Del calendario lunar al segundo atómico
por David Monrós
por David Monrós
Los primeros seres humanos solamente sabían que la noche sigue al día, que las épocas frías y calurosas se alternan y que la Luna se asoma o desaparece. Tardaron mucho en descubrir que existe una periodicidad y regularidad de estos fenómenos naturales, pese a que influyen profundamente en el desarrollo de la vida diaria.
A medida que evolucionaba nuestra mente, lo hacía también nuestra forma de pensar, de anticiparnos a los acontecimientos que sabíamos que estaban por venir. Al principio de forma cíclica, porque descubrimos los patrones naturales del clima y los movimientos de los astros en el firmamento, pero a medida que desarrollamos herramientas cada vez más sofisticadas y empezamos a dominar los secretos de la naturaleza en beneficio propio, aprendimos a pensar en tiempo futuro.
Nuestra forma de medir el tiempo y entenderlo de forma lineal y no cíclica, supuso un cambio paulatino en la aparición del hombre moderno, que hizo colapsar la forma de entender la vida de muchas civilizaciones antiguas y fue fundamental para el desarrollo de Occidente y lo que conocemos como modernidad.
Nuestra mente tiene la particularidad de reconocer regularidades en el caos y actuar en consecuencia. No responde a un patrón de supervivencia clásico, de hecho, es la única especie animal de la tierra capaz de realizar actos premeditados, ordenando ideas para llegar a conclusiones gracias, también, a una percepción abstracta del espacio y el tiempo.
En este artículo se hace un breve recorrido por la historia del tiempo como magnitud, los problemas que han ido surgiendo al medirlo y cómo los estamos solucionando en la era de los sistemas electrónicos de posicionamiento, donde las diferencias en el cómputo del valor de un segundo son fundamentales para determinar nuestra situación geográfica al instante .
DEFINICIONES:
Calendario lunar: el calendario lunar es la forma de calcular los años según los de la luna. En el calendario lunar, cada lunación corresponde a un mes lunar, es decir, a cada período comprendido entre dos momentos en que la luna se halla exactamente en la misma fase (sea esta creciente o menguante) se le llama «mes lunar». Cada mes lunar corresponde a 29,53 días solares.
El «mes lunar» siempre fue utilizado por los seres humanos para calcular ciertas regularidades en la Naturaleza, como el ciclo sexual de las mujeres o las mareas. El comienzo del mes lunar es un punto arbitrario que varía según la cultura: por ejemplo, el calendario chino considera a la luna nueva (el primer día en que la luna no se ve en el cielo) como el comienzo del mes, mientras que otros calendarios lunares toman como primer día del mes a la primera luna creciente.
Calendario Juliano: El nuevo calendario se implantó en el año 46 a. C. con el nombre de «Julius» y mucho después de «Juliano», en honor a Julio César. Únicamente en ese año, se contaron 445 días, en vez de los 365 normales, para corregir los desfases del calendario anterior, y fue denominado «el último año de la confusión». Para ello, se agregaron dos meses Merkedinus, entre noviembre y diciembre, uno de 33 días y otro de 34, además del mes intercalado en febrero.
El calendario juliano consideraba que el año trópico estaba constituido por 365,25 días, mientras que la cifra correcta es de 365,242189, es decir, 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos. Esos más de 11 minutos agregados a cada año, significan un día adicional cada 128 años.
Calendario Gregoriano: El calendario gregoriano es un calendario originario de Europa, actualmente utilizado de manera oficial en casi todo el mundo, denominado así por ser su promotor el Papa Gregorio XIII, quien promulgó su uso por medio de la bula Inter Gravissimas. A partir de 1582, sustituyó gradualmente en distintos países al calendario juliano, utilizado desde que Julio César lo instaurara en el año 46 a. C. El calendario juliano era, seguramente, el calendario egipcio, el primer calendario solar conocido que estableció la duración del año en 365,25 días.
