Día 25

Lectura Adicional Día 25

Extracto del libro "Consagración a San José" del padre Dolnald Calloway

EL TALLER DE SAN JOSÉ

San José es la gloria de la vida doméstica porque amó, educó, alimentó y protegió a su Hijo, dando toda su vida sirviendo amorosamente a Jesús y María.

El 19 de marzo de 1963 (solemnidad de San José), San Josemaría Escrivá impartió una homilía en su honor que se ha hecho muy famosa, intitulada “en el taller de José,” en la que el santo describe la maravillosa relación de padre e hijo que San José y Jesús tenían. Se transcribe una parte de la homilía:

José amaba a Jesús como un padre ama a su hijo y mostraba su amor al darle lo mejor que tenía. José, cuidando al niño como se le había ordenado, hizo de Jesús un artesano transmitiéndole su propia habilidad profesional, de tal forma que los vecinos de Nazaret llamaban a Jesús faber y fabri filius: el artesano y el hijo del artesano (ver Mc 6, 3; Mt 13, 55). Jesús trabajó en el taller de José y al lado de José. ¡Qué debió haber sido José y de qué manera la gracia debió haber obrado en él, para que pudiese cumplir la tarea de educar humanamente al Hijo de Dios!

Porque Jesús debió haberse parecido a José: en su forma de trabajar, en los rasgos de su carácter, en su forma de hablar. El realismo de Jesús, su atención al detalle, la forma en que se sentaba a la mesa y partía el pan, su preferencia por usar situaciones cotidianas para impartir su doctrina; todo eso refleja su infancia y la influencia de José.

No es posible ignorar este sublime misterio: Jesús que es hombre, que habla con el acento de un distrito particular de Israel, que se parece a un carpintero llamado José, es el Hijo de Dios. ¿Y quién puede enseñarle algo a Dios? Pero también es verdaderamente hombre y vive una vida normal: primero, como niño, después como joven ayudando en el taller de José, finalmente como hombre adulto en la flor de la vida. “Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc 2,52).

En la vida humana, José era el maestro de Jesús en su contacto diario, lleno de afecto refinado, contento de negarse a sí mismo para cuidar mejor a Jesús. ¿No es esa razón suficiente para que consideremos a este hombre justo, este santo Patriarca, en quien la fe de la antigua alianza da fruto, como un maestro de la vida interior? La vida interior no es más que una conversación continua y directa con Cristo para hacerse uno con Él, y José puede decirnos muchas cosas sobre Jesús. Por lo tanto, nunca descuides la devoción a él: Ite ad Ioseph: “Ve a José”, como lo expresa la tradición cristiana en las palabras del Antiguo Testamento.

Maestro de la vida interior, trabajador profundamente comprometido con su trabajo, siervo de Dios que está constantemente en contacto con Jesús: ese es José. Ite ad Ioseph. Con San José, el cristiano aprende el significado de pertenecer a Dios asumiendo plenamente el propio lugar entre los hombres santificando al mundo. Conoce a José y encontrarás a Jesús. Habla con José y encontrarás a María, quien siempre infunde paz a su alrededor en ese atractivo taller de Nazaret.


Extracto del libro:Consagración a San JoséPadre Donald Calloway