La economía es una ciencia social que estudia cómo las sociedades producen, distribuyen y consumen bienes y servicios para satisfacer sus necesidades. En este periodo nos aproximaremos a la economía colombiana, entendiendo primero sus bases conceptuales —qué es la economía, cuáles son los sistemas económicos, quiénes participan en ellos como agentes económicos y cómo interactúan los factores de producción, la oferta y la demanda, y el mercado—. Estos elementos fundamentales nos permitirán comprender mejor los indicadores económicos que miden la realidad del país. Sin embargo, la economía no puede analizarse de manera aislada: está profundamente conectada con la historia, la política, la cultura y las decisiones sociales. Por eso, estudiaremos la historia de la economía en Colombia, desde el siglo XIX con su carácter agrario y cafetero, pasando por el siglo XX con la industrialización, las crisis y los procesos de apertura económica, hasta llegar a la economía colombiana actual, marcada por la globalización, las transformaciones digitales y los grandes retos del presente.

A lo largo del periodo reflexionaremos sobre problemas estructurales como el desempleo y el mercado laboral, la desigualdad social, la dependencia de recursos naturales, la inflación y el crecimiento de las economías informales. También discutiremos las perspectivas a futuro, incluyendo la transición energética y la sostenibilidad, la construcción de paz y el desarrollo territorial, la integración comercial, el impacto de la globalización y el papel creciente de la economía digital.

Nuestro propósito no es solo memorizar datos o definiciones, sino clasificar, comparar e interpretar información, utilizar diversas formas de expresión para presentar investigaciones, identificar los factores que han originado nuevas formas de organización económica en el mundo, reconocer el impacto de la globalización y participar en debates críticos. En este camino, aprenderemos a mirar la economía colombiana no como una realidad distante o exclusiva de los expertos, sino como un fenómeno que afecta nuestra vida cotidiana y nuestro futuro como sociedad.

Para pensar...

1. ¿De qué manera los problemas económicos del país, como el desempleo juvenil, la inflación o la desigualdad, se reflejan en tu vida cotidiana, en tu familia o en tu barrio? 

2. Si la economía busca satisfacer las necesidades de la sociedad, ¿qué necesidades consideras que no están siendo atendidas en Colombia y qué consecuencias trae esto para los jóvenes? 

3. ¿Crees que las decisiones económicas del país —como depender de los recursos naturales, firmar tratados de libre comercio o impulsar la economía digital— benefician a todos por igual? ¿Por qué? 

Siglo XXI: Globalización, dependencia minera y persistencia de la desigualdad

Desde comienzos del siglo XXI, la economía colombiana continuó bajo la lógica de la apertura económica y el modelo neoliberal iniciado en los años noventa. El país buscó atraer inversión extranjera y fortalecer el comercio exterior, pero esto acentuó su dependencia de los sectores minero y energético. El petróleo, el carbón y el oro se consolidaron como los principales productos de exportación, desplazando al café y a la industria nacional. Este modelo extractivo permitió un crecimiento temporal cuando los precios internacionales fueron altos, pero también generó vulnerabilidad económica cuando dichos precios cayeron, afectando el empleo, los ingresos fiscales y la estabilidad financiera del país.

En paralelo, el narcotráfico continuó teniendo efectos significativos sobre la economía. Aunque su peso en el PIB es difícil de medir, sus ingresos ilegales han influido en el consumo interno, el lavado de activos y la especulación inmobiliaria, generando una economía paralela que convive con la formal. Esta situación ha contribuido a mantener altos niveles de corrupción, desigualdad y concentración de riqueza, afectando el desarrollo institucional y la confianza en las políticas públicas. A pesar de los avances en educación, tecnología y conectividad, Colombia enfrenta graves problemas estructurales: el desempleo juvenil, la informalidad laboral, las brechas entre el campo y la ciudad y la pobreza rural persistente. Las regiones mineras y agrícolas suelen concentrar menos inversión social y mayores impactos ambientales. En este escenario, el país también ha tenido que afrontar retos ambientales y de sostenibilidad, relacionados con la transición energética, la deforestación y los efectos del cambio climático, así como las consecuencias sociales de la violencia y el desplazamiento forzado. En resumen, el siglo XXI se ha caracterizado por una economía integrada al mercado global pero aún dependiente de materias primas, con un modelo desigual, poco diversificado y ambientalmente frágil. El desafío actual consiste en promover una economía más productiva, innovadora y sostenible, que fortalezca la industria nacional, fomente la ciencia y la tecnología, y reduzca las profundas brechas sociales y regionales.