TIEMPO DE NAVIDAD
Notas litúrgico-pastorales del calendario litúrgico pastoral para México
Introducción
El Tiempo litúrgico de la Navidad celebra el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. Junto con la Pascua, la Navidad es una de las fiestas más importantes del Año litúrgico. En la Navidad contemplamos a Jesucristo, el Verbo hecho carne (cfr. Jn 1, 14); "nacido de María Virgen por nuestra salvación". Es un Tiempo de gozo y luz, en que celebramos la manifestación de Dios al mundo en la carne de su Hijo.
La celebración litúrgica del Nacimiento del Señor se fue estableciendo en los primeros siglos, después de que la Iglesia fijara cada vez más su atención en el misterio de la Encarnación. Los primeros cristianos se centraban principalmente en la celebración del Misterio Pascual conmemorándolo cada domingo en la pascua semanal y cada año en la pascua anual. Sin embargo, hacia el siglo IV la Iglesia de Occidente comenzó a celebrar el 25 de diciembre como la fiesta de la Natividad de Cristo, posiblemente para dar un sentido cristiano a esa fecha, que en Roma coincidía con el solsticio de invierno y con la fiesta pagana del nacimiento del sol invicto. En Oriente, en cambio, muchas comunidades celebraban el 6 de enero tanto la Natividad como la Epifanía. Con el tiempo, se diferenciaron las dos solemnidades: en Occidente se reservó el 25 de diciembre para la Navidad y el 6 de enero para la Epifanía del Señor, y se instauró un periodo festivo entre ambas fechas. Ya a finales del siglo IV se hablaba de un periodo de 12 días desde el 25 de diciembre al 6 de enero para celebrar en conjunto el nacimiento y las primeras manifestaciones de Jesús.
Por lo tanto, la Navidad celebra la manifestación de la gloria de Dios en Cristo, celebra las bodas del Hijo de Dios con la humanidad. Los profetas prepararon y Juan Bautista anunció la llegada de Cristo, Esposo de la humanidad y de la Iglesia. Con este nombre nupcial, Jesús revela lo profundo de su ser, que no es árida soledad de una perfección lejana humano-divina, sino la gran alegría del amor de Esposo que se ofrece sin límites.
La Navidad es la fiesta de la "nueva creación". En la celebración anual del Misterio de la Salvación, cuyo culmen y plenitud se realiza en la Pascua, en este sentido, la celebración de la Navidad evidencia el aspecto del nuevo nacimiento que conlleva la Redención.
La Navidad es también memorial de la maternidad virginal de María, la "hija de Sión". En ella se realiza la promesa del nacimiento de un pueblo nuevo, del cual Cristo es Cabeza y los cristianos son los miembros. Por lo tanto, María no solo es la Madre de Cristo, sino también madre de la Iglesia.
Normativa jurídico-litúrgica
Según las Normas universales sobre el Año litúrgico y sobre el Calendario, "el Tiempo de Navidad abarca desde las primeras Vísperas de Navidad hasta el domingo después de Epifanía, o sea, el primer domingo siguiente al 6 de enero, inclusive" (NUALC, n. 33).
"La Epifanía del Señor se celebra el día 6 de enero, a menos que en los lugares donde no sea fiesta de precepto se le asigne un domingo que caiga entre el día 2 y el 8 de enero" (NUALC, n. 37). La Conferencia del Episcopado Mexicano, al adaptar dichas normas, establece que la fiesta de la Epifanía no sea fiesta de precepto, por lo tanto, habrá de trasladarse al domingo
entre el 2 y el 8 de enero. En cambio, los días de precepto propios de este Tiempo de Navidad, además de los domingos, son el 25 de diciembre y el 1 de enero.
La Instrucción General del Misal Romano recuerda algunos detalles aplicables a este Tiempo, por ejemplo, en el n. 346 indica que el color litúrgico del Tiempo de Navidad es el blanco (o festivo), símbolo de la alegría y pureza propias de las grandes festividades. Durante la octava de Navidad y en las solemnidades de este Tiempo se canta o recita el Gloria en la Misa; y el Credo (este último en las solemnidades de Navidad, santa María Madre de Dios y la Epifanía).
