Arthur Rimbaud
Infancia - IV
Soy el santo, rezando sobre la terraza, -como los animales pacíficos pacen hasta el mar de Palestina.
Soy el sabio del sillón oscuro. Las ramas y la lluvia se tiran sobre el ventanal de la biblioteca.
Soy el peatón de la carretera a través de los bosques enanos; el rumor de las esclusas cubre mis pasos. Veo largamente la melancólica colada de oro del poniente.
Sería el niño abandonado sobre el muelle que se fue a alta mar, el pequeño lacayo, siguiendo la alameda y cuya frente toca el cielo.
Ásperos son los senderos. Los montículos se llenan de flores. El aire está inmóvil. ¡Qué lejos están los pájaros y las fuentes! Sólo puede ser el final del mundo, avanzando.