Día 32

Lectura Adicional Día 32

Extracto del libro "Consagración a San José" del padre Dolnald Calloway

PATRONO DE LA IGLESIA UNIVERSAL

Él (San José), en la tierra fue jefe de la familia divina que tuvo, por así decirlo, autoridad paternal; por su lealtad y protección se le ha encomendado a la Iglesia. Esta persona posee una dignidad tan inigualable que no hay honor alguno que no se le deba rendir. — Papa León XIII

¿Sabías que la raíz de la palabra “patrono” es pater (“padre”)? ¿Sabías que gracias a los esfuerzos de un apasionado sacerdote dominico, San José fue proclamado Patrono de la Iglesia Universal en 1870 por el Beato Papa Pío IX?

Ésta es la historia:
El sacerdote dominico es el Beato Jean-Joseph Lataste (1832-1869). El Beato Jean-Joseph era muy devoto a San José. Antes de entrar a la orden de los dominicos, Jean-Joseph creía que su vocación era el matrimonio. Ya comprometido para casarse, Jean-Joseph no sentía paz con la decisión que había tomado, y después de un discernimiento vocacional, decidió que Dios lo llamaba a ser sacerdote dominico. Al cabo de muchos años de estudio, fue ordenado al santo sacerdocio y rápidamente se le conoció como un hombre muy piadoso, y con una fuerte devoción a Nuestra Señora de Lourdes, a Santa María Magdalena y a San José. Amaba tanto el mensaje de Lourdes, que viajó a ese lugar para hablar personalmente con Santa Bernadette Soubirous. También le tenía una gran devoción a Santa María Magdalena que lo inspiró a ejercer su ministerio sacerdotal en una prisión para mujeres, y a fundar posteriormente una nueva comunidad dominica para las mujeres que habían salido de prisión, denominada Hermanas dominicas de Betania. Sin embargo, fue el gran amor que el Beato Jean-Joseph le tuvo a San José, lo que inspiró al Vicario de Cristo proclamar a San José como Patrono de la Iglesia Universal.

A la sazón, el pontífice era el Beato Papa Pío IX, responsable de declarar dogma de fe la Inmaculada Concepción de María. La gente de todo el mundo, incluyendo muchos obispos, habían escrito al papa pidiéndole considerar hacer esta doctrina mariana un dogma. Después de mucha oración, investigación teológica y consultas, el Beato Papa Pío IX se dio cuenta de que ese dogma era verdadero y agradable a Dios, y accedió a la petición, haciendo la declaración el 8 de diciembre de 1854.

El Beato Papa Pío IX también era muy devoto de San José, y durante años había estado recibiendo cartas de sacerdotes, obispos y laicos pidiéndole declarar a San José como Patrono de la Iglesia Universal. El papa quería que San José fuese más conocido y amado, y aunque se sintió muy inspirado por aquellas peticiones, se sentía inseguro. ¿Era el momento correcto para esa proclamación? ¿Daría mayor gloria a Cristo y a su Iglesia? Todo eso cambiaría cuando recibió una carta de un celoso sacerdote dominico.

Como muchos otros, el Padre Jean-Joseph Lataste le había escrito una carta al papa pidiéndole proclamar a San José Patrono de la Iglesia Universal. La carta del Beato Jean-Joseph se la entregaron al papa en 1868. El dominico estaba tan convencido de que Dios quería esta proclamación para el bien de la Iglesia, que le dijo al papa que le había prometido a Dios ofrecer su vida en sacrificio para lograr el patrocinio de San José en toda la Iglesia. El papa se sintió muy conmovido por la petición de Jean-Joseph y se convenció de que Dios le estaba hablando a través del piadoso sacerdote dominico.

Este buen religioso (Jean Joseph Lataste) está ofreciendo el sacrificio de su vida para obtener la declaración de San José como Patrono de la Iglesia Universal. En breve se le concederá al Padre Lataste ese deseo. Hemos recibido más de quinientas cartas pidiendo que declaremos a San José patrono de la Iglesia, pero el Padre Lataste es el único que ha ofrecido su vida. — Beato Papa Pío IX

Con objeto de cumplir su promesa a Dios, el Beato Jean-Joseph hizo muchas penitencias y heroicas mortificaciones con la intención de ver al papa declarar a San José Patrono de la Iglesia Universal. El Beato Jean-Joseph falleció en 1869 a la edad de 36 años. Increíblemente un año después, el 8 de diciembre de 1870 (solemnidad de la Inmaculada Concepción), el Beato Papa Pío IX proclamó a San José Patrono de la Iglesia Universal.

Ese 8 de diciembre de 1870, sucedió ese breve, pero amoroso y admirable decreto pronunciado Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo), lo que ha suscitado un cúmulo de hermosas y enriquecedoras inspiraciones en los sucesores de Pío IX.— Santo Papa Juan XXIII

El decreto oficial de la proclamación de San José como Patrono de la Iglesia Universal dice:

Del mismo modo que Dios constituyó al otro José, hijo del patriarca Jacob, gobernador de toda la tierra de Egipto para que asegurase al pueblo su sustento, así al llegar la plenitud de los tiempos, ¿A cuando iba a enviar a la tierra a su unigénito para la salvación del mundo, designó a este otro José, del cual el primero era un símbolo, y le constituyó señor y príncipe de su casa y de su posesión y lo eligió por custodio de sus tesoros más preciosos.

Porque tuvo por esposa a la Inmaculada Virgen María, de la cual por obra del Espíritu Santo nació nuestro señor Jesucristo, tenido ante los hombres por hijo de José, al que estuvo sometido.

Y al que tantos reyes y profetas anhelaron contemplar, este José no solamente lo vio, sino que conversó con él, lo abrazó, lo besó con afecto paternal, y con cuidado solícito alimentó al que el pueblo fiel comería como pan bajado del cielo para la vida eterna.

Por esta sublime dignidad que Dios confirió a su siervo bueno y fidelísimo, la Iglesia, después de a su esposa, la Virgen Madre de Dios, lo veneró siempre con sumos honores y alabanzas e imploró su intercesión en los momentos de angustia.

Y puesto que en estos tiempos tristísimos la misma Iglesia es atacada por doquier por sus enemigos y se ve oprimida por tan graves calamidades que parece que los impíos hacen prevalecer sobre ella las puertas del infierno, los venerables obispos de todo el orbe católico, en su nombre y en el de los fieles a ellos confiados, elevaron sus preces al Sumo Pontífice para que se dignara constituir a san José por patrono de la Iglesia.

Y al haber sido renovadas con más fuerza estas mismas peticiones y votos durante el santo Concilio Ecuménico Vaticano, Nuestro Santísimo Papa Pío IX, conmovido por la luctuosa situación de estos tiempos, para ponerse a sí mismo y a todos los fieles bajo el poderosísimo patrocinio del santo patriarca José, quiso satisfacer los votos de los obispos y solemnemente lo declaró Patrono de la Iglesia Católica.

Y ordenó que se su fiesta del 19 de marzo se celebrara en lo sucesivo con rito doble de primera clase, sin octava por motivo de caer en cuaresma. También dispuso que esta declaración se publicara por el presente decreto de la Sagrada Congregación de Ritos en este día de la Inmaculada Concepción de la Virgen Madre de Dios y esposa del castísimo José (8 de diciembre 1870).


Extracto del libro:Consagración a San JoséPadre Donald Calloway