05. Corbion. El espíritu de los poetas malditos
Tadeus Zimm en los bosques de Bouillon
00 Tadeus Zimm en los bosques de Bouillon 01 Les Hayons (I). Hadas y hechizos en el claro de luna 02 Les Hayons (II). El Salto de las Hechiceras
03 Bouillon (I). Historias de bosques, fronteras y guerreros 04 Bouillon (II). De aquí partió la Primera Cruzada 05 Corbion. El espíritu de los poetas malditos 06 Valles, crestas... y el espíritu de la Navidad 07 Y al fin... La Tumba del Gigante
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Corbion. El espíritu de los poetas malditos
De nuevo una espléndida carretera entre bosques, absolutamente repleta de curvas, y llegas a Corbion. Aquí te vas a encontrar con el espíritu de Paul Verlaine, el gran "poeta maldito" francés. Y te adelanto que va a ser una visita muy especial.
Nada de lo que le ocurrió a Paul Verlaine fue convencional. Y tal vez por eso mismo no debería extrañarte cuando dentro de un momento acabes en el lugar menos convencional de este tranquilo pueblo. Vas a ir a la casa en la que Paul Verlaine estuvo viviendo en 1885. Bueno... a la casa, no, a los restos de lo que un día fue una casa y de lo que un día fue tal vez un lugar para vivir.
Hoy es un lugar extraño y tal vez por ello absolutamente mágico. No tengo ninguna duda de que si el espíritu "maldito" de Paul Verlaine vive en algún sitio, ese sitio es justo aquí.
Sigue con cuidado las indicaciones del mapa y enfila la Rue Bojaban. Te diriges a lo que un día fue la Granja de las Culebras (la Ferme aux Coulevres).
Un lugar "maldito"
Como en un cuento de Alan Poe, la Rue Bojaban se transforma de repente. El asfalto se termina y la cuesta continúa convertida en un camino sombrío. Tal vez un letrero de madera clavado en un árbol te indique la buena dirección.
Desciende por el camino. En menos de cien metros habrás llegado. Ahí, delante de ti, en ese pequeño claro del bosque, unas pocas piedras te permiten adivinar dónde estuvo la casa.
Hay veces que la vegetación las cubre casi por completo. El pueblo está a un paso, pero esto es otro mundo.
Verlaine conocía estos bosques porque eran la tierra de su padre. Y aquí también tenía antiguos amigos de la infancia.
Alcohólico, colérico, preso varias veces... genial. Sus amigos le ayudaron a buscar este refugio para protegerlo... de sí mismo.
Nunca faltó quien tratase de ayudarlo. Pero su estancia en este mismo sitio no cambió las cosas.
Los años siguientes fueron los más autodestructivos de su vida; ya no hubo freno.
También fueron los años que lo encumbraron como el "príncipe de los poetas". Genio y destrucción. El primero de los poetas malditos.
Este lugar siguió un camino similar. Y tal vez por eso aquí sea donde su espíritu sigue viviendo.
La frontera más íntima
Probablemente ya te habrás dado cuenta de que apenas 10 metros separan la casa de la frontera francesa. De nuevo un cartel de madera clavado en un árbol te avisa de la entrada al país vecino. Es, probablemente una de las fronteras más íntimas en las que nunca hayas estado. Un pequeño arroyo separa ambos países. Es el arroyo Joly. Aquí, en el claro del bosque, Bélgica, ahí, donde están los árboles, Francia. Lo puedes apreciar en la foto de arriba.
Por eso, en parte, vino Verlaine aquí. No era bien visto por las autoridades Belgas y aquí le bastaban unos pasos para escapar del país.
Cruza el arroyo y entra en Francia. El bosque es extraño. Muy diferente de los que hay en los alrededores. Tiene algo de inquietante. Como si estuviera dominado por las ausencias...
Guarda el secreto
Luego vuelve de nuevo a la casa y déjate rodear por este extraño lugar. Está justo al lado del pueblo pero al mismo tiempo es como si estuviese a muchos kilómetros de cualquier lugar habitado.
Descuidado pero al mismo tiempo atendido. Inestable, cambiante, destruido, atormentado, fascinante... Como si el bosque -o los hombres- estuviesen a punto de devorarlo todo...
Es probablemente el sitio que más ha cambiado desde que hace algo más de cien años unos desconocidos emprendieran su camino en busca del alma de estos lugares. Y creo que hay que decir que ha cambiado para mejor. En este rincón atormentado, destruido y casi imposible, el espíritu de Paul Verlaine está hoy más vivo que nunca. Confiemos en que nadie decida arreglar este lugar... y lo estropee para siempre. Guarda el secreto.
Palabras al viento
Antes de abandonar el lugar, entra al bosque que hay detrás de la casa. Verás que es distinto al anterior. Como si hubiera más sensación de vida...
Verlaine amaba los bosques del país de su padre. Y en sus poemas aparecen con frecuencia. Elige algunos y léelos justo aquí.
Aquellas viejas tarjetas postales tenían uno escrito. Te lo dejo aquí en su versión original en francés, tal como estaba en la tarjeta. A su lado te ofrezco una traducción rápida por si te puede ayudar con el significado. Pero la "música" que esas palabras tan sencillas tienen en la versión original es imposible de traducir.
Haz que cien años después, sus palabras vuelvan a resonar en este mismo lugar...
Chanson d'automne
Les sanglots longs
Des violons
De l'automne
Blessent mon coeur
D'une langueur
Monotone.
Tout suffocant
Et blême, quand
Sonne l'heure,
Je me souviens
Des jours anciens
Et je pleure
Et je m'en vais
Au vent mauvais
Qui m'emporte
Deçà, delà,
Pareil à la
Feuille morte.
Canción de otoño
Los largos sollozos
De los violines
Del otoño
Hieren mi corazón
Con un a languidez
Monótona.
Sin aliento
Y pálido, cuando
Suena la hora,
Recuerdo
Aquellos días del pasado
Y lloro.
Y me voy
Con un mal viento
Que me lleva
Aquí, allá,
Igual que a una
Hoja muerta.
Mapa del recorrido
Camino de Corbion
Sal de Bouillon por la N810 hacia Corbion. Te esperan 7 kilómetros por una carretera entre bosques repleta de curvas, muy motera...
Nada más entrar a a Corbion, toma la N893 hacia Rochehaut y Poupehan. Avanza sólo unos metros porque cuando llegues a la iglesia tienes que tomar una calle que sale a la izquierda. Es la calle que está justo enfrente de la iglesia y en plena curva. Ve atento.
Es la Rue du Boulet. Entonces sigue todo recto y te llevará a la casa de Paul Verlaine.
OJO, no podrás llevar el coche hasta el final (es una calle sin salida). Lo más probable es que puedas dejarlo unos metros más abajo de donde estás, en torno al cruce de esta calle con la Rue Bojaban; hay un crucifijo de piedra en el cruce (tómalo como referencia).
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