ACTIVIDAD 1.
Resume el contenido del texto siguiendo su estructura conceptual y argumental:
“Así que dan ganas de argumentar a uno de la multitud de ancianos: ‘Vemos que has llegado al extremo de la edad humana, gravita sobre ti el centésimo año o más, venga, haz recuento de tu edad. Calcula cuánto de ese tiempo se ha llevado el acreedor, cuánto la amiga, cuánto el rey, cuánto el cliente, cuánto los pleitos conyugales, cuánto la sujeción de esclavos, cuánto el vagar oficioso por la ciudad. Añade las enfermedades que nos causamos nosotros mismos y el tiempo inutilizado. Verás que dispones de menos años de los que cuentas. Haz memoria de cuándo estuviste seguro de tu propósito, cuántos días se desarrollaron como los habías programado, cuándo dispusiste de ti mismo, cuándo permaneció tu rostro inmutable y tu ánimo indemne, qué has hecho en tu largo tiempo, cuántos saquearon tu vida sin que sintieras la pérdida, cuánto se llevó el dolor vano, la alegría estúpida, el ávido deseo, los cumplidos, y qué poco ha quedado de lo tuyo. Comprenderás que mueres antes de tiempo’. ¿Cuál es entonces la causa de todo eso? Vivís como si fuerais a vivir siempre, nunca recordáis vuestra fragilidad, no observáis cuánto tiempo ha pasado ya. Lo perdéis como si dispusierais de un depósito lleno y rebosante, cuando puede que precisamente ese día dedicado a un hombre o una cosa sea el último. Teméis todo, como si fuerais mortales, y deseáis todo, como si fuerais inmortales. Oirás decir a la mayoría: ‘A los cincuenta años me jubilaré, a los sesenta años me retiraré’. ¿Qué garantía tienes de una vida tan larga? ¿Quién permitirá que sea como dispones? ¿No te da reparo reservarte los restos de la vida y destinar a la sana reflexión sólo el tiempo que no puede emplearse en otra cosa? ¡Qué tarde es empezar a vivir cuando hay que terminar! ¡Qué estúpido olvido de la mortalidad es diferir hasta los cincuenta o sesenta años los buenos propósitos y querer iniciar la vida allá donde pocos llegaron!”
Séneca (4 a.C-65 d.C.), “Sobre la brevedad de la vida, el ocio y la felicidad”.
ACTIVIDAD 2.
Resume el contenido del texto siguiendo su estructura conceptual y argumental:
“La relación con la muerte del prójimo no es saber sobre la muerte del otro, ni la experiencia de esta muerte en su misma forma de anonadar el ser (si, como se suele pensar, el hecho de esa muerte se reduce al anonadamiento). No existe ningún conocimiento de esta relación ex-cepcional (ex-cepción: aprehender y sacar de la serie). Tal anonadamiento no es fenoménico ni provoca ningún encuentro de la conciencia con él (aunque éstas son las dos dimensiones del saber). El saber puro (= lo vivido, la coincidencia) no conserva, de la muerte del prójimo, más que las apariencias externas de un proceso (de inmovilización) en el que termina alguien que, hasta ahora, podía expresarse. La relación con la muerte en su ex-cepción —y, sea cual sea su significado respecto al ser y la nada, la muerte es una excepción—, que le otorga su profundidad, no es ni visión ni objetivo (ni ver el ser, como en Platón, ni tender hacia la nada, como en Heidegger), es una relación puramente emocional, que mueve con una emoción no producida por la repercusión, en nuestra sensibilidad y nuestro intelecto, de un saber previo. Es una emoción, un movimiento, una inquietud en lo desconocido.”
“La muerte es partida, deceso, negatividad cuyo destino se desconoce. ¿No debemos, pues, concebir la muerte como pregunta con tal indeterminación que no podemos decir que se plantea como problema a partir de sus datos? La muerte como viaje sin regreso, pregunta sin datos, puro signo de interrogación.”
“El hecho de admitir que la muerte del otro es más importante que la mía es el milagro mismo de lo humano en el ser: fundamento de todas las obligaciones.”
Emmanuel Lévinas (1906-1995), Dios, la muerte, y el tiempo
ACTIVIDAD 3. ¿Qué crees que quieren decir los siguientes aforismos? ¿Cuál y por qué es tu favorito?
“No hay diferencia entre la vida y la muerte. ‘¿Entonces por qué no te mueres?’, le preguntó uno. ‘Porque no hay diferencia’, respondió,” Tales de Mileto (625/624-547/546 a.C.)
citado en Diógenes Laercio, Vidas de los filósofos ilustres.
