Febrero 2025
En el año 2024, tuve la oportunidad de participar como guía en el Primer Congreso organizado por la Asociación Mexicana de Intérpretes del Patrimonio, en la ciudad de Morelia del 3 al 5 de octubre. Dicha experiencia me llevó a reflexionar sobre cuánto nos falta trabajar en el ámbito archivístico, especialmente en la divulgación de nuestra riqueza como guardianes de la memoria.
Las posibilidades son infinitas; solo necesitamos entusiasmo y creatividad para sacar los documentos de las cajas y llevarlos a las calles, a las escuelas, a las redes sociales, a las cocinas de las casas, a lo cotidiano. Y, ¿por qué no?, también llevar lo cotidiano a los archivos.
La experiencia comenzó con un recorrido por lugares emblemáticos de la ciudad, donde ocurrieron hechos históricos importantes, como las conversaciones entre los héroes de la Independencia de México: Miguel Hidalgo -maestro- y José María Morelos -alumno- Dichos encuentros, a menudo se suscitaban en el Colegio Primitivo y Nacional de San Nicolás de Hidalgo, mejor conocido como la Prepa 1 de la UNMSM; para ello, recreamos un diálogo entre los personajes; vestimos a los participantes con ropa alusiva a estos caudillos y revivimos escenarios posibles de finales del siglo XVIII.
Poco después, nos trasladamos al Museo de Arte Colonial, donde vestimos a una participante como “obispo” para que leyera el Edicto de Excomunión que, la Iglesia de entonces pronunció contra los líderes del movimiento independentista. Fue en ese momento que me di cuenta de que podríamos centrar un discurso de interpretación del patrimonio en un documento histórico. En este caso, se trataba de un expediente resguardado actualmente por el Archivo General de la Nación (AGN), disponible de manera digital y accesible para todo público, al que, al darle teatralidad, le inyectamos una nueva posibilidad de vida.
Fotografía: Representación teatral como parte del 1er Congreso sobre Interpretación del Patrimonio, en Morelia, Michoacán.
Este documento, leído en voz alta con la entonación y el ambiente adecuados, nos transportó a toda una época y nos hizo reflexionar sobre procesos sociales. Incluso, en un sentido didáctico-pedagógico para las nuevas generaciones, puede resultar esclarecedor sobre cómo se construye el conocimiento histórico a partir de fuentes directas. Dicho documento describe acontecimientos que seguimos recordando cada año durante la celebración del 16 de septiembre.
Este planteamiento no es novedoso. Estoy segura de que algunos archivos e instituciones ya lo han intentado. Por ejemplo, cuando los expedientes judiciales cobraron vida a través del teatro. Hace dos años, se formó la Compañía Teatral del Poder Judicial de Hidalgo, que inauguró su trabajo con la presentación de la obra “Entre lo Legal y lo Justo”, dirigida por Ricardo Martín Arteaga y con la actuación de los mismos empleados de la institución. En esta obra, se “sumerge a los espectadores en un mundo donde los expedientes olvidados cobran vida. Así, entre montones de papeles y archivos muertos, emergen historias que desafían la percepción de la justicia” (Bernal, F., 2024). Si bien, este ejercicio tenía como objetivo sensibilizar a los trabajadores de la institución sobre la importancia social de su labor, el expediente de archivo se convierte en un vehículo esencial para narrar la historia, acercando al espectador al concepto de justicia. El éxito ha sido tal que, en años sucesivos, la obra se ha presentado en otros estados de la República, como México, Tlaxcala y Morelos.
La invitación, entonces, es a repensar cómo los archivistas, a través de expresiones artísticas o de interpretación del patrimonio, podemos llevar los documentos que tanto nos cuesta conservar y gestionara otros públicos, más allá de los investigadores o usuarios cotidianos, para que valoren y, quizá en un futuro cercano, concienticen sobre la importancia social de la labor archivística. Como ha comentado en diversos espacios académicos la doctora Bernal Astorga, ha llegado el momento de reconocer que nuestras prácticas de divulgación e interpretación, hasta ahora, no han funcionado como esperábamos. Por lo tanto, es tiempo de abrirnos a nuevas posibilidades, seguir innovando e inyectar nuevamente vida a los documentos que deseamos preservar.
Actualmente, la pasión por el archivo, en especial en el Museo Histórico del Poder Judicial de Michoacán, me llevó a direccionar esfuerzos y adquirir nuevos conocimientos a través de la museografía para divulgar el patrimonio documental. Como experiencia, observé la riqueza documental del archivo, permitiéndome proyectar una exposición temática, así, a través cartas, poemas de amor y fotografías de enamorados, presentamos la exposición Amor y desamor en los expedientes judiciales del siglo XIX y XX; esta acción es una forma interesante para conectar al visitante con el acervo a través de las piezas exhibidas.
Finalmente, como historiadora de formación y como archivista en la práctica, uno de los desafíos a los que me enfrentó a menudo es la visión que tiene muchas personas hacia los archivos, porque en algunos casos son vistos como inservibles, localizados en edificios no aptos para su resguardo, donde impera el desorden y la falta de interés. Sin embargo, en otros espacios notamos acciones sólidas encaminadas a componer el escenario existente con casos célebres como la denominada “Ciudad de los Archivos”, localizada en el estado mexicano de Oaxaca, después de varios intentos estableció un espacio óptimo para conservar y proteger el acervo documental.
Fuentes
• Archivo Histórico del Poder Judicial de Michoacán, Juzgado PriBernal, F ( 22 de abril del 2024) Escuela Judicial expondrá la obra de teatro Entre lo legal y lo justo. El Sol de Toluca https://www.elsoldetoluca.com.mx/cultura/escuela-judicial-expondra-la-obra-de-teatro-entre-lo-legal-y-lo-justo-11800421.html