La reforma gregoriana nace de la necesidad de llevar a la práctica uno de los acuerdos del Concilio de Trento: ajustar el calendario para eliminar el desfase producido desde el primer Concilio de Nicea, celebrado en el año 325, en el que se había fijado el momento astral en que debía celebrarse la Pascua y, en relación con esta, las demás fiestas religiosas móviles. Lo que importaba, pues, era la regularidad del calendario litúrgico, para lo cual era preciso introducir determinadas correcciones en el civil. En el fondo, se trataba de adecuar el calendario civil al año trópico.
Se denomina año trópico o año tropical al tiempo preciso para aumentar la longitud media del Sol en 360 grados sobre la eclíptica; es decir, en completar una vuelta. Su duración es de 365,242189 días de tiempo solar medio (365 días 5 h 48 m 46 s).
Se denomina «día» al lapso que tarda la Tierra desde que el Sol está en el punto más alto sobre el horizonte hasta que vuelve a estarlo. Se trata de una forma de medir el tiempo aunque el desarrollo de la Astronomía ha mostrado que, dependiendo de la referencia que se use para medir un giro, se trata de tiempo solar o de tiempo sidéreo. El primero toma como referencia al Sol y el segundo toma como referencia a las estrellas.
El día solar medio es un promedio del día solar verdadero, y se corresponde con el tiempo civil. Equivale a 86 400 segundos, unidad que actualmente se define a partir de propiedades atómicas muy precisas, lo cual permite medir las diferencias con el día solar verdadero (el lapso que tarda la Tierra desde que el Sol está en el punto más alto sobre el horizonte hasta que vuelve a estarlo).
El tiempo solar medio es el tiempo medido sobre la referencia del día solar medio. Este consiste en el lapso existente entre el paso consecutivo del Sol medio por el meridiano superior del lugar, siendo un promedio del día solar verdadero, y se corresponde con el tiempo civil. Se trata fundamentalmente de un tiempo local, ya que depende de la observación del paso consecutivo del Sol medio por el meridiano de cada lugar. Este fenómeno hace ver que depende fundamentalmente de la Longitud del lugar de observación (todos los sitios con la misma Longitud, con independencia de la latitud en la que se encuentren, poseen el mismo tiempo solar medio).
EqT: Ecuación del tiempo. La ecuación de tiempo es la diferencia entre el tiempo solar medio (medido generalmente por un reloj o un cronómetro) y el tiempo solar aparente (el tiempo medido por un reloj de sol). Esta diferencia varía a lo largo del año y alcanza una mayor diferencia a principios de noviembre, cuando el tiempo solar medio está a más de 16 minutos por detrás del tiempo solar aparente (en concreto a 16 minutos 33 segundos cerca del 3 de noviembre) y a mediados de febrero, cuando el tiempo solar medio va más de 14 minutos por delante del aparente.
GMT: Tiempo Medio de Greenwich, en inglés Greenwich Mean Time, el estándar de tiempo que originalmente se refería al tiempo solar medio en el Real Observatorio de Greenwich, lugar elegido en 1884 por la Conferencia Internacional del Meridiano como el primer meridiano.
UT: Tiempo universal. UT fue introducido en 1928, reemplazando al GMT. La razón principal para ello fue que el GMT estaba basado en la medición de la posición del Sol y, debido a los diferentes movimientos inherentes de la Tierra, surgen varios problemas asociados a la medición precisa de su posición.
En cambio, el UT se basaba en la medición de la posición de referencias astronómicas diferentes al Sol, lo que conlleva mayor precisión pero sigue siendo una escala de tiempo no uniforme, pues en el fondo se basa en la medición del período de rotación del planeta y éste presenta anomalías por motivos de distinta índole.
Actualmente el UT tiene varias definiciones con diferencias no superiores a 0,03 s.
UTC: Tiempo Universal Coordinado (UTC es una transigencia entre la versión en inglés, Coordinated Universal Time, y la versión en francés, Temps Universel Coordonné), es el estándar de tiempo actual basado en referencias no astronómicas.
