Día 1 de agosto 2024 – Eucaristía - Jueves
Saludo inicial Dios por nosotros. Sanados por sus fuerza.
1- Canto de entrada
SOMOS UN PUEBLO QUE CAMINA
SOMOS UN PUEBLO QUE CAMINA,
Y JUNTOS CAMINANDO
PODREMOS ALCANZAR
OTRA CIUDAD QUE NO SE ACABA,
SIN PENAS NI TRISTEZAS,
CIUDAD DE ETERNIDAD
Somos un pueblo que camina,
que marcha por el mundo
buscando otra ciudad.
Somos errantes peregrinos
en busca de un destino,
destino de unidad.
Siempre seremos caminantes,
pues sólo caminando, podremos alcanzar
una ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas, ciudad de eternidad.
Sufren los hombres mis hermanos,
buscando entre las piedras,
la parte de su pan.
Sufren los hombres oprimidos,
los hombres que no tienen
ni paz ni libertad.
Sufren los hombres, mis hermanos,
mas Tú vienes con ellos,
y en Ti alcanzarán
otra ciudad que no se acaba...
2- Perdón
SEÑOR, TEN PIEDAD DE NOSOTROS
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Y ten piedad también de los pobres, de los marginados,
de los hambrientos que nos rodean.
Cura, Señor, nuestra ceguera.
Queremos que dejen de ser invisibles para nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Y ten piedad también de los enfermos sin remedio,
de los que sufren sin consuelo,
de los que mueren a diario violentamente.
Descúbrenos, Señor, que todos ellos son familia nuestra.
No queremos que nadie se sienta abandonado.
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Y ten piedad de los pueblos desesperados que ansían nuestras migajas.
Queremos solucionar sus problemas, que son también nuestros.
Empújanos a salir de nuestro mundo, tan cómodo como irreal,
que nos hemos creado para nuestro exclusivo disfrute.
Señor, ten piedad de todos ellos.
Y ten piedad de nosotros.
3- Primera lectura (Lectura del libro del Éxodo 40,16-21.34-38):
En aquellos días, Moisés hizo todo ajustándose a lo que el Señor le había mandado. El día uno del mes primero del segundo año fue construido el santuario. Moisés construyó el santuario, colocó las basas, puso los tablones con sus trancas y plantó las columnas; montó la tienda sobre el santuario y puso la cubierta sobre la tienda; como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Colocó el documento de la alianza en el arca, sujetó al arca los varales y la cubrió con la placa. Después la metió en el santuario y colocó la cortina de modo que tapase el arca de la alianza; como el Señor se lo había ordenado a Moisés. Entonces la nube cubrió la tienda del encuentro, y la gloria del Señor llenó el santuario.
Moisés no pudo entrar en la tienda del encuentro, porque la nube se había posado sobre ella, y la gloria del Señor llenaba el santuario. Cuando la nube se alzaba del santuario, los israelitas levantaban el campamento, en todas las etapas. Pero, cuando la nube no se alzaba, los israelitas esperaban hasta que se alzase. De día la nube del Señor se posaba sobre el santuario, y de noche el fuego, en todas sus etapas, a la vista de toda la casa de Israel.
4- Salmo Responsorial: Sal 83,3.4.5-6a.8a.11
Confiad siempre en Dios, confiad siempre en Dios, es el camino recto.
Mi alma se consume
y anhela los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo.
Confiad siempre en Dios, confiad siempre en Dios, es el camino recto.
Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío. R/.
Confiad siempre en Dios, confiad siempre en Dios, es el camino recto.
Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichosos los que encuentran en ti su fuerza;
caminan de baluarte en baluarte. R/.
Confiad siempre en Dios, confiad siempre en Dios, es el camino recto.
Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R/.
Confiad siempre en Dios, confiad siempre en Dios, es el camino recto.
5- Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,47-53):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?»
Ellos les contestaron: «Sí.»
Él les dijo: «Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.» Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.
6- Oración de los fieles
Con la seguridad confiada de saber que Jesús está siempre con y por nosotros, le suplicamos:
R/ Quédate aquí, Señor, quédate aquí.
1- Cristo, Luz sin ocaso, mientras el día declina, recibe el sacrificio de nuestra alabanza y nuestra súplica:
R/ Quédate aquí, Señor, quédate aquí.
2- Cristo, siempre vivo en tu Iglesia, condúcela por tu Espíritu a la plenitud de la verdad.
R/ Quédate aquí, Señor, quédate aquí.
3- Rey de la nueva creación nueva, dirige nuestros deseos hacia el mundo que está por venir.
R/ Quédate aquí, Señor, quédate aquí.
4- Salvador del mundo, revela tu misericordia a los que conocen la enfermedad, las pruebas y la muerte.
R/ Quédate aquí, Señor, quédate aquí.
(Intenciones libres)
7- Ofertorio
TUYO SOY
1. Yo no soy nada y del polvo nací
pero Tú me amas y moriste por mí.
Ante la cruz sólo puedo exclamar:
Tuyo soy, tuyo soy.
TOMA MIS MANOS, TE PIDO;
TOMA MIS LABIOS, TE AMO;
TOMA MI VIDA, OH PADRE,
TUYO SOY, TUYO SOY.
2. Cuando de rodillas te miro, oh Jesús,
veo tu grandeza y mi pequeñez.
¿Qué puedo darte yo? sólo mi ser:
Tuyo soy, tuyo soy.
8- Comunión
DIME SEÑOR
1. Solo en el puerto de la verdad
veo mi vida meciéndose en el mar;
es una barca que no viene ni va.
Mis esperanzas son velas sin hinchar.
No tengo playa donde atracar,
no tengo amarras, a nadie tengo ya.
A la deriva está mi barca en el mar;
a la deriva, mi vida sobra ya.
DIME, SEÑOR,
A QUIÉN TENGO QUE ESPERAR,
CON QUÉ VIENTO, CON QUÉ RUMBO
DEBO NAVEGAR.
DIME, SEÑOR,
PESCADOR DEL MÁS ALLÁ.
¿HABRÁ UN PUERTO
DONDE PUEDA ANCLAR?
2. Solo en el puerto de la verdad
dos nubes blancas se mecen en el mar,
son dos amores que no supe alcanzar.
Son dos entregas, y a cambio soledad.