La fermentación ha sido un método ancestral para conservar vegetales, transformando sus azúcares y otros componentes en compuestos que no solo extienden su vida útil, sino que también desarrollan sabores, aromas y texturas únicas, y pueden mejorar su perfil nutricional. Similar a los productos cárnicos, la elaboración de vegetales fermentados puede realizarse de forma artesanal, dependiendo de la microbiota naturalmente presente en los vegetales y en el entorno de producción. Esta fermentación "espontánea" es la base de muchos productos tradicionales.
Para la producción a escala industrial y para asegurar la consistencia y seguridad, el uso de cultivos iniciadores (starters) seleccionados ofrece ventajas significativas:
Calidad Constante y Predecible: Los starters guían la fermentación hacia perfiles deseados de acidez, sabor y aroma, lote tras lote.
Optimización y Aceleración del Proceso: Se pueden acortar los tiempos de fermentación y asegurar una acidificación más rápida y controlada.
Mayor Inocuidad y Control: Se minimiza el riesgo de desarrollo de microorganismos alterantes o patógenos y la producción de compuestos indeseables (ej. aminas biógenas, micotoxinas en ciertos contextos), gracias a la dominancia de los starters y la rápida producción de ácidos.
Desarrollo de Características Específicas: Permite la selección de cepas con capacidades enzimáticas particulares para potenciar ciertos atributos (ej. producción de aromas específicos, degradación de antinutrientes).
La calidad y tipo del vegetal son determinantes.
Tipo de Vegetal y Variedad: Cada vegetal (repollo, pepino, soja, aceitunas, zanahorias, etc.) tiene una composición única (carbohidratos, proteínas, fibra, compuestos fenólicos) que influirá en el proceso y producto final. La variedad dentro de un mismo tipo de vegetal también es importante (ej. variedades de pepino más aptas para encurtido).
Composición:
Carbohidratos Fermentables: Principalmente azúcares (glucosa, fructosa, sacarosa) que sirven de sustrato para las bacterias ácido lácticas (BAL) y levaduras. El contenido varía ampliamente.
Proteínas (especialmente en leguminosas como la soja): Sustrato para enzimas proteolíticas en fermentaciones como la de la salsa de soja, generando péptidos y aminoácidos (umami).
Fibra y Pectinas: Afectan la textura. Su degradación puede ser deseada o no.
Contenido de Agua: Importante para la formación de salmuera y la actividad microbiana.
Integridad y Calidad Sanitaria: Los vegetales deben estar frescos, firmes, sin daños mecánicos, podredumbres, ni contaminación visible por mohos. La presencia de residuos de pesticidas o suciedad puede afectar negativamente la fermentación y la seguridad.
Microbiota Epifítica Natural: Los vegetales crudos portan una rica microbiota en su superficie, incluyendo BAL, levaduras, mohos y bacterias Gram-negativas. En fermentaciones espontáneas, esta es la fuente de los microorganismos fermentadores. En fermentaciones con starters, se busca que los starters dominen sobre esta flora.
pH Inicial: El pH natural de los vegetales suele ser ligeramente ácido a neutro (ej. repollo pH ~6.0, pepinos pH ~5.1-5.8).
Tratamientos Previos:
Lavado: Para eliminar tierra y reducir carga microbiana superficial no deseada.
Cortado/Rallado/Triturado (ej. chucrut, kimchi, preparación de soja): Aumenta la superficie de contacto, libera jugos celulares y azúcares, facilitando la acción microbiana.
Escaldado (Blanching): A veces se aplica para inactivar enzimas endógenas (ej. peroxidasa, polifenoloxidasa) que podrían causar pardeamiento o cambios de textura indeseados, o para ablandar el tejido. Sin embargo, puede eliminar parte de la microbiota natural y nutrientes. En fermentaciones que dependen de la microbiota natural, se evita.
Cocción (ej. para soja en salsa de soja): Desnaturaliza proteínas haciéndolas más accesibles a las enzimas proteolíticas de los mohos, y esteriliza parcialmente el sustrato.
La selección de microorganismos es crucial, ya sea de la flora natural o añadidos.
