Un KPI, sigla que proviene de la frase en inglés key performance indicator (indicador clave de rendimiento), es una métrica cuantitativa que muestra cómo tu equipo o empresa progresa hacia tus objetivos empresariales más importantes.
Las empresas usan KPI en varios niveles. Puedes establecer KPI para toda la empresa, específicos del equipo o individuales, dependiendo de las métricas a las que quieres dar seguimiento. Un buen KPI puede darte una idea de si vas por el camino correcto para alcanzar tus objetivos estratégicos.
Un KPI (siglas de Key Performance Indicator), que en castellano podríamos llamar indicador de rendimiento o desempeño es un valor medible que informa si nuestra empresa es eficaz en la consecución de sus objetivos principales. Dentro de una empresa los KPI pueden utilizarse en diferentes áreas o a diferentes niveles para evaluar si se alcanzan o no los objetivos a nivel general de la empresa o en un departamento, un producto o un proceso concreto.
Al final todos estos KPI se recogen y organizan en un cuadro de mandos para aportar una visión amplia de la consecución de los objetivos de la empresa.
Pero medir cualquier cosa no lo convierte en un KPI. Toda empresa debe definir sus KPI’s tras disponer un plan de negocio y tener claros, cuantificados y ajustados sus objetivos empresariales.
Los indicadores clave de desempeño arrojan luz sobre el desempeño de una empresa. Sin KPIs, sería difícil para los líderes de una empresa evaluar eso de manera significativa y luego realizar cambios operativos para abordar los problemas de desempeño. Mantener a los empleados enfocados en las iniciativas y tareas comerciales que son fundamentales para el éxito de la organización también podría ser un desafío sin los KPI designados para reforzar la importancia y el valor de esas actividades.
Podríamos decir que un KPI es valioso si nos empuja a realizar acciones y tomar medidas. El motivo de esta afirmación es porque es habitual utilizar KPI’s genéricos o copiando de otros que luego realmente no reflejan a la propia empresa y su negocio, por lo que no se incentivan a entrar en acción. Hay que considerar los objetivos, los procesos y toda la casuística de cada empresa antes de adoptar un KPI.
Además de esto, un KPI es una poderosa arma de comunicación y por ello debe cumplir las mismas reglas que cualquier otra comunicación, esto es que la información debe ser clara, concisa y relevante para que pueda ser entendida e interiorizada por todo el equipo.
La formulación de estos KPI’s tiene que surgir de la reflexión desde la empresa ¿Cuáles son los objetivos de la empresa? ¿Cómo quiero alcanzarlos? ¿Quién puede ayudar a alcanzarlos?, etc. Este proceso debería involucrar a diferentes niveles del equipo y ser iterativo entre diferentes personas. Con esto se irá determinando una serie de conceptos e ideas que nos permite comprender que procesos pueden medirse y quien debe disponer de esa medición a través de un KPI.
Un método para evaluar un KPI es a través de los criterios SMART (siglas de specific, measurable, attainable, relevant, time-bound). En otras palabras:
¿El objetivo es específico?
¿Puedes medir el progreso hacia el objetivo?
¿Es el objetivo realista y alcanzable?
¿Es relevante el objetivo para la empresa?
¿Puedes hacer un seguimiento en el tiempo del objetivo?