RITOS INICIALES
Mientras el presidente y los concelebrantes se dirigen hacia el altar, se entona el canto de entrada
Terminado el canto de entrada,
el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan, mientras el sacerdote dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
R.- Amén.
La paz y el amor de Dios, nuestro Padre, que se han manifestado en Cristo, nacido para nuestra salvación, estén con ustedes.
R.- Y con tu espíritu.
Imploremos, sobre nosotros, la misericordia de Dios.
Se hace un momento de silencio
Palabra eterna del Padre, por la que todo ha venido a la existencia: Señor, ten piedad.
R.- Señor ten piedad.
Luz verdadera, que has venido al mundo y a quien el mundo no recibió: Cristo, ten piedad.
R.- Cristo ten piedad.
Hijo de Dios, que, hecho carne,
has acampado entre nosotros: Señor, ten piedad.
R.- Señor ten piedad.
Dios, todopoderoso, tenga misericordia de nosotros perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
Se dice Gloria
GLORIA IN EXCELSIS DEO ET IN TERRA PAX HOMINIBUS
Dios nuestro, que hiciste resplandecer
esta noche santísima
con el nacimiento de Cristo, verdadera luz del mundo,
concédenos que, iluminados en la tierra
por la luz de este misterio,
podamos también disfrutar de la gloria de tu Hijo,
que vive y reina contigo
en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
R. Amén.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del profeta Isaías
62, 1-5
Por amor a Sión no me callaré
y por amor a Jerusalén no me daré reposo,
hasta que surja en ella esplendoroso el justo
y brille su salvación como una antorcha.
Entonces las naciones verán tu justicia,
y tu gloria todos los reyes.
Te llamarán con un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.
Serás corona de gloria en la mano del Señor
y diadema real en la palma de su mano.
Ya no te llamarán “Abandonada”,
ni a tu tierra, “Desolada”;
a ti te llamarán “Mi complacencia”
y a tu tierra, “Desposada”,
porque el Señor se ha complacido en ti
y se ha desposado con tu tierra.
Como un joven se desposa con una doncella,
se desposará contigo tu hacedor;
como el esposo se alegra con la esposa,
así se alegrará tu Dios contigo.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 88
R. Proclamaré sin cesar la misericordia del Señor.
“Un juramento hice a David mi servidor,
una alianza pacté con mi elegido:
‘Consolidaré tu dinastía para siempre
y afianzaré tu trono eternamente’. R.
El me podrá decir: ‘Tú eres mi padre,
el Dios que me protege y que me salva’.
Yo jamás le retiraré mi amor
ni violaré el juramento que le hice”. R.
Señor, feliz el pueblo que te alaba
y que a tu luz camina,
que en tu nombre se alegra a todas horas
y al que llena de orgullo tu justicia. R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles
13, 16-17. 22-25
A1 llegar Pablo a Antioquía de Pisidia, se puso de pie en la sinagoga y haciendo una señal para que se callaran, dijo:
“Israelitas y cuantos temen a Dios, escuchen: el Dios del pueblo de Israel eligió a nuestros padres y engrandeció al pueblo, cuando éste vivía como forastero en Egipto. Después los sacó de ahí con todo poder. Les dio por rey a David, de quien hizo esta alabanza: He hallado a David, hijo de Jesé, hombre según mi corazón, quien realizará todos mis designios.
Del linaje de David, conforme a la promesa, Dios hizo nacer para Israel un salvador: Jesús. Juan preparó su venida, predicando a todo el pueblo de Israel un bautismo de penitencia, y hacia el final de su vida, Juan decía: ‘Yo no soy el que ustedes piensan. Después de mí viene uno a quien no merezco desatarle las sandalias’”.
Palabra de Dios.
ACLAMACION ANTES DEL EVANGELIO
R. Aleluya, aleluya.
Mañana será destruida la maldad en la tierra
y reinará sobre nosotros el Salvador del mundo.
R. Aleluya.
EVANGELIO
Lectura del santo Evangelio según san Mateo
1, 18-25
Cristo vino al mundo de la siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José, y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.
Mientras pensaba en estas cosas, un ángel del Señor le dijo en sueños: “José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados”.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta Isaías: He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien pondrán el nombre de Emmanuel, que quiere decir Dios-con-nosotros.
Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y recibió a su esposa. Y sin que él hubiera tenido relaciones con ella, María dió a luz un hijo y él le puso por nombre Jesús.
Palabra del Señor.
