Día 4

Lectura Adicional Día 4

Extracto del libro "Consagración a San José" del padre Dolnald Calloway

PRIVILEGIOS DE LA DEVOCIÓN A SAN JOSÉ

Ama mucho a San José. Ámalo con toda tu alma porque él, junto con Jesús, es la persona que más ha amado a Nuestra Bendita Señora y ha estado más cerca de Dios. Él es la persona que más ha amado a Dios, después de Nuestra Madre. Él merece tu afecto y te hará bien conocerlo porque él es el Maestro de la vida interior y tiene un gran poder ante el Señor y ante la Madre de Dios. — San Josemaría Escrivá

Jesús quiere que ames a San José. Nuestra Señora quiere que ames a San José; ambos lo quieren para que aumenten tus virtudes y tu santidad. Sin importar cuál sea tu vocación o tu estado de vida, serás bendecido si mantienes una devoción ferviente a San José. Los privilegios de la devoción a San José son tremendos y ¡están a tu disposición!

La devoción a San José es poderosa porque él da su protección, su ejemplo y su bendición. — San Jorge Preca

La Beata María Teresa de San José amaba mucho a este santo y recibió gracias extraordinarias del cielo por confiar en su intercesión. Ana María Tauscher van den Bosch (su nombre antes de entrar a la vida religiosa) nació en Alemania en 1855. Fue criada en una fervorosa familia protestante y su padre era ministro luterano. Al paso del tiempo, Ana María se enamoró de las enseñanzas católicas y le hizo saber a su padre que quería convertirse al catolicismo. Su padre, nada contento con su decisión, le dijo que se sentía avergonzado de ella por querer abandonar su educación protestante, e incluso le dijo que ya no la quería viviendo en su casa.

En una ocasión, viviendo ya por su cuenta, pero antes de ser católica, su padre la visitó con la intención de persuadirla a unirse a la Iglesia Católica. Durante esa visita, el padre descubrió un libro de San José en la habitación de su hija, y le echó un rápido vistazo dejándolo de nuevo allí. Más tarde, durante la cena, ridiculizó y se burló de San José enfrente de su hija. En su autobiografía, Ana María hace un recuento de aquel evento, escribiendo:

Durante la cena mi padre dijo: “¿Cómo puede alguien rezarle a un hombre tan extraño como ése?” Esta expresión de “extraño” o “extravagante” me causó una gran impresión. Pensé más y más en San José, y adquirí tan grande y tierna devoción al querido Padre San José — como yo lo llamo — que pensé que debería hacer reparación por la frialdad de todos los que no creen en él.

Después de su conversión al catolicismo, el supervisor de Ana María en el trabajo, un luterano, la despidió por haberse hecho católica, y fue tan cruel después de despedirla, que siguió hablando mal de ella con otros, de tal manera que ella no pudo encontrar trabajo en ningún lado, por lo que Ana María no tenía dinero ni lugar dónde vivir. Sin embargo, su gran amor por San José no disminuyó. Diariamente buscó consuelo en el amor de su padre San José. Eventualmente, se le dio permiso de cambiarse a un convento agustino y hacer trabajos menores como una forma de pagar su cuarto y comidas. Escribió:

El recuerdo de mi papá preguntando cómo alguien podía rezarle a una persona tan “extraña” penetró profundamente en mi corazón, y de allí me surgió un gran amor y confianza en él (San José). Me encomendé todavía más a su cuidado paternal y muchas veces San José me dio pruebas de su atención por mí.

Eventualmente, Ana María se convirtió en monja tomando el nombre de Hermana María Teresa de San José. Con el tiempo encontraría una nueva comunidad religiosa: las Hermanas Carmelitas del Divino Corazón de Jesús, y también estableció institutos caritativos alrededor del mundo. Durante toda su vida se refirió a San José como “Padre San José,” atribuyendo a la intercesión de su padre espiritual todo cuanto había podido lograr. El Papa Benedicto XVI la beatificó en el 2006.

En el siglo XVII, la Venerable María de Ágreda escribió sobre las extraordinarias gracias que Dios concede a los devotos de San José. La Venerable María de Ágreda fue una mística y aclamada autora de la obra que detalla la vida de la Virgen María, intitulada Mística Ciudad de Dios. Su trabajo es una verdadera obra maestra de devoción. En el libro escribió ampliamente sobre San José, y recibió muchas revelaciones e intuiciones sobre las bendiciones que aguardan a los devotos de San José. Ella escribió:

Pero algunos privilegios he entendido que, por su gran santidad, le concedió el Altísimo a los que le invocaren por su intercesor, si dignamente lo hacen.

El primero es para alcanzar la virtud de la castidad y vencer los peligros de la sensualidad carnal.
El segundo, para alcanzar auxilios poderosos para salir del pecado y volver a la amistad de Dios.
El tercero, para alcanzar por su medio el amor y la devoción a María santísima.
El cuarto, para conseguir una buena muerte y la defensa contra el demonio en aquella hora.
El quinto, que temiesen los mismos demonios al oír el nombre de San José.
El sexto, para alcanzar salud corporal y remedio en otros trabajos.
El séptimo privilegio, para alcanzar sucesión de hijos en las familias.

Estos y otros muchos favores hace Dios a los que debidamente y como conviene le piden por la intercesión del esposo de nuestra Reina San José; y pido yo a todos los fieles hijos de la Santa Iglesia que sean muy devotos suyos, y los conocerán por experiencia, si se disponen como conviene para recibirlos y merecerlos.

¡Los siete privilegios de devoción a San José son estupendos! La Venerable María de Ágreda escuchó a Nuestra Señora misma referirse a ellos, diciendo:

Hija mía, aunque has escrito que mi Esposo San José es nobilísimo entre los santos y príncipes de la celestial Jerusalén, pero ni tú puedes ahora manifestar su eminente santidad, ni los mortales pueden conocerla antes de llegar a la vista de la divinidad, donde con admiración y alabanza del mismo Señor se harán capaces de este sacramento; y el día último, cuando todos los hombres sean juzgados, llorarán amargamente los infelices condenados no haber conocido por sus pecados este medio tan poderoso y eficaz para su salvación, ni haberse valido de él como pudieran, para granjear la amistad del justo juez. Y todos los del mundo han ignorado mucho los privilegios y prerrogativas que el Altísimo Señor concedió a mi Santo Esposo y cuánto puede su intercesión con Su Majestad.

… lo que pide mi Esposo en el cielo concede el Altísimo en la tierra y a sus peticiones y palabras tiene vinculados grandes y extraordinarios favores para los hombres, si ellos no se hacen indignos de recibirlos. Y todos estos privilegios corresponden a la perfección columbina de este admirable santo y a sus virtudes tan grandiosas, porque la divina clemencia se inclinó a ellas y le miró liberalísimamente, para conceder admirables misericordias para él y para los que se valieren de su intercesión.

En el siglo XX, la Beata Concepción Cabrera de Armida, una famosa mística mexicana, escribió meditaciones con el propósito de instruir e inspirar a los fieles. En una meditación, la Beata Concepción ofreció una perspectiva de la importancia de la devoción a San José, poniendo las siguientes palabras en los labios de Nuestra Señora:

Ámalo [a San José], hija mía, y haz que lo amen mucho. Si quieres complacerme, no puedes hacer nada que me haga más feliz que tenerle una devoción filial, que lo honres en tu hogar y que imites sus virtudes. Tómalo como patrono de tu vida interior y espiritual, y avanzarás mucho en la perfección.


Extracto del libro:Consagración a San JoséPadre Donald Calloway