Mujeres viajeras y peregrinas

Es difícil encontrar testimonios de mujeres viajeras anteriores a los siglos XVII y XVIII; sin embargo  gracias a los estudios antropológicos, a las biografías y a los diarios de viajes, que  han ido apareciendo en los últimos tiempos, sabemos que las mujeres desde tiempos remotos se lanzaron a la aventura de viajar hacía lugares a los que ni siquiera habían llegado los grandes exploradores.

Por tanto, a lo largo de los siglos, han existido mujeres que con sus viajes han contribuido al conocimiento geográfico y han participado en importantes acontecimientos históricos.

Según se desprende de un  artículo de la investigadora Sandi Copeland y otros paleontólogos, publicado en la revista “Nature” 474, 76-78 (2011); hace dos millones de años, las mujeres eran unas empedernidas viajeras, mientras que los hombres preferían quedarse en casa. Esta afirmación se basa en el estudio de la cantidad de isótopos de estroncio encontrados en  la observación  del esmalte dental de los fósiles de un grupo de Australopitecus africanus y Paranthropus robustus, encontrados en las cuevas de Sterkfontain y Swartkrans en Sudáfrica. Este estudio determinaba que  más de la mitad de los dientes de las mujeres se había formado lejos del lugar de su nacimiento.

En la cultura occidental y cristiana conocemos la existencia, tan solo por referencias en algún texto escrito, de mujeres viajeras que desarrollaron un importante papel en la historia. Así podemos citar a Tecla, que acompañó a San Pablo, María Magdalena y su papel decisivo en el nacimiento del cristianismo o Marcelina y el papel jugado en la  secta agnóstica o Ágape en el movimiento herético de los agapetas, o Lucilla y los donatistas y  Prócula y su madre Eucrocia a las que se debe la expansión del priscilianismo, a la muerte de Prisciliano, obispo de Ávila.

Pero sin duda la figura más representativa de estos primeros siglos  de la era cristiana  es Egeria, que nos dejó el testimonio escrito de su peregrinación desde Gallaecia a Tierra Santa.

Puerta de Damasco (Jerusalem)

Iglesia del Santo Sepulcro (Jerusalem)