Para el UTC se consultan periódicamente los diferentes relojes atómicos desperdigados por el planeta y se hace una media de los distintos resultados para, posteriormente, ajustar la hora de referencia mundial con respecto al Tiempo Universal (UT).
NOTAS:
En este artículo se hacen los enlaces a los artículos de la Wikipedia en español. En la medida de lo posible, se recomienda consultar el artículo correspondiente en la Wikipedia en inglés, puesto que, en general y en lo que respecta a los conceptos de magnitud, la documentación de referencia es mucho más fiable y las definiciones más precisas.
El tiempo UTC se define de muchas formas en la Internet, la mayoría son simplificaciones para no alargar la explicación pero, como se puede deducir, UTC es un sistema que armoniza varios sistemas resumidos en dos vertientes: por un lado el tiempo TAI y por otro el tiempo UT propiamente dicho.
En la forma abreviada, la nomenclatura de este artículo es: Año-Mes-Día y Hora:Minuto h en formato 24 horas.
El primer paso para la constitución de un calendario se dio cuando los seres humanos comprendieron que la Luna aparece, crece y mengua de forma periódica y regular. Ajustaron así su medida del tiempo al ritmo lunar, y apareció el mes, basado en las variaciones de forma de la Luna.
Durante miles de años, la Luna rigió el tiempo. Los astrónomos observaron que su ciclo se repite cada veintinueve días y medio, y fijaron así la duración de los meses. Luego, al ver que el ritmo de la naturaleza se repite y que las plantas crecen, florecen, maduran y mueren periódicamente, determinaron ampliar su medida del tiempo uniendo doce meses lunares en un año.
Los antiguos griegos y romanos aún utilizaban el año lunar para calcular el tiempo. Doce meses lunares sumaban 354 días, once menos que actualmente. Faltaban todavía muchos siglos para que los hombres averiguaran la duración exacta de un año tal como lo calculamos hoy, es decir, el tiempo que tarda la Tierra en recorrer la órbita alrededor del Sol. Por lo que, entonces, era preciso añadir 45 días adicionales cada cuatro años para evitar que el ciclo de las estaciones no se desfasara del de los meses.
En el Imperio Romano, las personas encargadas de hacer la división del tiempo aprovecharon estos períodos de ajustes de acuerdo a sus intereses, hasta que se produjo una total confusión, pues cada provincia se regía por las conveniencias de sus gobernantes. Así fueron las cosas hasta el año 46 a.C., en que Julio César ordenó que ese año alcanzara nada menos que 445 días para recuperar todas las diferencias y errores acumulados y, a partir de entonces, se impuso un calendario que estuvo en vigor en Europa hasta 1582.
El calendario Juliano, llamado así en honor de Julio César, tenía 365 días a los que se le añadía un día cada cuatro años. Este día se intercalaba a finales de febrero, el último mes del año por aquel entonces, entre el sexto y el quinto día antes de las calendas de marzo, por lo que se le llamó bisexto día anterior a dichas calendas.
En 1582, los astrónomos decidieron corregir el calendario Juliano, ya que tampoco correspondía exactamente al tiempo que emplea la Tierra en dar la vuelta al Sol. En los dieciséis siglos que se llevaba empleando esta medición del tiempo, se había acumulado un error que sumaba ya diez días.
El Papa Gregorio XIII aplicó la última corrección para dar la forma definitiva al calendario que usamos hoy: al 4 de octubre de 1582, siguió el 15 de octubre, en lugar del cinco, de forma que avanzó el año en los diez días de retraso acumulados desde la promulgación del calendario Juliano.
En términos astronómicos, el calendario juliano se adelanta con respecto al año trópico aproximadamente un día cada 128 años, lo que equivale a 11 minutos 14 segundos de exceso por año. Para el calendario gregoriano, la cifra es de un día cada 3 324 años.