HOMILÍA
CREDO
A las palabras “Y por obra del Espíritu Santo ....” hay que arrodillarse.
Hermanos y hermanas, en un espíritu de adoración ante la Palabra de Dios hecha carne, agradecidos por su dulce presencia, elevamos nuestras oraciones, con humildad al Padre Celestial. R.- Señor, Danos tu Paz.
Oremos por la Iglesia santa de Dios. (silencio) Que el Señor, que por intercesión de la Santísima Virgen María, dio al mundo al Salvador, nos conceda el don del consuelo, la unidad y la paz. Roguemos a Señor. R.-
Oremos por el Sumo Pontífice. (silencio) Que el Señor, por la intercesión de san José, le conceda al papa Francisco la gracia de continuar, con renovado celo y en la caridad pastoral, el ministerio Petrino, que le ha sido confiado. Roguemos a Señor. R.-
Oremos por la humanidad entera. (silencio) Que el Señor, por intercesión de los Profetas, los santos y los hombres de buena voluntad, inspiren en los creyentes el respeto de la dignidad de persona humana desde la concepción hasta la muerte natural. Roguemos a Señor. R.-
Oremos por el universo. (silencio) Que el Señor, por intercesión de Santos Ángeles, derrame sus dones sobre los líderes políticos para que trabajen incansablemente con valentía a favor de soluciones pacíficas que favorezcan la convivencia entre los pueblos. Roguemos a Señor. R.-
Oremos por nuestra comunidad. (silencio) Que el Señor, por intercesión de los tres reyes magos, Impulse en nuestra comunidad a la vivencia de los valores de la fe y podamos presentarlos hoy, junto con todos los pueblos de la tierra ante Cristo nuestro Salvador. Roguemos a Señor. R.-
Dios nuestro, escucha las oraciones de tu Iglesia, que hoy contempla y adora a Cristo, tu Hijo, quien se hizo hombre por nuestra salvación. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R.- Amén.
LITURGIA EUCARÍSTICA
PROCESIÓN DE LOS DONES
Conviene que los fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el vino para la celebración de la eucaristía, bien aportando otros dones para las necesidades de la Iglesia o de los pobres.
El diácono, vierte el vino y un poco de agua en el cáliz,
diciendo en secreto:
El agua unida al vino
sea signo de nuestra participación en la vida divina
de quien ha querido compartir nuestra condición humana.
El sacerdote se acerca al altar, toma la patena con el pan y, manteniéndola un poco elevada sobre el altar, dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan,
fruto de la tierra y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
el será para nosotros pan de vida.
Después deja la patena con el pan sobre el corporal.
El sacerdote toma el cáliz y,
manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino,
fruto de la vid y del trabajo del hombre,
que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos;
el será para nosotros bebida de salvación.
Después deja el cáliz sobre el corporal.
A continuación, el sacerdote, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humilde;
que éste sea hoy nuestro sacrificio
y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.
Posteriormente inciensa las ofrendas y el altar.
A continuación el diácono o un ministro inciensa al sacerdote y al pueblo.
Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Después, de pie en el centro del altar,
extendiendo y juntando las manos, dice:
Oren, hermanos, para que,
llevando al altar los gozos y las fatigas de cada día,
nos dispongamos a ofrecer el sacrificio
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
R.- El Señor reciba de tus manos
este sacrificio para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
Acepta Señor, las ofrendas que te presentamos
esta noche de Navidad,
a fin de que, al recibirlas nosotros
convertidas en el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo,
nos transformes en él,
en quien nuestra naturaleza está unida a la tuya.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R.- Amen
PREFACIO de Navidad I
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
R. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
R. Es justo y necesario.
CP
En verdad es justo y necesario,
es nuestro deber y salvación
darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo,
Dios todopoderoso y eterno.
Porque gracias al misterio
de la Palabra hecha carne,
la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos
con nuevo resplandor,
para que, conociendo a Dios visiblemente,
Él nos lleve al amor de lo invisible.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles
y con todos los coros celestiales,
cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor…
Santo eres en verdad, Padre,
y con razón te alaban todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo,
y congregas a tu pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor
un sacrificio sin mancha
desde donde sale el sol hasta el ocaso.
CC Por eso, Padre, te suplicamos
que santifiques por el mismo Espíritu
estos dones que hemos separado para ti,
de manera que se conviertan
en el Cuerpo y + la Sangre de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro,
que nos mandó celebrar estos misterios.
