Ante el estrés y la frustración
Qué puedo hacer cuando siento que “ya no puedo más”
A veces sentimos que ya no podemos más con todo... ¿Qué hacer entonces? Aquí te dejamos información de autocuidado, prevención y afrontamiento.
Ante acontecimientos que involucran la reducción o supresión inesperada de reforzadores positivos, es decir, cuando no logramos cumplir nuestros deseos, cuando las cosas no salen como esperábamos o como las planeamos, cuando tenemos muchas responsabilidades, cuando nos equivocamos en algo, se genera una lucha interna y una mezcla de emociones desagradables y difíciles de manejar, empezamos a sentir y a pensar que ya no podemos más con todo lo que tenemos encima y experimentamos emociones como: tristeza, desesperación, desasosiego, frustración, ansiedad, ira..
La regulación emocional en estos casos puede encaminarse hacia la tolerancia a la frustración: significa ser capaz de afrontar los problemas y limitaciones que nos encontramos a lo largo de la vida, a pesar de las molestias o incomodidades que puedan causarnos. Por lo tanto, se trata de una actitud y, como tal, puede trabajarse y desarrollarse.
Es importante, en primer lugar, identificar puntualmente qué emociones estoy sintiendo y qué tan fuerte es cada emoción, normalmente sentimos varias emociones a la vez y algunas de ellas son un poco más fuertes que otras o nos afectan más. Es importante darnos la oportunidad de sentirlas y expresarlas, por ejemplo: verbalizándolas (aún si estamos solos, aunque siempre es mejor cuando alguien más nos escucha), dando un grito muy fuerte, golpeando un objeto suave de manera que podamos catalizar lo que sentimos sin hacernos daño a nosotros mismos o a otra persona, llorando…
Cuando estemos más calmados, podemos enfocarnos en nuestros pensamientos, es decir, qué nos está diciendo nuestra mente, qué escucharíamos si pusiéramos un micrófono en nuestra cabeza. Una vez identificados los pensamientos, revisemos ¿Qué tan reales son?, es usual que tengamos pensamientos como: “todo me sale mal”, “nadie me apoya”, “lo hago todo mal”, “todo depende de mí”. Cuando somos conscientes de nuestros pensamientos, es hora de empezar a cambiarlos poco a poco, ya que esos absolutismos (“todo” o “nada”), en la gran mayoría de ocasiones no son reales, pero sí influyen en lo que sentimos y en nuestras acciones.
Finalmente, es muy importante identificar nuestra red de apoyo: A quién puedo acudir (persona o institución) que pueda apoyarme a nivel emocional, a nivel económico, con la realización de mis actividades, con información…
Tips y estrategias de afrontamiento:
Para lograr desarrollar la tolerancia a la frustración es importante el trabajar ciertas habilidades como individuos. Algunos tips básicos o estrategias que pueden ayudarnos a afrontar y gestionar mejor la frustración o el estrés y a desarrollar la tolerancia pueden ser:
Detectar entre lo que se encuentra al alcance para poder cambiar y lo que no lo está, así podemos liberarnos de algunas cargas adicionales que no nos corresponden o en las que definitivamente no podemos influir.
Colocarse metas probables y alcanzables – Adaptar nuestros niveles de auto exigencia
Diferenciar entre deseo y necesidad, esto permite identificar lo que realmente necesito cambiar, hacer o alcanzar y aquello que, aunque me gustaría, en realidad no afecta mi bienestar si no lo consigo en este momento.
Fortalecer el control de emociones, no lograrlo a la primera no significa que no lo vamos a lograr, es importante mantener la actitud positiva y la motivación para continuar mejorando y aprendiendo.
Evitar la comparación: cada persona tiene su propio ritmo y estilo de aprendizaje, puede que me lleve tiempo adaptarme, pero puedo lograrlo si identifico y aprovecho mis propias características. Las principales recomendaciones son: la práctica, la curiosidad y la constancia.
Estrategias de relajación, como hábito (nos ayudan a mantenernos más tranquilos, además nos ayudan a desarrollar constancia y paciencia, que son fundamentales para afrontar estas emociones).
Desarrollo de Autoconfianza - Autoestima – Autoconocimiento – Autovaloración – Autoeficacia: esto nos permite identificar nuestras propias características y nuestros propios recursos, para potenciarlos.
Desarrollo de pensamiento moderado y abandonar el absolutismo: “Todo”, “nada”, “lo único importante es…” éstos términos deben dejar de hacer parte de nuestro lenguaje.
Desarrollo de conductas alternativas (aprender de los errores, procurar no actuar igual ante una situación en la cual ya hemos tenido resultados negativos)