El camino de Santiago

EL CAMINO DE SANTIAGO Y EL LIBER PEREGRINATIONIS

El descubrimiento de los supuestos restos y sepulcro del apóstol Santiago en el siglo IX –creencia que se gesta desde el siglo VI-- provocaron que el pequeño núcleo urbano compostelano se convirtiera en el destino por excelencia, junto a Roma y Jerusalem, de las peregrinaciones de la Edad Media cristiana. El relato más conocido e importante sobre la peregrinación a Santiago de Compostela lo constituye la compilación titulada Liber Sancti Iacobi, perteneciente al archivo catedralicio compostelano. Se trata de un conjunto de textos redactados en diferentes épocas, refundidos durante la primera mitad del siglo XII y cuyo conjunto se conoce como Codex Calixtinus, término este último que alude al papa Calixto II a quien se atribuye dicha compilación. Está compuesta por cinco libros y dos apéndices. El libro V es el denominado Liber Peregrinationis o Guía del peregrino, un manual que da las pautas del viaje a Santiago, que describe la ruta, menciona las localidades del camino, las obras de arte, la catedral y la ciudad compostelana. Su redacción está atribuida al clérigo Aymeric Picaud, un borgoñón procedente de Cluny que redacto el libro a manera de manual práctico para recorrer el Camino de Santiago, es decir, sería el supuesto narrador que realizó el viaje y redactó el relato y las descripciones del recorrido.

El Liber Peregrinationis consta de once capítulos y es una mezcla de tratado, relato de viaje y guía, con ciertas dosis pedagógicas; conlleva una clara intención exaltadora de la ciudad compostelana e incita a peregrinar a ella para conseguir el fin último: la devoción a Santiago. Pero sobre todo es una fuente esencial para la historia del Camino de Santiago en el siglo XII y para el estudio del arte medieval, siendo calificado de “precoz prontuario del arte románico de la Peregrinación”, obra que “ilumina la historia, el arte y la iconografía de la Edad Media”, además de proporcionar datos para el estudio de la geografía humana, de la topografía, de la filología etc.https://sites.google.com/site/bibliotecaunedviajaconnosotros/mahler-el-compositor

El viaje a Compostela se configuró como una ruta cuyo inicio podía comenzar en cualquier ciudad importante del norte o del centro de Europa, por lo que debe hablarse de un conjunto de diversas rutas que, a través de una compleja red de caminos o calzadas, acaban confluyendo en Roncesvalles para continuar por la meseta norte de la Península hasta la ciudad gallega. En el primer capítulo el Liber Peregrinationis indica las cuatro vías principales que desde las ciudades de París, Vezelay, Le Puy y Arlés conducían desde Francia a los Pirineos para agruparse en un solo camino desde Puente La Reina.

Si bien es cierto que la religiosidad propia del Medioevo, la devoción y la creencia en los restos del apóstol --es decir, el culto a los santos y la veneración por las reliquias--, fueron el acicate o el motivo del viaje a Santiago, la esencia de esta ruta implica unas consideraciones socioeconómicas y políticas que funcionaron tanto como causas y efectos, circunstancias complementarias y constitutivas de la religiosidad del hombre medieval. El camino conllevó movimientos de población, grandes recursos económicos, nuevas infraestructuras en las redes viarias y en las poblaciones y, sobre todo, una enorme atracción por las tierras del norte peninsular, a donde llegaron toda clase de artesanos, eclesiásticos y comerciantes. Se produjo, pues, un activo circuito de ida y vuelta que supuso un trasvase e intercambio de ideas, de mentalidades, de mercancías, de nuevas técnicas, militares y defensivas,  constructivas y urbanísticas; y también la consolidación de los reinos cristianos del norte, como el de León, y de los señoríos, como el de Santiago.

El Liber nos proporciona multitud de datos de estudio para la toponimia, para la historia del urbanismo medieval al describir ciudades, opiniones sobre los habitantes, vascos y navarros, sobre los judíos, advierte de los bandidos, comenta las vestimentas del peregrino, menciona las jornadas, dedica un capítulo a los ríos que se encuentran en el Camino, de las fuentes y el agua que el peregrino puede beber; para la historia del arte, como se ha dicho, es una fuente esencial, pues donde mayor hincapié hace el autor es en los altares y arcas sepulcrales, los revestimientos de las reliquias, con la riqueza de sus materiales, de oro y piedras preciosas; es proverbial, en este sentido, la pormenorizada descripción del Arca de San Gil que permite casi una completa lectura iconográfica de todos sus frentes. El capítulo IX, bajo el título De la calidad de la ciudad y basílica de Santiago Apóstol de Galicia, ha sido más que utilizado por la historiografía. Se ocupa de las dimensiones, longitud y altura, el número de naves, capillas, pilares y columnas exentas, de la luminosidad del triforio, o de las 63 vidrieras que erróneamente recuenta de la basílica, así como la descripción de las puertas y pórticos del templo, datos que han servido para reconstruir la primitiva catedral compostelana.

Apostol Santiago del Codex Calixtinus