Navegación Astronómica básica usando las tablas H.O. 249
por David Monrós
por David Monrós
Existen una buena variedad de métodos para posicionarse en alta mar usando referencias astronómicas.
Antes de la llegada de los sistemas electrónicos de ayuda a la navegación, muchos institutos y oficinas hidrográficas desarrollaron métodos tabulados para la navegación en general y la navegación astronómica.
Durante siglos y hasta la última década del Siglo XX, el uso de las tablas rápidas, o tablas náuticas, era una buena forma de resolver los complejos cálculos matemáticos de la estima o las observaciones de astros para conocer la posición en alta mar.
Las tablas más importantes para la navegación astronómica empleadas en los últimos tiempos han sido:
Tablas Rápidas, de Moreu Curbera y Martinez Jimenez.
Tablas para la Navegación Astronómica, de Fernandez de la Puente.
Tablas de líneas de posición de altura, de García-Frías.
Tabla 60 para el cálculo de Altura estimada del Astro y Distancia Ortodrómica, de Ignacio Barbudo.
Sight Reduction Tables, de la Hidrographic Office de Estados Unidos, las conocidas como tablas H.O. 249.
En este artículo se condensa la teoría y práctica del posicionamiento astronómico usando dichas tablas para la navegación aérea, la publicación 249, que se pueden encontrar en la Internet y en este mismo sitio web, partiendo de la base de que el lector no posee conocimientos para realizar un posicionamiento utilizando los métodos de la navegación astronómica.
PREMISAS
Generalmente, la navegación astronómica parte de tres conceptos básicos:
1. La situación o posición en la que se estima estar. En la práctica puede ser cualquier sitio, literalmente, y, en base a ese supuesto, calcular qué es lo que se debería ver en el firmamento, las alturas estimadas de los cuerpos celestes.
2. Acto seguido, medir lo que realmente se ve en el firmamento, es decir, las alturas verdaderas de dichos cuerpos celestes.
3. En último lugar, calcular la diferencia que hay entre los dos tipos de mediciones y hacer lo propio para encontrar nuestra posición, la posición observada.
Para medir los astros se utiliza un instrumento que permite obtener un dato práctico, en este caso y tratándose de pequeños puntos en el cielo, se usan los ángulos, el arco que hay entre el horizonte y el astro, lo que se llama la altura del astro.
El problema de hacer una medición con ángulos es que ese resultado lo obtendremos en todo un círculo de posiciones en la superficie de la Tierra (Circle of Constant Altitude) que tienen como centro la proyección geográfica del astro observado.
Los más avispados seguramente deducirán que, tomando otra medición a otro astro visible, crearemos otro círculo que hará intersección con el primero y, en consecuencia, determinará la posición sobre la esfera terrestre. Pues sí, pero no.
El pues sí: Con la computación moderna es posible deducir una posición con solo un par de mediciones (mejor tres, para descartar la otra intersección y afinar la medición) y, de hecho, hay una gran variedad de programas basados en este principio.
Por otro lado, si está pensando en dibujar dichos círculos en un mapa, hay que decir que son enormes, tan grandes que hacen inútil usar una carta náutica por dos razones:
1. No existen cartas náuticas tan grandes con la proyección adecuada. En la proyección Mercator, por ejemplo, un círculo tan grande no sería un círculo.
2. Si por alguna razón las hubiere y, por lo tanto, pudiere dibujar los círculos de posición, el más mínimo error de ejecución supondría una gran distancia y, en consecuencia, darnos una mala, o muy mala, aproximación a la posición observada.
El pero no: Este método trata de no usar computación avanzada, de ahí las tablas, con todos los cálculos tabulados ordenadamente para que solo tengamos que, como mucho, sumar o restar. Además, se utiliza el sistema de rectas de altura, es decir, si llevamos al detalle la intersección de estos dos círculos, veremos que los segmentos de cada círculo se pueden representar como una recta, lo que se denomina la recta de altura del astro. Esta abstracción nos permitirá hacer una aproximación teórica, práctica y sencilla, para encontrar una forma de usar todas las mediciones y calcular una buena aproximación a la posición observada.
He leído en demasiadas ocasiones que 10' o 20' (millas náuticas, unos 19 o 37 Km) de incertidumbre es un error demasiado grande para el posicionamiento astronómico. Nada más lejos de la realidad, todo depende de la medición. Si usamos un astrolabio, es un milagro conseguir esta aproximación. Si usamos un sextante con la querida de mal humor desde un velero de 44 pies (algo más de 13 m de eslora), también. La pericia es práctica, y la práctica es imprescindible para empezar a hablar de precisión. Todo el ingenio humano referido a este tipo de posicionamiento siempre depende de una buena medición.
En la navegación astronómica lo importante siempre ha sido llegar a una costa conocida, la recalada, para, posteriormente, practicar la navegación costera y llegar a buen puerto. Por lo tanto, la precisión de las posiciones en la carta, sin usar sistemas electrónicos de referencia, siempre estará sujeta a un juicio personal que le otorgará el grado de fiabilidad suficiente para dicha recalada.
Con un goniómetro marino, el sextante, la escala de medición nos puede llevar a un posicionamiento con una precisión máxima teórica de 1 milla náutica de incertidumbre. Las tablas rápidas, pese a ser un tabulado computacional avanzado, también hacen un resumen del cálculo por tramos de 1 minuto de arco y la publicación 249 es de las más sencillas que hay, pero el resultado final está sujeto a varios factores que se intentarán exponer a continuación.
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