Existen ciertas limitaciones en cuanto al uso y la interpretación del PIB para medir el mayor o menor nivel de vida. Vamos a destacar las principales razones por las que el PIB no mide exactamente el bienestar de los ciudadanos de un país.
1. El tiempo de ocio. El PIB no tiene en cuenta el tiempo de ocio que tienen las personas. Si trabajáramos más horas al día y tuviéramos menos vacaciones sin duda que aumentaría nuestra producción, ¿pero tendríamos más bienestar? El PIB contaría que tenemos más rentas y podríamos comprar más bienes, pero se le olvida restar que tenemos menos horas para disfrutar de ello.
2. La economía sumergida. El PIB no puede contabilizar con exactitud la totalidad de los bienes y servicios finales producidos en una economía. Muchas actividades no son declaradas al sector público. El conjunto de actividades ocultas a los ojos del Estado se denomina economía sumergida.
Estas actividades se realizan “en negro” o “en B”, para evitar pagar impuestos o porque son ilegales (como la droga) y por tanto no se conoce su existencia exactamente. En España ya podrían ascender a cerca del 20% del total del PIB (más de 240.000 millones de euros, “casi ná”) que son importantes ingresos para los españoles. Este dinero a buen seguro que aumenta la calidad de vida de quien lo gana, pero el PIB no lo tiene en cuenta.
3. La producción del hogar. Tu amigo Agustín es un gran cocinero. Vas a su casa y te prepara humus casero, guacamole y pollo al curry. El coste total de los ingredientes es menos de 15 euros, pero 5 personas comís algo que en un restaurante os hubiera costado mucho más. El PIB no cuenta todo ese valor de más por encima de los 15 euros, es decir, no cuenta el esfuerzo de Agustín en cocinar.
El PIB tampoco mide el valor de las actividades que no pasan por el mercado. Es el caso del trabajo de los amos de casa o el trabajo voluntario. Si un cocinero prepara un delicioso gazpacho manchego y lo vende en su restaurante, formará parte del PIB, pero no si lo cocina en casa para su mujer. De la misma manera, si lavamos el coche en un lavadero contará para el PIB, pero no si lo hacemos nosotros mismos.
A pesar de la importancia de estas actividades para un país, el PIB no las considera, puesto que no pasan por el mercado. Y qué queréis que os diga, nada aumenta más mi calidad de vida que la paella de mi madre por mucho que el PIB no la cuente.
4. El PIB tampoco tiene en cuenta si las actividades que se realizan pueden ser perjudiciales. En Huelva cada cierto tiempo un profundo olor se hace con toda la ciudad. Ese olor ha provocado muchas enfermedades en la ciudad. ¿De dónde proviene? De las fábricas de la ciudad.
La apertura de una fábrica que provoca una gran contaminación. La producción de dicha fábrica sin duda aumentara el PIB del país, y permitirá gastar más a sus ciudadanos, pero será perjudicial para la salud de las familias. Ese empeoramiento de la salud no es tenido en cuenta por el PIB.
5. El PIB no mide la calidad de los bienes y servicios producidos. En el año 2000 un ordenador modelo PENTIUM costaba el equivalente a 800 o 900 euros. Hoy en día puedes comprar un modelo muy superior por 500.
Las cifras del PIB son sólo eso, números, que no tienen en cuenta si lo que se produce son alimentos, libros, armas, venenos o cualquier otra cosa. Esto impide comparar la calidad de la producción entre distintas épocas. Un sencillo ejemplo: un ordenador sumaba antes mucho más al PIB que hoy, aunque las prestaciones que proporcionaban al principio eran muy limitadas. Si pensáramos que un ordenador de 800 euros en 2000 me da más calidad de vida que uno de 500 en 2019 estaría más que equivocado. Es por tanto un error decir que el valor de las cosas es igual a calidad de vida.
6. El PIB no mide la distribución de la riqueza entre los habitantes. “Recuerdo aquel día que entre Michael Jordan y yo metimos 71 puntos, Michael metió 69” Está genial frase de un compañero de Jordan viene a servirnos de ejemplo para ver como el total no es siempre lo más importante. Dicho en otras palabras, no sólo importa el tamaño de la tarta, sino como se reparte.
Si calculamos el PIB per cápita (esto es, el PIB de un país dividido entre el número total de habitantes) para obtener una medida del bienestar de la población, no conoceremos el reparto real porque solo obtenemos una media. Aunque el PIB per cápita fuera relativamente alto, pudiera resultar en la práctica que la distribución fuera muy desigual, es decir, que unos pocos tuvieran mucho y otros muchos muy poco, por lo que no podríamos decir que existe una elevada calidad de vida en el país. Por ejemplo, el PIB de algunos países árabes es muy alto, pero la riqueza se concentra en unos pocos jeques. La mayoría del país es pobre y sería un error pensar que la calidad de vida es alta porque el PIB es alto.
7. El efecto de los precios. De vez en cuando, el precio de la gasolina sube mucho y puede pasar 1 euro el litro a 1,50. El resultado es que una persona que coja mucho el coche pase de gastar 100 euros en gasolina a 150. El valor de la gasolina que compras es mayor porque el precio ha subido, pero os aseguro que la calidad de vida no sube.
Recordemos que el PIB se obtiene de multiplicar precios por cantidades, y que en ocasiones el aumento del PIB puede deberse únicamente a un aumento de precios. Es decir, en ocasiones el valor de la producción no se debe a que aumente la producciónsino sólo porque aumenten los precios.