Día 10

Lectura Adicional Día 10

Extracto del libro "Consagración a San José" del padre Dolnald Calloway

ITE AD IOSEPH!

Si quieres estar cerca de Cristo, hoy te volvemos a repetir, “Acude a José.” — Venerable Papa Pío XII

¿Cuál es la forma de estar más unido a Jesús en esta vida? La respuesta es fácil: recibirlo en la Santa Comunión. No existe mayor intimidad con Jesús en esta vida, que cuando lo recibimos en la santa Eucaristía durante la Misa. El Santísimo Sacramento es el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Jesucristo.

¿Sabías que sin la paternidad terrenal de San José no podrías recibir el Pan de Vida? A San José se le dio la misión de mantener y proteger al sagrado pan de vida para ti.

Permíteme explicarlo.
Probablemente conozcas la historia del Libro del Génesis sobre los hijos de Israel que vendieron a uno de sus hermanos a la esclavitud. El hermano vendido a la esclavitud se llamaba José. Los nuevos dueños de José se lo llevaron a Egipto, muy lejos de sus familiares. Lo que aquellos hombres le hicieron a su hermano fue horrible y vergonzoso, pero Dios tenía un plan.

Increíblemente, el Faraón, rey de Egipto, adoptó a José como miembro de su propia familia, por lo que se tenía a José como hijo del Faraón. El rey le dio gran autoridad a José poniéndolo al frente de todos los graneros de Egipto, que en aquella época estaba considerado como la canasta de pan del mundo. José realizó un trabajo muy eficiente almacenando trigo.

Y así José juntó una cantidad de trigo tan enorme como la arena del mar, hasta tal punto que perdieron la cuenta, pues sobrepasaba todo cálculo. — Gen 41,49

Aunque los hermanos de José lo habían vendido a la esclavitud, Dios tenía planes maravillosos para José. Después de que José había almacenado una cantidad inconmensurable de trigo, una terrible hambruna azotó Egipto y los territorios circundantes. Como resultado de la escasez de comida, el Faraón instruyó a todos en Egipto: “¡Vayan a José y hagan lo que él les diga!” (Gen 41,55). La hambruna llegó a tal extremo, que los propios hermanos de José, los que lo habían vendido, viajaron a Egipto buscando comida.

Cuando los hermanos conocieron al hombre encargado de los graneros de Egipto, había pasado tanto tiempo que no se dieron cuenta de que estaban parados ante la presencia de su propio hermano a quien habían vendido en esclavitud años atrás. Como todos los demás, ellos también consideraban a José de la realeza egipcia, y se dirigieron a él como su señor. Sin embargo, José sí los reconoció.

Resumiendo, José ocultó su identidad, pero fue amable y misericordioso con sus hermanos llenándoles sus sacos de granos para que pudieran llevar bastante a su padre, Israel. Eventualmente, José les reveló su identidad y perdonó a sus hermanos. Gracias a José y su función como administrador del trigo, incontables vidas se salvaron de la hambruna y la muerte. La historia del Antiguo Testamento es verídica y es una prefiguración de un José más grande aun que mantendría seguro a su Hijo, el Pan del cielo, en Egipto. ¡San José protegió una comida capaz de salvar a todo el mundo! San José, nuestro padre espiritual, es mucho más grande que el José del Antiguo Testamento. ¡Nuestro José fue el custodio del Pan del cielo! ¡Su deseo en el cielo es que todos sus hijos coman el Pan de vida eterna!

El primer José (del Antiguo Testamento) era santo, recto, piadoso, casto, pero este José lo sobrepasa en santidad y perfección, como el sol eclipsa la luna. — San Lorenzo de Brindisi

Dios envió a San José a Egipto para que de allí San José pudiera llevar el Pan de Vida a las naciones. San José salvó a Nuestro Pan de Herodes; lo protegió y lo cuidó en Egipto; y ahora Él quiere que recibamos el Pan de Vida en la Santa Misa. A diferencia del José del Antiguo Testamento, el Pan celestial de San José es más numeroso que las arenas del mar. Este Pan celestial puede alimentar a todas las multitudes y satisfacer cada alma.

El Faraón, el poderoso rey de Egipto, exaltó a José y lo hizo el príncipe más encumbrado de su reino porque almacenó el trigo y el pan salvando a la gente de todo su reino. Así José salvó y protegió a Cristo que es el Pan vivo y da vida eterna al mundo.— San Lorenzo de Brindisi

Él (San José) diligentemente crio a Aquél a quien los fieles recibirían como el pan que bajó del cielo para que pudieran obtener la vida eterna. — Beato Papa Pío IX

Si quieres hacerte una idea de la grandeza de San José, considera que por un privilegio divino mereció el título de “Padre de Jesús.” También reflexiona que su propio nombre, “José”, significa un incremento. Teniendo en cuenta al gran patriarca José vendido por sus hermanos en Egipto, comprende que nuestro santo ha heredado no sólo su nombre, sino más aún, su poder, su inocencia y su santidad. Así como el patriarca José almacenó el trigo no para sí sino para la gente en tiempo de necesidad, así José ha recibido una comisión celestial de vigilar el Pan vivo no para él sólo, sino para el mundo entero. — San Bernardo de Claraval

Sin José no tendríamos el Pan vivo de la Eucaristía. María “amasó la masa” en su sagrado vientre; San José amorosamente resguardó el Pan en Egipto, y continúa resguardando y preservando el Pan de vida en cada tabernáculo del mundo. San José hizo posible que todos sus hijos recibieran el Pan de vida eterna.

¡A (San) José se le sigue atribuyendo la custodia del Pan vivo! — Venerable Fulton J. Sheen

Actualmente hay una hambruna espiritual y moral en todo el mundo. Las almas están muriendo por falta de alimento espiritual. Los corazones están destrozados, los matrimonios arruinados, las vidas destruidas, los niños son asesinados en el vientre de sus madres, y la verdad y el sentido común son escasos. La hambruna espiritual y moral del mundo está devastando a todas las naciones y arrasando con la humanidad. No hay un solo país que no se haya visto afectado por eso. ¿Qué debemos hacer? ¿A quién podemos acudir para encontrar alimento para nuestras almas?

¡Acudan a José y hagan lo que él les diga! — Gen 41,55


Extracto del libro:Consagración a San JoséPadre Donald Calloway