ALGUNOS TRUQUIS INTERESANTES
→ Enero: si el apio se pone mustio introdúcelo en un recipiente con agua y limón y déjalo reposar durante media hora. Volverá a recuperar su tono y forma. Si no lo vas a usar todo y tienes gran cantidad, puedes congelarlo gracias a su alto contenido en agua. ¿Eres de los que no sabe qué hacer con las hojas? Puedes reservarlas para batidos verdes, son lo mejor para darle al batido todos los beneficios diuréticos. También puedes usarlas para hacer una salsa tipo pesto.
→ Febrero: si quieres hacer una cocción de kiwi no tritures demasiado tiempo los granos, pueden darle un ligero sabor amargo. Si está muy verde y quieres comerlo antes, ponlo junto a manzanas, peras o plátanos y si quieres que te dure más tiempo, guárdalo en el frigorífico sin estar cerca de otras frutas..
→ Marzo: si no eres de los que usa el limón entero y quieres que te dure más tiempo, guárdalo en un envase que se pueda cerrar, puedes reutilizar un tarro de cristal o córtalo en rodajas y guardarlo en el congelador. Puedes hacer esto mismo también con las naranjas. Y si quieres tener cero desperdicio de esta fruta, una vez usado el jugo de dentro, usa la piel como ralladura para postres, para hacer “chuches” recubriéndolas con algún edulcorante (secándolas previamente), para darle sabor al agua o para hacer infusiones. ¡Vamos a por el desperdicio cero!
→ Abril: si compras guisantes frescos, lo mejor es pelarlos cuanto antes (especialmente si hay partes más oscuras en la vaina) y guardarlos en la nevera. Ahí durarán unos 4 días. Si no los vas a gastar todos, la mejor solución para su conservación será meterlos en el congelador, para ello tendrás que hervir los guisantes y después colarlos y echar el agua fría. Una vez secos ya puedes meterlos en el congelador. ¿Has probado los guisantes tiernos crudos? ¡Son una delicia!
→ Mayo: lo más importante a la hora de conservar las fresas es saber guardarlas. No las guardes en un recipiente cerrado de forma hermética. Primero limpia las fresas y retira aquellas partes dañadas para que no contagien al resto y luego antes de colocarlas en el recipiente, pon una base especial de conservación de vegetales, para que no haya riesgo de que la humedad se estanque.
→ Junio: las patatas son muy fáciles de conservar, aún así conviene tener cuidado. El mejor sitio para guardarlas es fuera y en una zona seca y oscura, no en la nevera. Procura que tampoco estén pegadas a otras frutas y verduras.
→ Julio: la sandía es un alimento delicioso, si quieres elegir una de calidad, escoge siempre la más oscura, apagada, menos brillante y la que menos manchas de diferentes tonos verdes presente en su corteza, y que tenga mayor peso, así más madura y dulce estará. Una vez abierta se conserva unos 4 días en la nevera, así que si has comprado una entera y crees que no vas a poder aprovecharla entera, puedes trocearla y meterla en el congelador. Si es verano y te apetece un granizado de sandía, puedes meter los trozos en una batidora de vaso y ¡listo!
→ Agosto: si las zanahorias se vuelven mustias, sumérgelas enteras en agua con hielos y déjalas ahí por lo menos 30 minutos, si quieres que queden bien hidratadas, déjalas durante 24 horas. Si las compras con la parte de las hojas, aprovecha éstas para usarlas en purés, vinagretas, batidos verdes o para hacer pesto. Si eres de las personas que pela las zanahorias, reserva las pieles para mezclarlas con otras pieles y preparar caldos.
→ Septiembre: si has comprado muchos higos una de las cosas que puedes hacer es deshidratarlos. Primero límpialos y revisa que todos estén bien, pártelos por la mitad y mételos en una deshidratadora. Si no tienes deshidratadora puedes usar un horno o una freidora de aire a muy baja temperatura e ir revisando poco a poco para que no se quemen, como mucho a 60º. Gíralos cada 1 ó 3 horas. También los puedes secar al Sol, como se hacía tradicionalmente, o en un secadero solar que puedes hacer tú mismo.
→ Octubre: la remolacha es una verdura muy versátil y puede aprovecharse casi de forma completa tanto en la cocina como para otros usos. Se suele usar siempre la parte más carnosa, pero las hojas son ideales para ensaladas, guarniciones, etc. Puedes comerlas frescas o cocinadas, tal como sucede con las espinacas y las acelgas. Un consejo que te damos es hacer un jugo de remolacha y naranja (es una bomba de hierro y la vitamina C de la naranja ayuda a fijarlo en el organismo). Con las hojas que te sobren de la remolacha puedes hacer una quiché y con la cáscara de la naranja una infusión o unas “chuches”.
→ Noviembre: para aprovechar de forma completa la naranja puedes hacer lo mismo que con el limón, usar la piel para saborizar el agua, hacer infusiones e incluso “chuches”. El método de conservación también es el mismo. Otros trucos que te damos son: si la naranja te parece demasiado ácida o tiene un sabor amargo, añádele una pizca de sal, realzará su dulzor. Si vas a hacer zumo y quieres sacarle todo el jugo, procura no hacerlo recién sacada de la nevera, sino después de dejarla a temperatura ambiente, con esto además conseguirás que el zumo sea más dulce y sabroso.
→ Diciembre: Para conservar el caqui y que no pierda sus propiedades, sabor y textura consérvalo a temperatura ambiente. Si quieres hacer una receta con varios y necesitas que estén más maduros, puedes lavarlos y ponerlos en un bol al sol. Ve comprobando cada cierto tiempo cómo van para no pasarte, también puedes ponerlos junto a otras frutas climatéricas, como las manzanas y los plátanos.