Bacterias Ácido Lácticas (BAL): Son las protagonistas en la mayoría de las fermentaciones vegetales como el chucrut, pepinos encurtidos, kimchi y aceitunas.
Especies Heterofermentativas: (Producen ácido láctico, CO₂, etanol y/o ácido acético).
Leuconostoc mesenteroides: A menudo inicia la fermentación en chucrut y pepinos. Es tolerante a la sal, crece a temperaturas más bajas y produce CO₂ (que ayuda a crear anaerobiosis) y ácidos que bajan el pH rápidamente, inhibiendo competidores.
Otras como Lactobacillus brevis, Lactobacillus fermentum.
Especies Homofermentativas: (Producen principalmente ácido láctico).
Lactobacillus plantarum: Muy versátil y robusto, domina las etapas posteriores de la fermentación de chucrut y pepinos, tolerando pH más bajos y produciendo mayores cantidades de ácido láctico.
Pediococcus pentosaceus (o P. cerevisiae): También importante en etapas tardías, tolerante al ácido.
Lactobacillus sakei, Lactobacillus curvatus, Enterococcus faecium, Lactococcus lactis.
Función Principal: Rápida producción de ácido láctico (baja el pH), producción de bacteriocinas, competencia por nutrientes, contribución a sabor y aroma.
Levaduras (Yeasts):
Salsa de Soja (Etapa de Moromi): Especies osmotolerantes y halotolerantes como Zygosaccharomyces rouxii (clave), Candida versatilis, Candida etchellsii, Pichia spp.
Función: Producen etanol (que reacciona formando ésteres aromáticos), glicerol (contribuye al cuerpo y dulzor), y una amplia gama de compuestos aromáticos (fenoles, furanonas) que definen el perfil de la salsa de soja. Contribuyen al color y al sabor umami.
Encurtidos Lácticos (Chucrut, Pepinos): Pueden estar presentes. Algunas (ej. Debaryomyces, Saccharomyces, Pichia) pueden contribuir a la complejidad aromática si su crecimiento es controlado. Sin embargo, levaduras formadoras de película (oxidativas) en la superficie de la salmuera son indeseables y deben evitarse (indican exposición al oxígeno).
Mohos (Molds):
Salsa de Soja y otros productos fermentados de soja/cereales (Etapa Koji): Especies seleccionadas de Aspergillus.
Aspergillus oryzae (para salsa de soja tipo japonesa, miso, sake).
Aspergillus sojae (especialmente para salsa de soja con alto contenido proteico).
Estas cepas son seleccionadas por su alta capacidad de producir enzimas hidrolíticas y por ser no toxigénicas (no producen aflatoxinas u otras micotoxinas).
Función: Crecen sobre el sustrato cocido (soja y trigo tostado/molido) y secretan un cóctel de enzimas (amilasas, proteasas, lipasas, celulasas, peptidasas, glutaminasa) que descomponen los polisacáridos en azúcares simples y las proteínas en péptidos y aminoácidos. Estos productos de hidrólisis serán luego utilizados por las BAL y levaduras en la etapa de fermentación en salmuera (moromi).
Selección del Cultivo y Concentración: Se eligen en función del producto deseado, las condiciones del proceso y las características específicas de la cepa (ej. tasa de acidificación, producción de aromas, tolerancia a la sal/pH). La concentración de inoculación debe ser suficiente para asegurar la dominancia.
Las enzimas son los motores de la transformación.
Enzimas Endógenas del Vegetal:
Pectinasas (poligalacturonasa, pectin metilesterasa), Celulasas, Hemicelulasas: Presentes en los tejidos vegetales. Su actividad puede llevar al ablandamiento de la textura. En algunos procesos (ej. pepinos crujientes) se busca minimizar su actividad (ej. mediante adición de calcio, control de temperatura, o una rápida acidificación).
Amilasas: Pueden liberar azúcares fermentables a partir del almidón presente en algunos vegetales.
Polifenoloxidasas, Peroxidasas: Pueden causar pardeamiento enzimático si los tejidos se exponen al oxígeno.
Enzimas de los Cultivos Iniciadores (de importancia capital):
De las BAL: Principalmente enzimas de las vías glucolíticas para la conversión de azúcares en ácido láctico y otros productos. Algunas pueden tener actividad β-glucosidasa liberando compuestos aromáticos de precursores glicosilados.