La reforma Gregoriana consistió en eliminar los días bisiestos de cada fin de siglo. Para ello estipuló que los años 1700, 1800 y 1900 fueran de 365 días, a pesar de corresponderles 366. Tan solo el año 1600, el 2000, el 2400 y todos los múltiplos de cuatrocientos, serán bisiestos.
Con todo, todavía queda una diferencia de unos 26 segundos anuales que harán que dentro de unos tres mil años se deba hacer una nueva corrección de un día, pero esto no lo contempla ya el calendario Gregoriano.
Como ya se ha comentado, si observamos el calendario en términos numéricos veremos que la duración de un año trópico es de 365 días, 5 horas, 48 minutos y 46 segundos. Si hubiésemos hecho los segundos, minutos y horas un poco más largos, el año podría tener exactamente 365 días, pero estas unidades están basadas en el día, que es el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta sobre sí misma.
El problema surge cuando nos damos cuenta que, en una revolución completa de la Tierra alrededor del Sol, no cabe un número entero de vueltas sobre sí misma. En general, los períodos de movimientos de los cuerpos celestes no son nunca divisibles entre sí sin dejar un resto. Así, este remanente de tiempo que excede de los 365 días hasta completar un año, debe ser aceptado y corregido, añadiendo un día extra a determinados intervalos.
La reforma Gregoriana tiene un error de un día cada 3 300 años, 24 veces mayor que una solución propuesta por el Sr. E. Hope-Jones en la revista Horological Journal en abril de 1942.
El Sr. Hope-Jones, tras exponer cómo funciona el calendario Gregoriano, que como ya se ha comentado no es una cosa sencilla, ofreció una solución mucho más exacta y simple: partiendo de nuevo del calendario Juliano, en que cada tres años de 365 días interpone uno de 366, lo que genera un error de 44 minutos y 56 segundos cada cuatro años, propone que cada 128 años, un año que le correspondería ser bisiesto no lo fuera.
Hope-Jones lo prueba con las siguientes operaciones: cada 128 años tendríamos 97 años de 365 días y 31 de 366 días, lo cual nos da un total de (97 x 365) + (31 x 366) = 46 751 días. La duración real del año es de 365,2422 días que multiplicado por 128 nos da 46 751,0016. Es decir, el error es de 0,0016 días cada 128 años, o sea, un día cada 80 000 años, lo que no está nada mal si lo comparamos con la reforma Gregoriana actual.
Paralelamente, si no antes, a medida que se fraccionaban las estaciones del año, se empezó también a fraccionar el día, la unidad de tiempo para elaborar el calendario y, a su vez, el tiempo que se destinaba a las actividades humanas con la luz del Sol. Aunque la división del día en 24 horas, así como también el año de 365 días, fuera seguramente establecida por los antiguos egipcios, la percepción acerca del tiempo de la sociedad griega del siglo V a.C. resulta patente de la lectura de varios escritores griegos y romanos de la época que describen, y dan referencias, de instrumentos identificados como los primeros relojes de sol.
El sistema horario de los griegos era temporal, es decir, que la hora se entendía como la doceava parte del arco diurno recorrido por el Sol, pero como tal arco varía durante el año, la hora también varía. Los romanos, a su vez, heredaron este sistema de división del día de los griegos, hecho que seguramente provocó la implantación de un calendario basado en el tiempo solar en vez de un problemático tiempo lunar.
Exceptuando el medievo, la técnica de medición de las horas fue evolucionando gracias al auge de la astronomía árabe hasta llegar al Renacimiento, donde se empezaron a construir los primeros relojes mecánicos que no dependían de una referencia astral directa como la del Sol, por lo que y más importante, paulatinamente se pasa de usar la medición basada en el tiempo solar aparente a la que está basada en el tiempo solar medio, este último relacionado directamente con la Longitud terrestre.
Dado que la Tierra gira a una velocidad constante de 360° por día y que los nuevos mecanismos para medirlo lo dividen en 24 horas de 60 minutos y 60 segundos por cada minuto, existe una relación directa entre el tiempo y la coordenada geográfica de Longitud, la distancia angular de un paralelo a partir de un meridiano de referencia, a razón de 4 minutos por grado.
