La Gran Colombia (1819–1831) 

Después de la independencia, Simón Bolívar y otros líderes crearon la Gran Colombia, que unía a Venezuela, Ecuador y la Nueva Granada. La idea era formar una gran república fuerte y unida. Sin embargo, las diferencias entre las regiones, los intereses de los caudillos locales y los problemas económicos hicieron que el proyecto fracasara. En 1831, la Gran Colombia se disolvió. Fue el primer intento de construir un gran Estado en América Latina, pero mostró lo difícil que era mantener la unidad. 

República de la Nueva Granada (1832–1863)

Tras la disolución, surgió la República de la Nueva Granada, formada solo por el territorio que hoy es Colombia y Panamá. En este periodo hubo fuertes discusiones entre centralistas, que querían un gobierno fuerte en Bogotá, y federalistas, que defendían la autonomía de las provincias. Estas peleas políticas provocaron constantes cambios de constituciones y varios conflictos armados. Fue una etapa de búsqueda de identidad nacional y de ensayos de organización del poder, aunque con mucha inestabilidad.

Confederación Granadina (1858–1863)

Este nombre refleja un intento de darle más poder a las provincias, acercándose a un sistema federal. Sin embargo, las disputas entre liberales y conservadores aumentaron, y el país siguió en medio de guerras civiles. Fue el inicio de una organización más descentralizada, aunque sin resolver los problemas de fondo.

Estados Unidos de Colombia (1863–1886)

Con la Constitución de Rionegro (1863), se estableció un sistema federal mucho más radical. Cada estado tenía gran autonomía, incluso con sus propias leyes y ejércitos. Los liberales impulsaron reformas importantes, como la separación de la Iglesia y el Estado, la libertad de prensa y la educación laica. Pero tanta división debilitó al país y generó conflictos continuos. Representó el triunfo del liberalismo y del federalismo, pero también mostró sus límites al no lograr unidad ni estabilidad.

República de Colombia desde 1886

Con la Regeneración, liderada por Rafael Núñez, se aprobó la Constitución de 1886, que puso fin al federalismo y estableció un Estado centralista y más cercano a la Iglesia católica. Este modelo se mantuvo por más de un siglo. Dio estabilidad política frente al desorden anterior, pero reforzó el poder de las élites y mantuvo la exclusión de la mayoría de la población.