De los Mohos (en la producción de Koji para Salsa de Soja): Este es un ejemplo paradigmático de producción masiva de enzimas extracelulares.
Amilasas (α-amilasa, glucoamilasa): Hidrolizan el almidón del trigo (y en menor medida de la soja) a dextrinas y azúcares simples (glucosa, maltosa), que serán sustrato para levaduras y BAL en el moromi.
Proteasas (ácidas, neutras y alcalinas, peptidasas): Hidrolizan las complejas proteínas de la soja en una amplia gama de péptidos y aminoácidos libres. El ácido glutámico es clave para el sabor umami. Otros aminoácidos son precursores de aromas.
Lipasas: Hidrolizan lípidos, aunque su rol es menos prominente que el de proteasas y amilasas en la salsa de soja.
Celulasas, Hemicelulasas, Pectinasas: Ayudan a degradar las paredes celulares vegetales, facilitando la liberación de nutrientes y la acción de otras enzimas.
Glutaminasa: Convierte la glutamina (abundante en proteínas de soja) en ácido glutámico, potenciando significativamente el sabor umami.
De las Levaduras (en Salsa de Soja y otras fermentaciones):
Invertasa: Si se utiliza sacarosa, la hidroliza a glucosa y fructosa.
Enzimas de la vía fermentativa alcohólica.
Enzimas involucradas en la síntesis de ésteres y otros compuestos aromáticos.
Enzimas Exógenas (Añadidas): En la industria alimentaria se pueden usar enzimas comerciales (ej. pectinasas para mejorar la extracción de zumos o clarificar, celulasas para modificar textura), pero en las fermentaciones tradicionales aquí descritas, el trabajo enzimático proviene principalmente de los microorganismos.
Sal (Cloruro de Sodio):
Función Clave en Chucrut, Pepinos, Aceitunas:
Extracción de Agua y Nutrientes: Por ósmosis, la sal extrae agua y azúcares de los tejidos vegetales, creando la salmuera que será el medio de fermentación.
Acción Selectiva: Inhibe el crecimiento de muchos microorganismos alterantes y patógenos que son menos tolerantes a la sal que las BAL deseadas.
Textura: Ayuda a mantener la firmeza de los vegetales (ej. pepinos) al inhibir enzimas pectolíticas endógenas y fortalecer las pectinas mediante interacciones iónicas.
Sabor.
Concentraciones: Chucrut (aprox. 2-2.5%), pepinos (puede variar de 2% a 8% o más en la salmuera inicial, dependiendo del proceso – fermentación en salmuera baja vs. alta).
Función Clave en Salsa de Soja (Etapa de Moromi): Se utilizan concentraciones muy altas (típicamente 16-20% en la fase acuosa del moromi).
Control Microbiano Extremo: Selecciona fuertemente los microorganismos que pueden crecer (principalmente levaduras halotolerantes como Zygosaccharomyces rouxii y BAL específicas).
Prevención de Putrefacción: Inhibe el crecimiento de bacterias proteolíticas indeseables.
Modulación de Actividad Enzimática.
Agua: La calidad del agua utilizada para preparar salmueras es importante. Agua muy dura (alto contenido de calcio y magnesio) puede endurecer excesivamente los vegetales. La presencia de cloro puede inhibir a los microorganismos fermentadores (se recomienda agua declorada).
Azúcares: Generalmente, los vegetales contienen suficientes azúcares para la fermentación láctica. En algunos casos, o si se desea una acidificación muy rápida, se pueden añadir pequeñas cantidades de azúcar (ej. glucosa, sacarosa).
Especias y Hierbas Aromáticas (en chucrut, kimchi, encurtidos): Eneldo, semillas de mostaza, ajo, hojas de laurel, guindillas, jengibre, etc. Aportan sabores y aromas característicos. Algunas tienen también propiedades antimicrobianas que pueden influir en la microbiota.
Trigo Tostado y Molido (en Salsa de Soja): Se mezcla con la soja cocida para la preparación del Koji. Aporta carbohidratos (almidón) para la producción de amilasas por Aspergillus y es precursor de muchos compuestos aromáticos (ej. furanonas).