“Chi-lu le pregunta a Confucio: ‘¿Puedo preguntar sobre la muerte?’, y éste le responde: ‘Tú no comprendes ni siquiera la vida. ¿Cómo vas a comprender la muerte?’”
Confucio (551-479 a.C.) citado en Simon Critchley, El libro de los filósofos muertos.
“Quién sabe, puede que la vida sea la muerte, y la muerte, la vida”
Eurípides (480-406 a.C.).
“La gran tierra me obliga a cargar con un cuerpo, me impone el esfuerzo de la vida, me alivia en la vejez y me tranquiliza en la muerte. Si la vida es buena, la muerte también es buena”.
“La muerte y la vida son transformaciones incesantes. No son el final de un principio. Una vez que consigamos comprender este principio, podremos dar igual valor a la vida y a la muerte”.
Chuang Tzu (369-286 a.C.) citado en S. Critchley, El libro de los filósofos muertos.
“El peor de los males, la muerte, no significa nada porque si somos, la muerte no es; si la muerte es, no somos.” Epicuro (341-270 a.C.), Carta a Meneceo.
“La naturaleza que me dio forma también me destruirá”.
Carnéades (214-129 a.C.) citado en S. Critchley, El libro de los filósofos muertos.
“¿Por qué no te retiras de la vida como un invitado ahíto?”
“Así que una sed insaciable de vida nos tiene siempre sin aliento. Prolongando la vida no se consigue restar ni alterar en lo más mínimo la duración de nuestra muerte. Por muchas generaciones que puedas acumular viviendo, te espera sin embargo la misma muerte eterna.”
Lucrecio (99-55 a.C.), De la naturaleza de las cosas.
“Y si has vivido un día, lo has visto todo. Un día es igual a todos los días. No hay otra luz ni otra noche. El sol, la luna, las estrellas, esta disposición son los mismos que tus antepasados han gozado y que solazarán a tus descendientes [...] No es capaz de otra astucia que volver a empezar. Será siempre esto mismo, ‘giramos y permanecemos siempre en el mismo sitio y un año sigue a otro tras sus mismos pasos.”
Virgilio (70-19 a.C.), Geórgicas.
“A los hombres no les perturban las cosas (pragmata), sino las opiniones (dogmata) que tienen de las cosas. Así, la muerte no es nada terrible, porque en caso contrario así se lo habría parecido a Sócrates. Pero el terror consiste en nuestra opinión de la muerte, que es aterradora.”
Epicteto (55-135 d.C.) citado en S. Critchley, El libro de los filósofos muertos.
“Qué es el morir, que si uno observa eso sólo y deshace por análisis conceptual los fantasmas surgidos en torno al morir, ya no considerará que ello sea otra cosa sino un hecho natural. Y si alguien teme un hecho natural, es un niño”.
“Una de las funciones más nobles de la razón es saber si es hora de dejar este mundo o no”.
“Vivir cada día como si fuera el último, nunca perturbados, nunca apáticos, sin adoptar nunca pose alguna —he ahí la perfección del carácter.”
Marco Aurelio (121-180 d.C.), Meditaciones.
“Mejor es morir bien que vivir mal; mejor es no ser que ser infelizmente”.
Isidoro de Sevilla (560-636), De los sinónimos y el libro de las sentencias.
“Así como una jornada bien empleada produce un dulce sueño, así una vida bien usada causa una dulce muerte.”
Leonardo da Vinci (14521519).
“Nunca deberíamos de mirar a la muerte como una cosa lejana si consideramos que, aunque ella no se da prisa por alcanzarnos, nunca cesamos nosotros de darnos prisa yendo hacia ella”.
Tomás Moro (1478-1535), Piensa la muerte.
“La muerte es origen de otra vida”.
“Escribir es aplazar la mortalidad”.
“Nada puede ser penoso si sólo es una vez”.
“Sal de este mundo como has entrado. El mismo tránsito que hiciste de la muerte a la vida, sin sufrimiento y sin miedo, vuélvelo a hacer de la vida a la muerte. Tu muerte es uno de los elementos del orden del universo, es un elemento de la vida del mundo”.
“Es incierto donde nos espera la muerte; esperémosla por todas partes. La premeditación de la muerte es premeditación de la libertad. Quien ha aprendido a morir, ha desaprendido a servir”.
“La vida nada tiene de malo para aquel que ha entendido bien que la privación de la vida no es un mal. Saber morir nos libera de toda sujeción y constricción”.
“Si nos asusta, ¿cómo vamos a poder dar un paso adelante sin fiebre? El remedio del vulgo es no pensar en ello. Pero ¿qué brutal estupidez puede ocasionarle una ceguera tan burda?”
