Rupturas Amorosas
Se acabó la relación,
la vida por otro lado, sigue…
Las rupturas amorosas hacen parte de la vida humana, sobre todo si se tiene en cuenta que, en la mayoría de los casos, se pasa por varias relaciones antes de elegir una pareja definitiva; y más aún que en la actualidad, muchas parejas aparentemente estables, deciden por diferentes motivos poner fin a su relación. Entonces, Pese a ser una situación por la que la mayoría de seres humanos pasa al menos una vez en su vida, es bien sabido que estas rupturas generan todo un clima de malestar para los implicados, y en algunas ocasiones alguna de las partes o ambos tienen dificultad para superar el episodio y continuar con su vida de manera armónica.
Algo se rompió
Cuando se cierra algún ciclo, por ejemplo, cuando nos tenemos que despedir de algo o alguien, es normal sentirse confundido, aturdido, y es lógico, el termino ruptura, de hecho, lo refleja así; surgen muchas sensaciones, la mayoría de ellas, a decir verdad, poco agradables: Tristeza, angustia, miedo, ansiedad, enojo entre otras, sobre todo cuando el ciclo ha sido cerrado por parte de alguien más, es decir, cuando nos ha tocado aceptar una decisión que no del todo compartimos.
Los seres humanos en general, tenemos tendencia a evitar sensaciones negativas y /o dolorosas, hace parte del mismo instinto de supervivencia, sin embargo, el evitar dichas sensaciones, lleva a tener dificultad o incluso incapacidad para sobreponerse a la ruptura, generando un estado depresivo o de indiferencia ante la vida misma.
Restaurando lo roto
La superación de una ruptura es un proceso que implica una experiencia de duelo con las etapas que el mismo implica: negar el cierre, luego enojarnos y buscar culpables, para finalmente llegar a aceptarlo. He aquí algunos tips que pueden ser de utilidad para hacer menos doloroso y más llevadero este proceso:
1. Busca tu red de apoyo
Tanto en el caso de una ruptura amorosa como en cualquier proceso de duelo, es muy importante tener una red de apoyo, es decir, personas que acompañen y escuchen nuestros momentos difíciles y nos ayuden a compensar la sensación de pérdida o de soledad. Pueden ser familiares o amigos.
2. Realiza cambios significativos
Deshacerse de objetos, fotos y elementos en general que resulten dolorosos y mantengan el apego, ocultarlos o cambiarlos de lugar ayuda a deconstruir el sentimiento que se ha construido en torno a ellos. Crear nuevos hábitos puede ayudar, es importante no dejar de mantenernos activos y de buscar cosas nuevas que hacer, aun cuando el ciclo de pareja ya haya terminado.
3. Recupera viejos pasatiempos
No necesariamente tenemos que crear hábitos nuevos, no es obligatorio, funciona también el recuperar los hábitos que teníamos antes de estar en la relación de pareja. Si funciona o no depende en gran medida de cuánto tiempo ha durado la relación, y de qué tanto hemos cambiado en el transcurso de ésta. No obstante, puede ser un buen ejercicio el pensar en retrospectiva y tratar de recordar las actividades que disfrutamos antes de iniciar la relación, así como intentar acercarnos a esas actividades. Es decir, explorar un poco y ver qué podemos volver a disfrutar y qué no.
4. Dedícate tiempo
Hacer una lista de cosas o actividades de interés propio y agendarse para realizarlas, cursos, actividades deportivas, salidas con amigos, hasta una sesión de cuidado corporal, todo lo que pueda redundar en el propio beneficio.
5. Respeta las decisiones
Mientras estamos en el proceso de negación y en transición hacia la aceptación es común que intentemos hacer lo que sea necesario para “recuperar” la relación. Suele pasar esto especialmente si no hemos sido nosotros los que hemos tomado la decisión. Así pues, es frecuente que nos empeñemos en hacer lo posible para que la otra persona “se enamore de nuevo”, o en otras palabras, caemos fácilmente en la lógica de “luchar por amor”.
Aquí es importante no confundir “recuperar” o “enamorar” con “acosar”. Y tampoco confundir “amor” con “posesión”, “presión” u “obligación”. Aunque el proceso de duelo puede ser muy difícil de aceptar, es importante respetar los cierres y las decisiones que se han tomado.
7. Expresa tus emociones
Es importante poder expresar las sensaciones que ha generado la situación, en algunos casos, no obstante, puede resultar incomodo compartirlas con otra persona, en ese caso se puede recurrir a escribir, esto ayuda a reconocer la situación y verla desde otra perspectiva, vislumbrando salidas y madurando el proceso de aceptación. Por otra parte, si sientes la necesidad de llorar es importante hacerlo para soltar toda la rabia, impotencia y frustración que puede estar acumulada.
8. Acepta tu propio proceso
Es importante recordar que asumir y superar una pérdida o fin de ciclo requiere un tiempo, no se puede pretender estar bien de un día para otro, y no hay que culparse si tarda un tiempo, también puede suceder que se tengan “recaídas” y eso hace parte del proceso que lleva a la aceptación final.
9. Evita encasillarte en el tema
Procura desahogar el tema pocas veces y con personas concretas, el verbalizarlo te puede ayudar, pero si se convierte en algo constante sólo hace que se caiga en una eterna melancolía que no ayuda a dar el siguiente paso. No busques culpables, más bien busca aprendizajes que te servirán a futuro a la hora de entablar una nueva relación
10. No actúes en torno a la otra persona
Hay dos tendencias que suelen presentarse tras la ruptura; la primera que consiste en querer quedar bien con la otra persona ofreciéndole amistad o apoyo lo cual solo alimenta falsas esperanzas; y la segunda que es empezar a realizar cosas que considera le harán sentir mal o envidioso, lo cual termina por generar el mismo resultado.
11. No inicies una nueva relación enseguida
Procura pasar todo el duelo y asegurarte de haber aceptado en su totalidad la ruptura, embarcarse en una nueva relación sin haber sanado el proceso puede generar daños mayores, puesto que habrá una tercera persona en cuestión, lo cual va a generar un conflicto mayor.
Lo más importante, ten en cuenta que algunas cosas pueden acomodarse a unas personas, y no a otras. Es decir, no funcionan igual para todos; se trata de probarlas y encontrar comodidad de acuerdo con nuestros propios procesos.