Iniciadores de Fermentación Alternativos (ej. suero de leche de una fermentación anterior, pequeña cantidad de chucrut ya fermentado): Usados en métodos caseros o artesanales para asegurar una inoculación inicial de BAL.
Temperatura:
Chucrut y Encurtidos Lácticos: Una secuencia de temperaturas puede ser óptima. Inicialmente 18-22°C favorece a Leuconostoc mesenteroides. Temperaturas ligeramente más altas o el propio calor metabólico pueden luego favorecer a Lactobacillus spp. Temperaturas demasiado bajas (<15°C) ralentizan mucho la fermentación; demasiado altas (>30-32°C) pueden llevar a sabores anómalos o deterioro.
Koji (Salsa de Soja): Incubación aeróbica de la mezcla soja/trigo inoculada con Aspergillus. La temperatura se controla cuidadosamente, comenzando alrededor de 25-30°C y pudiendo aumentar hasta 35-38°C por el calor metabólico del moho. Se requiere buena aireación y a veces volteo para disipar calor y CO₂ y suministrar O₂.
Moromi (Salsa de Soja): Fermentación alcohólica y láctica en salmuera. Es un proceso largo. Puede comenzar a temperaturas más bajas (ej. 15°C) para una fermentación lenta y controlada, y luego permitir que aumente gradualmente (hasta 25-30°C) para favorecer la actividad de levaduras y BAL. Algunos procesos incluyen etapas de maduración a temperaturas variables.
pH:
Chucrut y Encurtidos Lácticos: El pH inicial del vegetal (alrededor de 6.0) desciende progresivamente debido a la producción de ácido láctico (y otros ácidos). El pH final suele estar en el rango de 3.2 a 3.8, lo que asegura la conservación.
Salsa de Soja: Durante la etapa Koji, el pH puede variar. En la etapa de Moromi, la actividad de BAL (como Pediococcus halophilus o Tetragenococcus halophilus) produce ácido láctico, bajando el pH a alrededor de 4.7-5.0, lo cual es óptimo para la actividad de las levaduras y enzimas.
Concentración de Sal: Como se detalló, es un parámetro crítico que se fija según el producto.
Tiempo:
Chucrut: Desde 1 semana (producto joven, menos ácido) hasta 4-6 semanas o más (producto más ácido y complejo).
Pepinos Encurtidos (fermentados): Varios días a algunas semanas.
Koji (Salsa de Soja): Típicamente 48-72 horas.
Moromi (Salsa de Soja): Desde 6 meses hasta 2-3 años o incluso más para salsas de muy alta calidad, permitiendo una maduración enzimática y química compleja.
Anaerobiosis (para fermentaciones lácticas):
En la producción de chucrut y pepinos encurtidos, es crucial mantener condiciones anaeróbicas una vez iniciada la fermentación. Esto se logra sumergiendo completamente los vegetales en la salmuera que ellos mismos generan o que se añade. El CO₂ producido por las BAL heterofermentativas ayuda a purgar el oxígeno. La anaerobiosis previene el crecimiento de mohos, levaduras oxidativas y bacterias aerobias indeseables.
Aerobiosis (para la etapa Koji):
Aspergillus oryzae/sojae es un moho aerobio estricto. Necesita oxígeno para crecer en la superficie de los granos de soja/trigo y para la esporulación. Se controla la aireación y la humedad del sustrato.
Agitación/Mezcla:
Koji: Puede requerir mezcla o volteo para asegurar un crecimiento homogéneo, disipar calor y facilitar el intercambio de gases.
Moromi: Se agita periódicamente (ej. una vez al día o cada pocos días) para homogeneizar la temperatura, distribuir los microorganismos y los productos de la hidrólisis enzimática, y facilitar la liberación de CO₂.
Monitoreo: Temperatura (del ambiente y del producto), pH, acidez titulable (expresada como % de ácido láctico), concentración de sal (con salinómetro o refractómetro). En salsa de soja, también se monitorea el crecimiento del Koji (aspecto, olor, temperatura, actividad enzimática) y la evolución del moromi (densidad, contenido de alcohol, nitrógeno amino).
