ACTIVIDAD 1.
Resume el contenido del texto siguiendo su estructura conceptual y argumental:
ARISTÓTELES: EUDAIMONÍA Y VIRTUD
[El tipo de teoría ética conocido como] teoría de las virtudes se basa en gran medida en la Ética a Nicómaco de Aristóteles ... Quienes defienden teorías de las virtudes se centran el carácter y se interesan por la vida individual como un todo. La pregunta central para quienes defienden teorías de las virtudes es “¿Cómo debo vivir?” La respuesta que dan a esta pregunta es: cultiva las virtudes. Sólo cultivando las virtudes florecerás como ser humano.
Según Aristóteles, todo el mundo quiere “florecer”*. La palabra griega que utilizó para florecimiento fue eudaimonía. A veces se traduce por “felicidad”, pero esa traducción puede confundir ya que Aristóteles creía que se podría experimentar, por ejemplo, gran placer físico sin lograr la eudaimonía. La eudaimonía se aplica a una vida completa, no meramente a estados particulares en que podría uno encontrarse a distintas horas. Quizá “verdadera felicidad” sería una traducción mejor pero da la impresión de que la eudaimonía sería un estado mental dichoso al que llegas, en vez un modo de vivir nuestra vida logradamente. Aristóteles creía que ciertos modos de vivir promueven el florecimiento, del mismo modo que ciertos modos de cuidar de un cerezo tendrán como resultado que crezca, florezca y dé frutos.
Aristóteles sostuvo que cultivar las virtudes es el modo de florecer como ser humano. ¿Pero qué es la virtud? Es una pauta de conducta y un sentimiento: una tendencia a actuar, a desear de maneras particulares en situaciones apropiadas ... Una virtud no es un hábito irreflexivo, sino que por el contrario comporta un juicio inteligente acerca de la respuesta apropiada a la situación en que nos encontramos.
Alguien que tiene la virtud de ser generoso se sentiría y actuaría, en las situaciones apropiadas, de modo generoso. Ello llevaría consigo el juicio de que la situación y la respuesta son de la clase apropiada.
Los teóricos de las virtudes creen que virtudes como la generosidad y el valor son virtudes que cualquier ser humano necesitará para llevar una vida buena. Esto podría dar la impresión de que un individuo virtuoso podría ponerse a escoger de un catálogo de virtudes aquellas que él o ella quisiera desarrollar, o de que alguien que poseyese una sola virtud en un gran grado podría ser una persona virtuosa. Sin embargo, esto sería un malentendido. Para Aristóteles, la persona virtuosa es la que ha armonizado todas las virtudes: todas ellas deben entrelazarse en el tejido de la vida de la persona virtuosa.
N. Warburton, Philosophy: The Basics (Londres: Routledge, 1995).
ACTIVIDAD 2.
Resume el contenido del texto siguiendo su estructura conceptual y argumental:
ARISTÓTELES: DOS CLASES DE VIRTUDES. LAS VIRTUDES MORALES Y EL HÁBITO
Decimos que algunas virtudes son intelectuales y otras morales, siendo intelectuales la sabiduría teórica (sophia) y la sabiduría práctica (phronesis), mientras que son morales la generosidad y la templanza ... La virtud intelectual debe principalmente su nacimiento y su desarrollo a la enseñanza ..., mientras que la virtud moral viene como resultado del hábito ... De esto resulta asimismo claro que ninguna de las virtudes morales surge en nosotros por naturaleza; pues nada que existe por naturaleza puede formar un hábito contrario a su naturaleza. Por ejemplo, la piedra que por naturaleza se mueve hacia abajo no puede ser habituada a moverse hacia arriba, ni siquiera si tratamos de entrenarla arrojándola hacia arriba diez mil veces.
Además, de todas las cosas que nos vienen por naturaleza adquirimos primero la potencialidad y luego mostramos la actividad (esto es claro en el caso de los sentidos; pues no fue por ver frecuentemente o por oír frecuentemente por lo que tuvimos estos sentidos, sino que por el contrario los tuvimos antes de haberlos usado y no llegamos a tenerlos por usarlos); pero las virtudes las obtenemos ejercitándolas primero, como también sucede en el caso de las artes. Pues las cosas que tenemos que aprender antes de poder hacerlas las aprendemos haciéndolas; por ejemplo, los hombres se hacen albañiles construyendo y tañedores de lira, tocando la lira; así también nos volvemos justos haciendo actos justos, moderados haciendo actos moderados, valientes haciendo actos valientes.
Esto es confirmado por lo que sucede en los estados; pues los legisladores hacen buenos ciudadanos formando hábitos en ellos, y ése es el deseo de todo legislador; y quienes no lo realizan no dan en el blanco, y es en esto en lo que una buena constitución se diferencia de una mala.
Además, es por las mismas causas y por los mismos medios por lo que toda virtud es tanto producida como destruida, y similarmente todo arte; pues es por tocar la lira por lo que se producen buenos y malos tañedores de lira ... Esto, entonces, sucede también con las virtudes; haciendo los actos que hacemos en nuestros tratos con otros hombres nos volvemos justos o injustos; y haciendo los actos que hacemos en presencia del peligro y habituándonos a sentir miedo o confianza, nos volvemos valientes o cobardes. Lo mismo pasa con los apetitos y los sentimientos de ira; algunos hombres se vuelven moderados y cordiales, otros demasiado indulgentes consigo mismos e irascibles, al comportarse de un modo u otro en las circunstancias apropiadas... No es de poca importancia, pues, el que formemos hábitos de una clase o de otra desde nuestra mismísima juventud; es de muy grande importancia, o más bien de suma importancia.
Aristóteles, Ética a Nicómaco 1103a14-1103b25
ACTIVIDAD 3.