Porque él mismo,
la noche en que iba a ser entregado,
tomó pan, y dando gracias te bendijo,
lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
«Tomen y coman todos de él,
porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por ustedes».
Del mismo modo, acabada la cena,
tomó el cáliz, dando gracias te bendijo,
y lo pasó a sus discípulos, diciendo:
«Tomen y beban todos de él,
porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada
por ustedes y por muchos
para el perdón de los pecados.
Hagan esto en conmemoración mía».
Éste es misterio de la fe.
R.- Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
CC Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial
de la pasión salvadora de tu Hijo,
de su admirable resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta acción de gracias,
el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia,
y reconoce en ella la Víctima por cuya inmolación
quisiste devolvernos tu amistad,
para que, fortalecidos
con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo
y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo
un solo cuerpo y un solo espíritu.
C1 Que él nos transforme en ofrenda permanente,
para que gocemos de tu heredad
junto con tus elegidos:
con María, la Virgen Madre de Dios,
los apóstoles y los mártires,
y todos los santos, por cuya intercesión
confiamos obtener siempre tu ayuda.
C2 Te pedimos, Padre,
que esta Víctima de reconciliación
traiga la paz y la salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en tierra:
a tu servidor, el Papa León,
a nuestro obispo Rogelio,
al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia
que has congregado en tu presencia,
en la noche santa en que la Virgen María
dio a luz al Salvador del mundo.
Reúne en torno a ti, Padre misericordioso,
a todos tus hijos dispersos por el mundo.
A nuestros hermanos difuntos:
y a cuantos murieron en tu amistad
recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar todos juntos
de la plenitud eterna de tu gloria,
por Cristo, Señor nuestro,
por quien concedes al mundo todos los bienes.
CP o CC
Por Cristo, con él y en él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
R.- Amén.
RITO DE LA COMUNIÓN
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro que estas en los cielos,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu Reino,
hagase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
danos hoy el pan de cada día,
perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en tentación y libranos del mal. Amén.
Líbranos de todos los males, Señor,
y concédenos la paz en nuestros días,
para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libres de pecado
y protegidos de toda perturbación,
mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.
R. Tuyo es el reino,
tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
“La paz les dejo, mi paz les doy”,
no tengas en cuenta nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
R. Amén
La paz del Señor esté siempre con ustedes.
R. Y con tu espíritu.
El Diacono desde el ambón dice:
Como hijos de Dios, intercambien ahora un signo de comunión fraterna.
Depositando una fracción de la Hostia en el cáliz dice en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo,
unidos en este cáliz, sean para nosotros
alimento de vida eterna.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
Mientras la Asamblea canta el Cordero de Dios,
el que preside con las manos juntas y en secreto dice:
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo,
que por voluntad del Padre,
cooperando el Espíritu Santo,
diste con tu muerte la vida al mundo,
líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal.
Concédeme cumplir siempre tus mandamientos
y jamás permitas que me separe de ti.
El que preside hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
R.- Señor, no soy digno de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya bastará para sanarme.
El sacerdote comulga diciendo en secreto.
El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
La Sangre de Cristo me guarde para la vida eterna.
Tú Señor, que nos has concedido el gozo
de celebrar esta noche el nacimiento de tu Hijo,
ayúdanos a vivir según su ejemplo
para llegar a compartir algún día con él
la gloria de su Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R.- Amén.
RITOS CONCLUSIVOS
Se prepara a los fieles a la bendición diciendo:
Inclinen su cabeza para recibir la bendición.
El Señor esté con ustedes.
R. Y con tu Espíritu.
Que Dios, cuya infinita bondad
disipó las tinieblas del mundo
con la encarnación de su Hijo e iluminó esta noche
con su nacimiento glorioso,
aleje de ustedes las tinieblas del pecado
y alumbre sus corazones con el esplendor de las virtudes.
R.- Amén.
Que llene sus corazones de su alegría
y los haga mensajeros del Evangelio
el mismo que encomendó a sus ángeles
anunciar a los pastores
el gran gozo del nacimiento del Salvador.
R.- Amén.
Y que los colme de su paz y de buena voluntad
y les conceda participar un día de la Iglesia celeste,
Aquel que, por la encarnación de su Hijo,
unió la tierra con el cielo.
R.- Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes.
R.- Amén.
Se despide a la Asamblea diciendo:
A dar testimonio del amor de Dios Nos podemos ir en paz.
R.- Demos gracias a Dios.
La imagen del Niño Jesús, es presentada en veneración a la asamblea reunida.