Calidad de Materia Prima: Inspección rigurosa.
Higiene de Equipos e Instalaciones: Para prevenir contaminación cruzada.
PCCs Específicos:
Chucrut/Pepinos: Correcta concentración de sal, mantenimiento de la anaerobiosis, velocidad y grado de acidificación.
Salsa de Soja:
Koji: Crecimiento adecuado y esporulación del Aspergillus sin sobrecalentamiento ni contaminación por otros mohos; alta producción enzimática. Asegurar que las cepas no sean productoras de micotoxinas.
Moromi: Control de la temperatura, agitación adecuada, prevención de contaminación (ej. por levaduras formadoras de película o bacterias putrefactivas si la salinidad baja o el pH sube).
Sabor y Aroma:
Chucrut/Pepinos: Perfil dominado por el ácido láctico (ácido, limpio), con notas de ácido acético, etanol, diacetilo (aroma a mantequilla en bajas concentraciones), y los aportados por especias.
Salsa de Soja: Extremadamente complejo. Equilibrio de los cinco sabores básicos: umami (ácido glutámico, inosinato, guanilato), salado, dulce (glicerol, algunos azúcares), ácido (láctico, acético, succínico), y ligero amargor (algunos péptidos). Cientos de compuestos aromáticos volátiles (alcoholes como el etanol, 4-etilguayacol; ésteres como el acetato de etilo, lactato de etilo; aldehídos; furanos como el furfural, 4-hidroxi-2,5-dimetil-3(2H)-furanona (HDMF o furaneol – aroma a caramelo/fresa); fenoles; compuestos azufrados). Muchos se forman por reacciones de Maillard y caramelización durante el tostado del trigo, la cocción de la soja, y la maduración del moromi.
Textura:
Chucrut/Pepinos: Idealmente crujiente y firme (chucrut) o turgente (pepinos). Puede variar según el tiempo de fermentación y las condiciones.
Salsa de Soja: Líquido, con cierta viscosidad.
Color:
Chucrut: De verde pálido a amarillento translúcido.
Pepinos: El verde brillante inicial puede volverse verde oliva.
Salsa de Soja: Marrón oscuro-rojizo brillante y translúcido, debido a las reacciones de Maillard entre aminoácidos y azúcares, y a la caramelización.
Estabilidad y Vida Útil:
Chucrut/Pepinos: pH bajo, presencia de ácido láctico y otros ácidos orgánicos, y a veces sal, son los principales factores conservantes. Productos no pasteurizados deben refrigerarse.
Salsa de Soja: Muy estable debido a la alta concentración de sal, presencia de alcohol y pH ácido. Larga vida útil incluso a temperatura ambiente.
Seguridad Alimentaria: La rápida acidificación en fermentaciones lácticas es una barrera clave contra patógenos. En la producción de Koji, el uso de cepas de Aspergillus certificadas como no productoras de micotoxinas y el control del proceso son cruciales. La alta salinidad en el moromi también es una barrera importante.
Propiedades Nutricionales/Funcionales:
Probióticos: Los productos vegetales fermentados no pasteurizados (chucrut, kimchi, algunos encurtidos) pueden ser una fuente de BAL vivas.
Vitaminas: Puede haber síntesis de algunas vitaminas (ej. grupo B, vitamina K) por los microorganismos.
Mejora de la Digestibilidad y Biodisponibilidad de Nutrientes: La fermentación puede reducir antinutrientes (ej. fitatos, oxalatos) y degradar macromoléculas complejas.
Compuestos Bioactivos: Formación de péptidos bioactivos, compuestos fenólicos modificados con potencial antioxidante.
PRODUCTOS FARINÁCEOS FERMENTADOS
Los productos farináceos, que incluyen una vasta gama como panes, pastas, galletas y diversos artículos de repostería, tienen como base fundamental la harina, predominantemente de trigo, aunque también de otros cereales. Las características de esta harina, en particular su contenido y calidad de proteínas (formadoras de gluten en el caso del trigo) y almidón, dictan en gran medida las propiedades reológicas de la masa o batido y la textura final del producto. El entendimiento de cómo estos componentes interactúan y se modifican durante el procesamiento es clave para la calidad.