Esta circunstancia confluye en la conferencia Internacional del Meridiano de 1884, donde, fruto de la necesidad de crear un sistema universal sincronizado para el tiempo y la posición, se acuerda determinar un meridiano (de los muchos usados hasta ese día) como Longitud cero común, lo que permite establecer si estamos al Este o al Oeste y crear un estándar de tiempo de referencia en todo el mundo, el meridiano de Greenwich y la hora GMT (ahora UTC).
Además se propuso la creación de 24 husos horarios (1 hora de tiempo son 15º de arco de un paralelo de Longitud). Puesto que la Tierra gira de Oeste a Este, al pasar de un huso horario a otro en dirección Este, hay que sumar una hora. Por el contrario, al pasar de Este a Oeste hay que restar una hora. Este sistema permitió determinar la línea internacional de cambio de fecha (el anti meridiano de Greenwich) y que los distintos países, a medida que fueron adoptando esta convención, pudieran establecer sus respectivas zonas horarias acorde con sus necesidades (la hora oficial o legal).
La hora GMT se basa en la posición media del Sol y fue definida por primera vez a partir del mediodía de Greenwich, pero el 1 de enero de 1925 se adoptó la convención de que la jornada comenzase a la media noche, atrasando aquel día 12 horas y desde entonces el GMT se sigue definiendo a partir de la medianoche de Greenwich.
Al mismo tiempo (nunca mejor dicho), la determinación de la medida del tiempo se fue perfeccionando gracias a que se iban mejorando las máquinas y las técnicas para hacerlo. El Tiempo Universal fue introducido en 1928, reemplazando al GMT, debido a que se detectaron diferentes movimientos inherentes de la Tierra que provocaban varios problemas asociados a la medición precisa de su posición con respecto al Sol.
En aquel entonces, la escala del tiempo se ligaba al período de rotación de la Tierra, que se suponía uniforme, y donde el segundo estaba definido como 1/86 400 del día solar medio. El Tiempo Universal se basa en la medición de la posición de referencias astronómicas diferentes al Sol, lo que conlleva mayor precisión, pero seguía siendo una escala de tiempo no uniforme, pues en el fondo se basa en la medición del período de rotación del planeta y éste presenta anomalías.
La rotación de la Tierra no es uniforme por múltiples causas (las fuerzas de las mareas, terremotos, las interacciones gravitatorias con el Sol y la Luna, etc.). Para resolver este problema se definió, por un lado, el Tiempo de Efemérides, que se basa en el movimiento orbital de la Tierra alrededor del Sol más que en la rotación de la Tierra sobre su eje. Por otro, con la invención del reloj atómico en 1948, se hizo posible medir el tiempo de manera más precisa e independiente de los movimientos de la Tierra, a través del conteo de las transiciones del átomo de cesio 133, con lo que los físicos asumieron el trabajo de medir el tiempo que hacían los astrónomos.
En resumen, la unidad del segundo es fruto de la duración de un día, un promedio de la rotación de la Tierra que, en un principio, fue respecto al Sol, el tiempo GMT; posteriormente respecto a las estrellas, el tiempo UT y, en la actualidad, respecto a un elemento radioactivo, el tiempo atómico ponderado para UTC.
Con todo, surge una serie de problemas en diversos aspectos de la vida no civil. El tiempo solar medio está hasta más de 16 minutos por detrás del tiempo solar aparente al acercarse al 3 de noviembre y, a mediados de febrero, el tiempo solar medio va más de 14 minutos por delante del aparente.
El tiempo solar medio (el que muestra un reloj o cronómetro) y el tiempo solar aparente (el que nos muestra un reloj de Sol y que podemos ir tabulando observando el Sol desde un determinado lugar como, por ejemplo, en Greenwich) sólo son iguales en cuatro instantes del año, que en nuestra época son el 15 de abril, el 14 de junio, el 1 de septiembre y el 25 de diciembre (y que, además, son cercanos a las fechas de los equinoccios y los solsticios).
