Otras manifestaciones musicales

OTRAS MANIFESTACIONES MUSICALES

PIANO

El piano fue el instrumento predilecto del Romanticismo, capaz de responder a las exigencias tanto de expresividad como de un arrollador virtuosismo. La música española para piano en el siglo XIX, más atenta al lucimiento técnico y, por otra parte, bajo el influjo de la música de salón, no alcanzó el nivel requerido para figurar dignamente en la música europea del momento. Este panorama continuará hasta la llegada de dos músicos de talla internacional: Isaac Albéniz y Enrique Granados.

A comienzos del siglo XIX, en España viven compositores que aún escriben en el estilo de Scarlatti o Soler. Un ejemplo de ello es Mateo Albéniz, autor de la célebre Sonata en Re Mayor. Sin embargo, debemos recordar que su hijo, Pedro Albéniz, será fundamental en la enseñanza del piano moderno. La evolución de la educación musical, el conocimiento de la música de Europa gracias a la importación de partituras, los viajes frecuentes de los músicos, tanto extranjeros (Liszt, Thalberg, Óscar de la Cinna...) que llegaban a España, como españoles que viajaban fuera y, posteriormente, importaban los avances musicales, etc, renovarán el ambiente. Entre estos últimos, habría que citar a Santiago de Masarnau y Marcial del Adalid. Masarnau es autor de Nuevo método de solfeo, que influyó notablemente en la enseñanza musical española, así como El Tesoro del pianista, colección de piezas de varios autores (Beethoven, Mozart, Weber, Mendelsshon, etc), con fines pedagógicos. Como compositor, Masarnau escribió El Parnaso, una colección de nueve valses dedicados a las nueve musas. Marcial del Adalid, junto con el primero amigos de Chópin, es autor de numerosas baladas, nocturnos, valses, sonatinas y piezas amables de salón. La producción de ambos muestra una clara influencia del Romanticismo, especialmente Weber y Chópin. Otros pianistas fueron Eduardo Ocón, autor de Cantos españoles; José Miró, José Tragó; Joaquín Malats, con Serenata española; José Aranguren; Teobaldo Power, autor de Cantos canarios, etc. El violín español se halla representado por las figuras de Jesús de Monasterio y Pablo Sarasate.

GUITARRA

Brillaron en el campo de la guitarra, al tiempo que renovaron el repertorio de este instrumento Fernando Sor, autor de un Gran método de guitarra, Dionisio Aguado, ambos a caballo entre el siglo XVIII y XIX y, sobre todo, Francisco Tárrega, villarrealense, autor de páginas tan célebres como Recuerdos de la Alhambra y Capricho árabe, así como toda una serie de transcripciones de obras barrocas y clásicas (Bach, Haydn, Mozart). Perdió Tárrega las uñas por una enfermedad, pero creó una nueva técnica para pulsar las cuerdas con las yemas de los dedos, que sigue siendo utilizada como más expresiva y musical que la que emplea las uñas. Entre sus discípulos figuran Miguel Llobet, Daniel Portea y Emilio Pujol.

CANCIÓN

En general, los compositores españoles cultivaron durante el siglo XIX la romanza sentimental de tradición italiana o la canción popularista. El lied centroeuropeo es prácticamente desconocido.

A comienzos del siglo XIX todavía estaba vivo y en activo el último de los grandes tonadilleros, Blas de Laserna. De mayor importancia es la obra de Manuel García, cantante y compositor, padre de María Malibrán y Paulina Viardot, y autor de tonadillas tan populares como El majo y la maja o El poeta calculista, que incluye una de las canciones españolas con más éxito en toda la historia: Yo que soy contrabandista. En el haber de García se halla el estreno de El Barbero de Sevilla, de Rossini, en 1816, así como Otello, del mismo autor; se le debe igualmente el honor de haber llevado el género operístico a los Estados Unidos.

A las canciones de Manuel García siguieron con gran éxito las de voz y guitarra de Sor y Mariano Rodríguez de Ledesma, junto a las escritas por Saldoni, Soriano Fuertes, Tomás Genovés y otros. Entre tantas páginas olvidadas pueden destacarse las compuestas por Sebastián Iradier, como su popularísima habanera La paloma y El arreglito, cuya melodía, casi literalmente, es la de la habanera de Carmen, de Bizet, y que éste tomó prestada. Otros autores fueron Fermín Ma Alvarez, autor entre otras canciones, de La partida y Ojos negros, y Gabriel Rodríguez, más próximo al estilo del lied centroeuropeo.

En Cataluña hubo un movimiento liederístico con características propias, promovido por Pedrell, autor a su vez de numerosas canciones y armonizaciones de piezas populares que incluyó en su Cancionero musical popular español. También en Cataluña nace a mediados de siglo la interpretación coral española, de la mano de Juan Tolosa y José Anselmo Clavé, creador este último de la primera sociedad coral española, "La Fraternidad" (1850).