Ruy Gonzalez de Clavijo

LA EMBAJADA A SAMARKANDA

A finales del siglo XIV, cuando el imperio turco-otomano se expandía por los Balcanes amenazando a la cristiandad, comienzan a llegar noticias a Europa sobre un descendiente de Gengis Kan, Tímur-Bek (Tamerlán), enemigo encarnizado de los otomanos.

Preocupado por el avance de los turcos, el rey Enrique III de Castilla decide establecer relaciones diplomáticas con el mongol a fin de frenar el poderío de los otomanos, enviando embajadores a Samarkanda, enclave de la corte de Tamerlán, en la actual Uzbekistán.

En la Edad Media no existían las embajadas permanentes ni la diplomacia profesional, los contactos entre los gobernantes se establecían en base a las necesidades de cada momento mediante el envío de mensajeros que hablaban en nombre de su señor.

En mayo de 1403, tras unos contactos preliminares, el monarca castellano envía una embajada encabezada por Ruy González de Clavijo, ilustre personaje de la corte castellana, al que acompaña un especialista en lenguas y culturas extranjeras, Alonso Páez de Santamaría.

La delegación diplomática comienza su periplo en Cádiz, pasa por Rodas, Constantinopla y Trebisonda, y atraviesa las actuales Turquía, Irak e Irán, llegando a Samarkanda en septiembre de 1404.

Las relaciones diplomáticas se regían por reglas y rituales que variaban en función de cada cultura. En general, los enviados disfrutaban de protección, seguridad y alojamiento, así como del apoyo de intérpretes, aunque no todos recibían el mismo tratamiento. De manera tácita se aceptaba que los enviados informaran a su regreso de lo ocurrido durante su estancia, practicando incluso cierto grado de espionaje.

A efectos prácticos la embajada de González de Clavijo fue un fracaso absoluto. El fallecimiento del emir, poco tiempo después de su llegada, rompió las relaciones establecidas e impidió nuevas embajadas. Sin embargo, ello no es óbice para considerar la embajada a Samarkanda como uno de los episodios más llamativos y conocidos de la diplomacia española en la Edad Media.

El acopio de los datos a lo largo de los trayectos de ida y vuelta fue una tarea colectiva, que sirvió de base al relato que se atribuye a González de Clavijo y que éste entregaría a su vuelta al monarca castellano en 1406.

El manuscrito original se publicó posteriormente con el título “Historia del Gran Tamorlan e Itinerario y enarracion del viage, y relación de la Embaxada que Ruy Gonçalez de Clavijo le hizo, por mandado del muy  poderoso Señor Rey Don Henrique el Tercero del Castilla”.

La redacción del escrito de González de Clavijo es clara y directa, siendo su estilo especialmente dinámico en los últimos capítulos. Su estructura organizada, sus interesantes descripciones de costumbres y personajes y la exactitud de hechos y lugares, hacen de ésta una obra poco usual entre los libros de viajes medievales.

Ruy González de Clavijo

La ciudad de Rodas, grabado de 1493.

Mapa de Constantinopla en 1422 del cartógrafo florentino Cristóforo Buondilmonti