Música orquestal

La orquesta del siglo XIX se convirtió en la gran protagonista de la época. Casi todos los compositores escribieron obras musicales para este tipo de formación.

La orquesta romántica, denominada orquesta sinfónica, estaba integrada por un número de intérpretes que solía oscilar entre los 60 y 75 instrumentos de las tres familias. No es extraño, sin embargo, encontrar a finales de siglo obras que requerían 100 o más músicos. Los mecanismos técnicos de los instrumentos de viento se perfeccionaron y los compositores comenzaron a considerarlos tan importantes como los de cuerda.

Debido a la constante demanda de conciertos públicos el número de orquestas se multiplicó por toda Europa, hasta el punto de que las grandes ciudades contaban con varias orquestas sinfónicas que realizaban giras por toda Europa con una acogida extraordinaria.

Las tres grandes formas de música orquestal que se van a dar en el Romanticismo fueron:

    • LA SINFONÍA
    • EL CONCIERTO PARA SOLISTA
    • LA MÚSICA PROGRAMÁTICA ( Explicada en apartado independiente)

LA SINFONÍA ROMÁNTICA

      • Durante el siglo XIX continúa cultivándose esta forma que en el Clasicismo había estructurado perfectamente su contenido. Todos los grandes autores componen en este periodo numerosas sinfonías. Poco a poco, los compositores se van a ir liberando de los esquemas formales clásicos explotando con gran efectividad la riqueza técnica de los instrumentos.
      • Las sinfonías serán cada vez más largas y complejas aspirando a conseguir el máximo rendimiento de los recursos tímbricos de las grandes orquestas sinfónicas de la época.
      • Entre los compositores más importantes de sinfonías destacamos a F. Schubert, F. Mendelssohn, A. Bruckner, J Bramhms y como no, la figura protagonista, L.V.Beethoven, que creó sus últimas sinfonías en las que deja ver un gran espíritu romántico.

EL CONCIERTO PARA SOLISTA Y ORQUESTA

      • El Romanticismo es un periodo muy fructífero para este género instrumental. Se escribieron numerosos conciertos para solista y orquesta, en los que el solista podía ser cualquier instrumento. Se conservan conciertos para clarinete, oboe, flauta, violonchelo,...; sin embargo los instrumentos más destacados y para los que más música de este tipo se compuso fueron el violín y el piano.
        • CONCIERTO PARA PIANO Y ORQUESTA: Los conciertos de piano destacan por los extraordinarios momentos de lucimiento que se esperaban de la parte solista. Era el preferido de los compositores románticos, ya que era capaz de aunar en una sola forma la riqueza tímbrica de la orquesta, el virtuosismo del instrumento solista, el carácter íntimo y expresivo del piano y las grandes posibilidades técnicas de este instrumento polifónico. Entre los compositores del siglo XIX que escribieron conciertos para este instrumento destacan L.V. Beethoven, F. Chopin, R. Schumann, F. Liszt o J. Brahms.
        • CONCIERTO PARA VIOLÍN Y ORQUESTA: Aunque menos numerosos que los de piano, también los conciertos para violín y orquesta ocuparon un lugar destacado. A partir de la revolución técnica del violín, propiciada por N. Paganini, las exigencias de virtuosismo del instrumento se multiplicaron. Como en el caso del piano, las obras para violín exigían un gran lirismo en la interpretación de sus melodías además de una virtuosa técnica instrumental. Entre los compositores que escribieron obras para este instrumento podemos destacar a L.V. Beethoven, P.I. Tchaikovski, J Brahms o N. Paganini, conocido, este último, por ser el mejor violinista de la época y en ocasiones el único capaz de interpretar sus propias obras.