Silvina Ocampo
Espera

Cruel es la noche y dura cuando aguardo tu vuelta

al acecho de un paso, del ruido de la puerta

que se abre, de la llave que agitas en la mano

cuando espero que llegues y que tardas tanto.

Crueles son en las calles los rumores de coches

que me dan sueño cuando estoy junto a tus ojos.

Cruel es la lluvia suave, furiosa que fascina

las enormes tormentas, las nubes con sus islas

cuando espero que llegues y que el reloj enclava

sus manecillas de oro en el corazón ávido.

Cruel es que todo sea precioso hasta el retorno

de la espera, y el lento padecer del amor.

Cruel es rezar sin tregua la promesa olvidada

de volver a ser buena, de sentir que redime

estar bien preparada sólo para la dicha.

Cruel es la luz, perfecta, de la luna y del alba

el alma de las horas sobre el campo y el mar

y crueles son los libros, la voluptuosa música,

hasta la anomalía de las caras etruscas.

Y es cruel aún después tener que ser humana

no convertirme, al verte, en perro, de alegría.