Resume el contenido del texto siguiendo su estructura conceptual y argumental:
ARISTÓTELES: LA COMPLETUD Y LA AUTSUFICIENCIA, PROPIEDADES DE LAFELICIDAD (EUDAIMONÍA)
Puesto que hay evidentemente más de un fin y elegimos algunos de ellos ...para lograr otra cosa, claramente no todos los fines son fines completos; pero el bien principal es evidentemente algo completo. Por tanto, si hay sólo un fin completo, éste será el que estamos buscando, y si hay más de uno, el más completo será el que estamos buscando. Ahora bien, a lo que merece ser buscado por sí mismo lo llamamos más completo que a lo que merece ser buscado para lograr otra cosa, y a lo que nunca es deseable para otra cosa lo llamamos más completo que a las cosas deseables tanto por sí mismas como para esa otra cosa; y por tanto llamamos completo sin más a lo que siempre es deseable por sí mismo y nunca para otra cosa.
Pues bien, se sostiene que, por encima de todo lo demás, eso es la felicidad (eudaimonía); pues siempre la elegimos por ella misma y nunca para otra cosa, mientras que el honor, el placer, la razón y toda excelencia los elegimos por ellos mismos ..., pero los elegimos también para lograr la felicidad, juzgando que por medio de ellos seremos felices. La felicidad, en cambio, nadie la elige para lograrlos a ellos, ni, en general, para nada más que ella misma.
Desde el punto de vista de la autosuficiencia parece seguirse el mismo resultado; pues al bien completo se lo considera autosuficiente. Ahora bien, al decir autosuficiente no nos referimos a lo que es suficiente para un hombre por sí mismo, para el que vive una vida solitaria, sino también para los padres, los hijos, la esposa, y en general para sus amigos y conciudadanos, ya que el hombre es un ser social por naturaleza ... Lo autosuficiente lo definimos ahora como aquello que por sí solo hace la vida deseable y sin carencia; y eso creemos que es la felicidad; y además creemos que es la cosa más deseable ... La felicidad, entonces, es algo completo y autosuficiente, y es el fin de la acción.
Aristóteles, Ética a Nicómaco 1.7. 1097a25-b21
ACTIVIDAD 3. Visualiza este vídeo y responde a la siguientes preguntas:
¿Qué es la razón instrumental?
¿Cuál es la crítica que la escuela de Frankfurt hizo de la razón instrumental?
ACTIVIDAD 4. Visualiza este vídeo y responde a la siguientes preguntas:
¿Por qué no somos felices?
¿Qué es la Teoría Crítica?
¿Ha alcanzo la Ilustración sus objetivos?
ACTIVIDAD 5.
Resume el contenido del texto siguiendo su estructura conceptual y argumental:
Los imperativos de la sagacidad coincidirían enteramente con los de la habilidad y serían, como éstos, analíticos, si fuera igualmente fácil dar un concepto determinado de la felicidad. Pues aquí como allí, diríase: el que quiere el fin, quiere también (de conformidad con la razón, necesariamente) los únicos medios que están para ello en su poder. Pero es una desdicha que el concepto de la felicidad sea un concepto tan indeterminado que, aun cuando todo hombre desea alcanzarla, nunca puede decir por modo fijo y acorde consigo mismo lo que propiamente quiere y desea. Y la causa de ello es que todos los elementos que pertenecen al concepto de la felicidad son empíricos; es decir, tienen que derivarse de la experiencia, y que, sin embargo, para la idea de la felicidad se exige un todo absoluto, un máximun de bienestar en mi estado actual y en todo estado futuro. Ahora bien; es imposible que un ente, el más perspicaz posible y al mismo tiempo el más poderoso, si es finito, se haga un concepto determinado de lo que propiamente quiere en este punto. ¿Quiere riqueza'? ¡Cuántos cuidados, cuánta envidia, cuántas asechanzas no podrá atraerse con ella! ¿,Quiere conocimiento y saber? Pero quizá esto no llaga sino darle una visión más aguda que le mostrará más terribles aún los males que están ahora ocultos para él y que no puede evitar, o impondrá a sus deseos, que ya bastante le dan que hacer, nuevas y más ardientes necesidades. ¿Quiere una larga vida'? ¿Quién le asegura que no ha de ser una larga miseria? ¿Quiere al menos tener salud? Pero ¿no ha sucedido muchas veces que la flaqueza del cuerpo le ha evitado caer en excesos que hubiera cometido de tener una salud perfecta? Etc., etc. En suma: nadie es capaz de determinar, por un principio, con plena certeza, qué sea lo que le haría verdaderamente feliz, porque para tal determinación fuera indispensable tener omnisciencia. Así, pues, para ser feliz, no cabe obrar por principios determinados, sino sólo por consejos empíricos: por ejemplo, de dieta, de ahorro, de cortesía, de comedimiento, etc; la experiencia enseña que estos consejos son los que mejor fomentan, por término medio, el bienestar. De donde resulta que los imperativos de la sagacidad, hablando exactamente, no pueden mandar, esto es, exponer objetivamente ciertas acciones como necesarias prácticamente; hay que considerarlos más bien como consejos (consilia) que como mandatos (praecepta) de la razón. Así, el problema: “determinar con seguridad y universalidad qué acción fomente la felicidad de un ser racional” es totalmente insoluble. Por eso no es posible con respecto a ella un imperativo que mande en sentido estricto realizar lo que nos haga felices...”
Imanuel Kant, Fundamentación de la metafísica de las costumbres, Capítulo Segundo
(Mare Nostrum Comunicación. Traducción: Manuel García Morente)
ACTIVIDAD 6.
Recoge en un mapa mental las diferentes concepciones de la felicidad que encontrarás en este artículo
¿Con cual de ellas estás más de acuerdo y por qué?