“¿Cómo es posible que podamos librarnos del pensamiento de la muerte, y que no nos parezca a cada instante que nos tiene cogidos por el cuello?”
“El último paso no produce el agotamiento: lo pone de manifiesto. Todos los días se dirigen a la muerte; el último la alcanza”.
“La muerte sería menos de temer que nada, si existiera algo que fuera menos que nada.” Michel de Montaigne (1533-1592), Ensayos.
“Ni el sol ni la muerte pueden mirarse de frente”.
“Puede haber diversas causas que nos muevan a aborrecer la vida, pero nunca hay una razón para despreciar la muerte.” François de La Rochefocauld (1613-1680), Reflexiones y máximas morales.
“Un hombre libre en nada piensa menos que en la muerte, y su sabiduría no es una meditación de la muerte, sino de la vida.”
Baruch Spinoza (1632-1677), Ética.
“La muerte es el genio inspirador de la filosofía. Sin ella difícilmente se hubiera filosofado algo. Nacimiento y muerte pertenecen por igual a la vida, se contrapesan, forman los dos polos extremos de todas las manifestaciones de la vida.”
A. Schopenhauer (1788-1860), El amor, las mujeres y la muerte.
“La muerte es un fantasma, una quimera, pues sólo existe cuando no existe. [...] La muerte es la muerte de la muerte.” Ludwig Feuerbach (1804-1872), Muerte e inmortalidad.
“Morir con orgullo cuando ya no es posible vivir con orgullo. La muerte, elegida libremente, la muerte realizada a tiempo, con lucidez y alegría, entre hijos y testigos: de modo que aún resulte posible una despedida real, a la que asista todavía aquél, que se despide, así como una tasación real de lo conseguido y querido, una suma de la vida —todo ello en antítesis a la lamentable y horrible comedia que el cristianismo ha hecho de la hora de la muerte—. No se le debe olvidar jamás al cristianismo que ha abusado de la debilidad del moribundo para estuprar su conciencia, y de la manera misma de morir para dictar juicios de valor sobre el hombre y su pasado.”
“El arte es asimismo el poder único para salvar al individuo del dominio de la muerte. El arte es el remedio único contra la experiencia individual de la muerte.”
Friedrich Nietzsche (1844-1900), El crepúsculo de los ídolos.
ACTIVIDAD 4. ¿Qué quiere decir Platón cuando, a través de Sócrates, afirma que filosofar es prepararse para morir? ¿Por qué una filosofía que enseñe a morir es una filosofía que enseña a vivir?
“—Es cierto, por consiguiente, Simmias, que los verdaderos filósofos se ejercitan para la muerte, y que ésta no les parece de ninguna manera terrible. [...] siempre que veas a un hombre estremecerse y retroceder cuando está a punto de morir, es una prueba segura de que tal hombre ama, no la sabiduría, sino su cuerpo, y con el cuerpo los honores y riquezas, o ambas cosas a la vez [Sócrates].
—Sabes que todos los demás hombres creen que la muerte es uno de los mayores males.
—Es cierto, dijo Simmias.
—Así que cuando estos hombres, que se llaman fuertes, sufren la muerte con algún valor, no la sufren sino por temor a un mal mayor.
—Es preciso convenir en ello.
—Por consiguiente, los hombres son fuertes a causa del miedo, excepto los filósofos: ¿y no es una cosa ridícula que un hombre sea valiente por timidez?” Platón (427-347), Fedón.
ACTIVIDAD 5.
Resume el contenido del texto siguiendo su estructura conceptual y argumental:
“¿Qué hay de cierto en la tierra, sino la muerte? Fijaos en todo absolutamente lo de esta vida, bueno y malo, tanto en la bondad como en la maldad; ¿qué hay de cierto aquí, sino la muerte? Has progresado: lo que hoy eres, eso sabes; lo que serás mañana no lo sabes. [...] Esperas dinero: no es seguro que llegue. Esperas una esposa: es incierto si la conseguirás, y cómo será la que aceptes. Esperas hijos: no sabemos si nacerán; ya han nacido: no sabes si vivirán; ya están viviendo: no sabes si crecerán para el bien o para el mal. Adonde quiera que te vuelvas, todo es incierto: sólo la muerte es cierta. Eres pobre: no sabes si llegarás a ser rico; eres ignorante: no es seguro que puedas instruirte; estás enfermo: no hay seguridad de que recuperes la salud. Has nacido: con toda seguridad que morirás; pero en esta misma seguridad de la muerte, lo que no es seguro es el día de la muerte. En medio de todas estas incertidumbres, donde sólo es cierta la muerte, aunque sí es incierta su hora, y por la que uno se preocupa tanto, y que de ningún modo se puede evitar, todo hombre inútilmente se afana durante su vida.”