El origen de esta circunstancia se deriva de la distinta velocidad del movimiento de traslación terrestre alrededor del Sol. La órbita terrestre, que se denomina eclíptica porque en ella es donde se producen los eclipses, no es circular sino elíptica (de elipse, no eclipse), ocupando el Sol uno de los focos de la elipse. De acuerdo con las leyes formuladas por Johannes Kepler sobre los movimientos de traslación, tiempos iguales barren espacios iguales, la Tierra disminuye la velocidad de traslación cuando se encuentra más alejada del Sol porque la atracción del mismo es menor y la acelera al acercarse.
Así pues, el movimiento de traslación terrestre es un movimiento uniformemente variado que dificulta encontrar un sistema práctico de medición del tiempo diario en consonancia con la posición del Sol al mediodía. Por eso hemos establecido un tiempo medio regular de 24 horas al día en lugar de estar ajustando constantemente el cronómetro o el reloj para los diferentes momentos de traslación como lo hacían los griegos con el reloj de sol y su medida temporal de la hora.
Por lo que, cuando calculamos la diferencia horaria con el mediodía del meridiano de Greenwich, el paso del Sol verdadero por el meridiano superior del lugar, tendremos que aplicar una corrección a este fenómeno mediante una ecuación, la del tiempo, que es una consecuencia directa a la manera que hemos establecido para medir el tiempo.
Por otro lado, ante todo este avance científico para medir el tiempo con precisión, vemos que la Tierra nos depara lentas sorpresas, puesto que el día, como tal, cada vez es más largo debido a que la velocidad de rotación de la Tierra es cada vez más lenta además de ser variable, por lo que esa precisión tan exacta debe ser constantemente revisada y ajustada a lo que realmente origina la necesidad de medir el tiempo, es decir, nuestra vida en la Tierra.
En el Sistema Internacional de Unidades el segundo, que se mide por los estándares de tiempo atómico, ha sido definido de tal modo que su duración coincida con el segundo nominal de 1/86 400 de un día solar medio de entre 1750 y 1890. Desde esa fecha, la duración del día solar ha ido creciendo lentamente. Por tanto, el tiempo calculado por la rotación de la Tierra ha estado acumulando un desfase con respecto a los estándares de tiempo atómico actuales.
La civilización en general necesita un sistema de tiempo estable y que funcione sin problemas. Pero la humanidad también está ligada al ciclo natural del día, es decir, al movimiento del Sol, aunque sea variable.
Parte de la solución a los problemas de medir el tiempo con exactitud ha sido redefinir la unidad de tiempo básica, el segundo. Un segundo ya no es exactamente 1/86 400 de un día solar medio. Desde 1967, el segundo se ha definido como cuánto tardan los átomos de cesio-133 en emitir 9 192 631 770 ciclos de cierta radiación de microondas en un reloj atómico.
Como el segundo ya no se define astronómicamente, la Tierra puede girar a su antojo sin alterar los relojes del mundo. Pero hay un precio a pagar. Un día ya no tiene 24 horas. En la actualidad hay alrededor de 24,0000003 horas en un día normal.
Para mantener nuestros relojes sincronizados con el giro de la Tierra, se inserta un segundo intercalar en el Tiempo Universal cuando se considera necesario, aproximadamente una vez al año de promedio. Se puede agregar un segundo intercalar al final del 30 de junio o el 31 de diciembre UT, dando al último minuto del día elegido 61 segundos.
El resultado es el Tiempo Universal Coordinado o UTC, el sistema por el cual se configuran todos los relojes del mundo. UTC es la base para todas las transmisiones de radio con señal de tiempo entre otros muchos servicios. A veces se denomina hora mundial, hora Z o Zulú y también Tiempo Medio de Greenwich (GMT). Pero las predicciones de los almanaques dadas en UT (en los náuticos GMT/UT), en realidad se encuentran en el sistema UT1, la forma principal de tiempo universal basado, al principio, en observaciones astronómicas y que siempre está dentro de 0,9 segundos de UTC.