Una rúbrica especial indica que en la Misa de Navidad, al recitar el Credo, todos deben arrodillarse en las palabras: "Y por obra del Espíritu Santo se encarnó.... y se hizo hombre"
', en señal de adoración al misterio que se celebra.
En cuanto a la celebración de la Liturgia de las Horas, la Sacrosanctum Concilium insiste en la participación plena de los fieles en la liturgia y en la pedagogía del año litúrgico; por eso se recomienda que los pastores enseñen el sentido de las fiestas, y que en las solemnidades principales se integren también celebraciones comunitarias de la Liturgia de las Horas con participación del pueblo.
Orientaciones litúrgico-pastorales
La vivencia fructuosa del Tiempo de Navidad depende en gran medida de la preparación cuidadosa de las celebraciones y del ambiente litúrgico. A continuación se ofrecen algunas orientaciones, con el fin de ayudar en la organización de las principales fiestas del Tiempo litúrgico de Navidad.
El Tiempo de Navidad permite una decoración festiva y esplendorosa del templo, en contraste con la sobriedad del Adviento. En Navidad la música litúrgica adquiere un tono jubiloso, por lo tanto, se pueden incluir instrumentos festivos. En la solemnidad de la Natividad del Señor, todos los presbíteros pueden celebrar y/o concelebrar la Eucaristía tres veces, a condición de que estas celebraciones se hagan en la Hora propia.
En todas las Misas se puede emplear indistintamente cualquiera de los formularios de lecturas de la solemnidad; los formularios eucológicos del Misal, sin embargo, han de ser necesariamente los que corresponden a la Misa de la Hora en que se celebra la Eucaristía.
Pregón de Navidad o calenda
En todas las comunidades es conveniente el canto o proclamación del pregón de Navidad o calenda. El pregón de Navidad o calenda es un texto que se encuentra en el martirologio romano, el cual puede ser cantado o leído antes de la Misa, a manera de pregón navideño. Este anuncio proclama la Historia de la Salvación de Dios en Cristo, contemplando la creación, la Alianza y la promesa de la salvación; tiene un tinte universal ya que utiliza para su anuncio el calendario solar y el calendario lunar, al tiempo que hace referencia a varios momentos de la historia humana.
Es costumbre que todos se arrodillen al final del anuncio, para expresar la adoración de la asamblea eucarística ante el insondable misterio de Dios hecho carne. Se trata, pues, del anuncio solemne del nacimiento del Salvador. Este anuncio, que se hace particularmente en las Misas nocturnas del 24 de diciembre, tiene una forma tradicional en el rito romano.
La Natividad del Señor
Notas litúrgico-pastorales del calendario litúrgico pastoral para México
- En la solemnidad de la Natividad del Señor, todos los presbíteros pueden celebrar y/o concelebrar la Eucaristía tres veces (es decir, por la noche, al clarear la aurora y de día).
- En todas las Misas que se celebran este día -incluso en la Misa de la vigilia, que se celebra al atardecer del día 24-, a las palabras del Credo: "y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre", todos se arrodillan.
- En todas las Misas se puede emplear indistintamente cualquiera de los formularios de lecturas de la solemnidad; los formularios eucológicos del Misal, sin embargo, han de ser necesariamente los que corresponden a la Misa de la hora en que se celebra la Eucaristía:
a partir de las 18:00 h y hasta el anochecer, la Misa de la Vigilia;
desde el anochecer hasta antes de la aurora, la Misa de la noche;
desde que comienza a clarear el día hasta antes del amanecer, la Misa de la aurora;
a partir de que amaneció, la Misa del día.
- En todas las comunidades es conveniente el canto o proclamación del Pregón de Navidad o Calenda. En las comunidades religiosas, la Calenda puede tener su lugar propio en las I Vísperas.