“Desde el instante en que comenzamos a existir en este cuerpo mortal, nunca dejamos de tender hacia la muerte. Ésta es la obra de la mutabilidad durante todo el tiempo de la vida (si es que vida debe llamarse): el tender hacia la muerte. No existe nadie que no esté más cercano a la muerte después de un año que antes de él, y mañana más que hoy, y hoy más que ayer, y poco después, más que ahora, y ahora, poco más que antes. Porque el tiempo vivido es un pellizco dado a la vida, y diariamente disminuye lo que resta: de tal forma, que esta vida no es más que una carrera hacia la muerte”. San Agustín (354-430 d.C.), La Ciudad de Dios.
ACTIVIDAD 6.
Resume el contenido del texto siguiendo su estructura conceptual y argumental:
Es una expresión corriente, especialmente en el lenguaje pío, hablar del tránsito de un moribundo del tiempo a la eternidad. Expresión que no querría decir nada si se quisiera dar a entender con la palabra eternidad un tiempo que se prolonga sin término; porque, en ese caso, el hombre nunca saldría del tiempo, sino que pasaría de un tiempo a otro. Por lo tanto, parece aludirse a un fin de todos los tiempos, perdurando el hombre sin cesar pero en una duración (considerada su existencia como magnitud) que sería una magnitud inconmensurable con el tiempo (duratio noumenon), de la que ningún concepto podemos formarnos (fuera del negativo). Este pensamiento encierra algo de horrible: porque nos conduce al borde de un abismo de cuya sima nadie vuelve (“con fuertes brazos lo retiene la eternidad en un lugar sombrío, de donde no se vuelve”, Haller); y, al mismo tiempo, algo de atrayente: porque no podemos dejar de volver a él nuestros espantados ojos (nequeunt expleri corda tuendo, Virgilio). Lo terrible sublime, en parte a causa de su oscuridad, pues ya se sabe que en ella la imaginación trabaja con más fuerza que a plena luz. Hay que pensar que esa visión se halla entretejida misteriosamente con la razón humana; porque tropezamos con ella en todos los pueblos, en todas las épocas, ataviada de un modo o de otro. Si seguimos este tránsito del tiempo a la eternidad (con independencia de que esta idea, considerada teóricamente, como ampliación de conocimiento, tenga o no realidad objetiva, al modo como la razón misma lo hace en sentido práctico), tropezamos con el fin de todas las cosas como seres temporales y objetos de posible experiencia; final que, en el orden moral de los fines, significa el comienzo de su perduración como seres suprasensibles, que no se hallan, por consiguiente, sometidos a las determinaciones del tiempo y que, por lo tanto, tampoco puede ser (lo mismo que su estado) apto de ninguna otra determinación de su naturaleza que la moral.”
Immanuel Kant (1724-1804), “El fin de todas las cosas”.
ACTIVIDAD 7. Investiga cuales fueron las últimas palabras de Kant y de Wittgenstein
ACTIVIDAD 8.
Resume el contenido del texto siguiendo su estructura conceptual y argumental:
“Si quieres soportar la vida, prepárate para la muerte. [...] el enigma intelectual que la imagen de la muerte planteaba al hombre primordial hubo de forzarle a reflexionar, y así fue el punto de partida de toda reflexión. [...] Ante el cadáver de la persona amada nacieron no sólo la teoría del alma, la creencia en la inmortalidad y una poderosa raíz del sentimiento de culpabilidad de los hombres, sino también los primeros mandamientos éticos. El mandamiento primero y principal de la conciencia alboreante fue: ‘No matarás’, el cual surgió como reacción contra la satisfacción del odio, oculta detrás del duelo por la muerte de las personas amadas, y se extendió paulatinamente al extraño no amado, y, por último, también al enemigo.”
Sigmund Freud (1856-1939), El malestar en la cultura.
ACTIVIDAD 9. Investiga cuáles son las tesis principales de esta obra.
ACTIVIDAD 9. Lee este artículo ¿Cuál es el pensamiento que más te ha llamado la atención? ¿Por qué?
ACTIVIDAD 9. Resume el contenido de este video mediante un esquema o mapa mental.
ACTIVIDAD 10. ¿Cuál es la idea que sobre la muerte tiene el filósofo argentino Dario Sztajnszrajber?
ACTIVIDAD 9 Visualiza este video ¿Cuales son las ideas que más te han sugerido? ¿Por qué?