Tiempos modernos:
TAI Temps Atomique International
Promedio ponderado del tiempo mantenido por aproximadamente 200 relojes atómicos en más de 50 laboratorios nacionales en todo el mundo.
TAI-UT1 fue aproximadamente 0 el 1 de enero de 1958.
UTC Coordinated Universal Time - Temps Universel Coordonné
Introducido en 1972, se diferencia de TAI por una cantidad entera de segundos. Cuando es necesario, se introducen segundos intercalares para mantener la diferencia entre UTC y UT inferior a 0,9 s.
Anteriormente determinado por observaciones astronómicas, pero hoy se utilizan satélites GPS en su lugar. Esta escala de tiempo es ligeramente irregular. Hay diferentes definiciones de UT, pero la diferencia entre ellas es siempre menos de unos 0,03 s.
UT0: UT sin corregir, derivado de las observaciones del círculo meridiano o por métodos más modernos que emplean satélites GPS.
UT1: UT0 corregido por el deslizamiento polar. Generalmente, se usa como sinónimo de UT.
UT2: Hoy obsoleto, es UT1 corregido por variaciones estacionales en la velocidad de rotación de la Tierra, sumando:
+ 0,022 * sin (2 * pi * t) - 0,017 * cos (2 * pi * t) - 0,007 * sin (4 * pi * t) + 0,006 * cos (4 * pi * t) segundos a UT1, donde t es la fracción del año (cero a 1 de enero).
Utilizado entre 1960 y 1983, fue reemplazado por TDT y TDB en 1984. Para la mayoría de propósitos, ET hasta 1981-12-31 y TDT desde 1984-01-01, se pueden considerar como una escala de tiempo continua.
TDT Terrestrial Dynamical Time
Utilizado entre 1984 y 2000 como una escala de tiempo de efemérides desde la superficie de la Tierra. TDT = TAI + 32,184 s. Reemplazó a ET en 1994, y fue reemplazado a su vez por TT en 2001.
TDB Barycentric Dynamical Time
Utilizado como una escala de tiempo de efemérides referida al baricentro del sistema solar. Difiere de TDT en algunos milisegundos, como mucho.
TDB = TT + 0,001658s * sin (g) + 0,000014s * sin (2 * g)
g = 357.53_d + 0.985 600 28_d * (JD - 245 1545.0)
Con términos de orden superior despreciados y g = anomalía media de la Tierra.
Utilizado originalmente en lugar de TDT o TDB cuando la diferencia entre ellos no importaba. Fue definido en 1991 como consistente con el segundo SI y la Teoría General de la Relatividad. Reemplazó a TDT en las efemérides desde 2001. TT es un ideal teórico, que no depende de ninguna realización práctica. Actualmente, se utiliza TT = TAI + 32,184 s, pero se está estudiando utilizar grupos de púlsares en su lugar, que podrían también identificar defectos en TAI.
TCG Geocentric Coordinate Time
Definido en 1991 junto con TT.
TCB Barycentric Coordinate Time
Definido en 1991 junto con TT.
ET - UT antes de 1984
TDT - UT en el periodo 1984 - 2000
TT - UT desde 2001 en adelante
delta-UT = UT - UTC
Valor predicho de delta-UT, redondeado a 0,1 s, dado en algunas señales de tiempo por radio.
Tiempo GPS = TAI - 19 segundos.
El tiempo del GPS coincidió con UTC de 1980-01-01 a 1981-07-01. No se insertan segundos intercalares en el tiempo del GPS, por lo tanto el tiempo GPS va 13 segundos por delante de UTC el 2000-01-01. La época del GPS es 00:00 h (medianoche) UTC en 1980-01-06.
El Tiempo Medio de Greenwich ahora se usa en el sentido de UTC.