La Amazonía, mayor sistema ecológico tropical del mundo, a pesar de la enorme riqueza que tiene está extremamente vulnerable a la acción humana. El manejo inapropiado de los pastos, la agricultura de tumba y quema, la siembra de cultivos ilícitos y la extracción ilegal y destructiva de madera son sólo algunas de las formas abusivas del uso del suelo en la región que causan la degradación de los recursos naturales y la pérdida de biodiversidad, y aceleran los cambios climáticos.
Además, dicha deforestación también produce impactos drásticos en las condiciones de vida de las poblaciones locales, privándolas de los servicios gratuitos que el bosque en pie les brinda.
Las amenazas para la subsistencia de esas familias rurales y la sostenibilidad ambiental en la Amazonía no respetan las fronteras de los países. Por lo tanto, las políticas para contrarrestar estas amenazas deben ser concebidas en escalas progresivas a nivel regional, a través de la articulación de acciones nacionales e internacionales, al igual que la extrapolación y difusión de los resultados locales de investigación para el desarrollo, que dependen de los esfuerzos coordinados de varios actores.
Es en este contexto de contrastes y desafíos que, en octubre de 2004, los institutos nacionales de investigación agrícola de Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela se unieron junto con centros internacionales de investigación actuantes en la región, con el objetivo de formar equipos interinstitucionales e interdisciplinarios de científicos y profesionales, a fin de sinergizar fortalezas para el desarrollo sostenible de la Amazonía.