*ESPERA ESCATOLÓGICA
I DOMINGO DE ADVIENTO
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos, Señor,
que nos aprovechen los misterios en que hemos participado,
mediante los cuales,
mientras caminamos en medio de las cosas pasajeras,
nos inclinas ya desde ahora a anhelar las realidades celestiales y a poner nuestro corazón en las que han de durar para siempre.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
I PREFACIO DE ADVIENTO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Quien, al venir por vez primera en la humildad de nuestra carne, realizó el plan de redención trazado desde antiguo y nos abrió el camino de la salvación eterna, para que cuando venga de nuevo, en la majestad de su gloria, revelando así la plenitud de su obra, podamos recibir los bienes prometidos que ahora, en vigilante espera, confiamos alcanzar.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones
y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
III PREFACIO DE ADVIENTO
En verdad es justo darte gracias, es nuestro deber cantar en tu honor himnos de bendición y de alabanza, Padre todopoderoso, principio y fin de todo lo creado.
Tú nos has ocultado el día y la hora en que Cristo, tu Hijo, Señor y juez de la historia, aparecerá, sobre las nubes del cielo, revestido de poder y de gloria
En aquel día terrible y glorioso pasará la figura de este mundo y nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva.
El mismo Señor que entonces se nos mostrará lleno de gloria, viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la espera dichosa de su Reino.
Por eso, anhelando su venida gloriosa, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
II DOMINGO DE ADVIENTO
ORACIÓN COLECTA
Dios omnipotente y misericordioso,
haz que ninguna ocupación terrena sirva de obstáculo a quienes van presurosos al encuentro de tu Hijo,
antes bien, que el aprendizaje de la sabiduría celestial, nos lleve a gozar de su presencia.
Él, que vive y reina contigo.
*PREPARACIÓN A LA CONMEMORACIÓN DE SU NACIMIENTO
III DOMINGO DE ADVIENTO
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que contemplas a tu pueblo esperando fervorosamente la fiesta del nacimiento de tu Hijo,
concédenos poder alcanzar la dicha que nos trae la salvación y celebrarla siempre, con la solemnidad de nuestras ofrendas y con vivísima alegría. Por nuestro Señor Jesucristo.
II PREFACIO DE ADVIENTO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro.
A quien todos los profetas anunciaron y la Virgen esperó con inefable amor de madre; Juan el Bautista anunció su próxima venida y lo señaló después ya presente.
Él mismo es quien nos concede ahora prepararnos con alegría al misterio de su nacimiento, para encontrarnos así cuando llegue, velando en oración y cantando gozosos su alabanza.
Por eso, con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones
y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
IV PREFACIO DE ADVIENTO
En verdad es justo darte gracias, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno.
Te alabamos, te bendecimos y te glorificamos por el misterio de la Virgen Madre.
Porque, si del antiguo adversario nos vino la ruina, en el seno virginal de la hija de Sión ha germinado Aquel que nos nutre con el pan del cielo, y ha brotado para todo el género humano la salvación y la paz.
La gracia que Eva nos arrebató nos ha sido devuelta en María.
En ella, madre de todos los hombres, la maternidad, redimida del pecado y de la muerte, se abre al don de una vida nueva.
Así, donde abundó el pecado, sobreabundó tu misericordia en Jesucristo, nuestro salvador.
Por eso nosotros, anhelando su venida gloriosa, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
23 DE DICIEMBRE
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, al contemplar ya próximo
el nacimiento de tu Hijo, según la carne, te pedimos que él, que es tu Palabra, encarnada en el seno de la Virgen María
y que habitó entre nosotros, indignos siervos tuyos,
nos haga partícipes de la abundancia de su misericordia. Él, que vive y reina contigo.