Luisa es una anciana de 82 años, residente en el distrito municipal de Bobadilla. Padece demencia senil, provocándole una pérdida de sus facultades, de ahí que necesite supervisión y sea dependiente de ayuda interina. Este fotolibro nos adentra, desde una mirada biográfica, a la intimidad del hogar de la protagonista. Se intenta representar, e incluso envolver, con un halo místico vestido de silencio, su hogar, su mundo, su núcleo. Como si de una sola vida se tratase, con pulcritud se muestras pinceladas de sus días, del devenir del tiempo, de los espacios que ella recoge y aquel mundo exterior a su ventana que ignora. A pesar de la ternura que despierta esta historia, resulta a su vez una crítica hacia la lacra de la soledad en la tercera edad, una apología a la dignidad de la vejez, la precariedad laboral y un llamamiento a la necesidad de afectividad en un sector silenciado y vulnerable, contribuyendo así a una condición de igualdad social. Es una cuestión de intercambiar posturas, esta empatía vital que nos concierne y nos une.