El mezclado o amasado es una etapa crítica universal en la elaboración de productos farináceos, aunque sus objetivos y intensidad varían significativamente. Su función primordial es lograr la homogenización de los ingredientes y la correcta hidratación de la harina. En productos como el pan y las pastas, un amasado adecuado es crucial para desarrollar la red de gluten, confiriendo fuerza, elasticidad y extensibilidad a la masa. Por el contrario, en galletas o ciertos productos de repostería, el mezclado suele ser más suave y breve para limitar la formación de gluten y así obtener texturas más tiernas, cortas o quebradizas.
El gluten, formado principalmente por las proteínas gliadina y glutenina de la harina de trigo al hidratarse y ser trabajadas mecánicamente, es el principal responsable de la estructura y viscoelasticidad en muchos productos farináceos. En panes, una red de gluten bien desarrollada es esencial para atrapar los gases de la fermentación, permitiendo que la masa suba y proporcionando una miga alveolada y elástica. En las pastas, un gluten fuerte es vital para la firmeza "al dente" y para que mantengan su forma durante la cocción. Sin embargo, en productos como galletas y muchos pasteles, un desarrollo excesivo de gluten es indeseable, buscándose controlarlo para obtener texturas más suaves y delicadas. La calidad y cantidad del gluten en la harina, y cómo se gestiona su desarrollo, son, por tanto, determinantes.
Las enzimas, ya sean las presentes naturalmente en la harina (nativas) o, de forma creciente, enzimas industriales añadidas como coadyuvantes tecnológicos, juegan un papel vital en la modificación de los componentes de la harina en toda la gama de productos farináceos. Estas enzimas industriales, comúnmente producidas mediante fermentación controlada de microorganismos (a menudo seleccionados o mejorados genéticamente para una producción eficiente y específica), ofrecen alta actividad y pureza. Las amilasas (α y β-amilasa), tanto nativas como industriales, degradan el almidón, afectando la disponibilidad de azúcares (relevante para la fermentación en panes o el color en productos horneados) y la viscosidad de masas y batidos. Las proteasas, también de origen nativo o industrial, pueden modificar las proteínas del gluten, influyendo en la extensibilidad, la tenacidad de la masa o la textura final del producto (por ejemplo, en galletas o masas para crackers). En la industria farinácea moderna, se utiliza una amplia gama de estas enzimas industriales (como amilasas fúngicas, proteasas, xilanasas, lipasas, glucosa oxidasas, entre otras) para optimizar procesos, mejorar la maquinabilidad, la vida útil, el volumen y las características sensoriales de una extensa variedad de productos.
El aumento de volumen, o leudado, es característico de muchos productos farináceos, pero se logra por diferentes vías. La fermentación biológica, protagonizada por levaduras (Saccharomyces cerevisiae) y, en algunos casos (como panes de masa madre o ciertos productos fermentados), bacterias lácticas y acéticas, es fundamental en la panificación. Este proceso produce dióxido de carbono (CO₂) para el levado, además de etanol y una compleja gama de compuestos que desarrollan el sabor y aroma característicos. En otros productos, como muchas galletas y pasteles, el leudado se consigue principalmente mediante agentes químicos (polvo de hornear, bicarbonato de sodio) que liberan CO₂ por reacciones químicas inducidas por el calor o la humedad, o por medios físicos como la incorporación de aire durante el batido intenso (caso de algunos bizcochos). Productos como las pastas, en general, no son leudados.
Independientemente del producto farináceo específico, el control preciso de las variables del proceso es determinante para la calidad final. La calidad intrínseca de la harina, la correcta hidratación, la temperatura (de los ingredientes, de la masa/batido, del ambiente, del horneado), los tiempos de reposo o proceso, la intensidad y duración del mezclado/amasado, y la formulación (tipo y cantidad de levadura/leudante químico, sal, azúcar, grasas, etc.) son factores críticos. La interacción de estas variables debe ser cuidadosamente manejada por el productor para obtener consistentemente las características deseadas en textura, sabor, apariencia y vida útil del producto final, ya sea este un pan artesanal, una pasta industrial, una galleta delicada o un producto de repostería.