Silvina Ocampo

Epístola a Giorgio de Chirico

Giorgio de Chirico, yo fui su alumna.

Recuerdo el perfil griego y la manzana

y el cielo de París en la ventana

donde soñó el espacio y la columna.


Mientras pintaba yo impetuosamente,

en el silencio, atenta, su mirada,

me asustaba en su cara aprisionada;

Giorgio de Chirico, era usted paciente.


Y recuerdo, en sus cuadros, con un yeso,

pescados cuya sangre no manchaba:

usted para asombrarme la tocaba.

Yo me reí. Perdóneme por eso.


En el ámbito trágico del mar

de sus cuadros, el viento azul se calla,

y en el relámpago se ve en la playa

dos caballos con furia triangular.


Del carro de mudanzas con espejos,

de los muebles que pueblan el desierto,

del ventanal, con sombras, entreabierto,

sobre el místico ardor de los reflejos,


de aquellos habitantes de mi sueño,

de aquellos gladiadores en la arena,

de la niña del arco en la serena

calle patética, es usted el dueño.


Europa está sangrando; así es la guerra

con los follajes de las explosiones

que ha destruido los tiernos corazones,

los hijos, los hogares y la tierra.


Pero el mundo en sus cuadros, admirable,

que buscó el edificio y la moldura

y desdeñó del árbol la dulzura,

permanece en el tiempo, irrevocable.


Las alas del papel, los muros rojos,

la oscura catedral, el cisne triste,

lo que aún no pintó, para mí existe

con imágenes suyas en mis ojos.


El negro, el ocre y el azul -misterio

del aire en sus cuadros- me ha seguido

con fulgor en la vida. Ha prometido

la realidad buscar su cautiverio.


La centáurea es más densa, más abierta;

las estaciones oyen más secretos,

levantando los brazos, altos, quietos;

hay rumores de mar en cada puerta.


Giorgio de Chirico en un sueño arcano

a un muerto habló en las sombras del laurel:

"Oh Piranesi, el bello capitel

conmueve más, sin flores, que un verano.


No invocaré las hojas ni las ramas,

para pintar paisajes duraderos;

no invocaré los hombres verdaderos:

quiero del edificio el muro en llamas,


el hombre como un leño sobre el suelo,

las arañas de sombra estremecida,

la máscara, la espuma definida,

la atormentada formación del cielo".