotos, desprendimiento de trozos de papel o la encuadernación, rasguños en la cubierta y desgaste general.
Aquellos que resultan del uso impropio o descuidado, como hacer dobleces y halar páginas, almacenarlo de forma incorrecta, de manera que se afecte la estructura (formación de combas, papel raído), y aun el vandalismo. Si se mellan los bordes de las páginas, pueden terminar pegándose.
Si los niveles de humedad aumentan más de 60% (por ejemplo, por hallarse almacenado en condiciones no ideales), el libro puede deteriorarse. Algunos de los daños son:
https://www.youtube.com/watch?v=5NWyruNYILw
https://www.youtube.com/watch?v=KM3oAw-ECt8
https://www.archives.gov/preservation/disaster-response
Boorstin, D. J. (1983). The discoverers: A history of man’s search to know his world and himself. New York, NY: Random House. 524-527.
Library of Congress. (s.f.a). “Limiting light damage from display/exhibition.” Recuperado de http://www.loc.gov/preservation/care/light.html
Library of Congress. (s.f.b) “The deterioration and preservation of paper: some essential facts.” Recuperado de http://www.loc.gov/preservation/care/deterioratebrochure.html
Library of Congress. (s.f.c) “What to do when collections get wet”. Recuperado de http://www.loc.gov/preservation/emergprep/dry.html
Northeast Document Conservation Center. (s.f.). Inherent vice: materials. Recuperado de https://www.nedcc.org/preservation101/session-4/2inherent-vice-materials
Presservation Self-Assesment Program. (s.f.). Paper & Book. Recuperado de https://psap.library.illinois.edu/collection-id-guide#paper_book\
Van der Doe, E. (Ed.). (2010). Archives damage atlas: A tool for assessing damage. Recuperado de https://www.metamorfoze.nl/sites/metamorfoze.nl/files/publicatie_documenten/schadeatlas-2010%20engels.pdf