Los tres mosqueteros

Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas. Editorial Vicens Vives. Adaptación de Juan Bravo Castillo.

En 1695, un joven francés llamado D´Artagnan abandona la casa de su familia para trasladarse a la ciudad de París. Su sueño es ingresar en el cuerpo de los mosqueteros, los soldados de élite que se encargan de la protección personal del rey. Sin embargo, a D´Artagnan no le sonríe la suerte. En el camino hacia París, recibe una severa paliza y, cuando llega a la capital, se entera de que habrá de aguardar varios años antes de formar parte de la guardia del rey. Su única alegría es el encuentro con tres audaces mosqueteros que le ofrecen su amistad sin condiciones: "Todos para uno y uno para todos" es su inolvidable lema. Durante cierto tiempo, D´Artagnan lleva una vida algo rutinaria, hasta que un día acaba involucrado en una oscura intriga que incluye un secuestro, el robo de unas joyas, un envenenamiento y varios intentos de asesinato. El aspirante a mosquetero comprende que lo que está en juego en esa aventura es la defensa del bien, así que no duda en aguzar su astucia y sacar su espada contra los enemigos de lo justo. Sin embargo, los riesgos que asume son tan grandes que el lector llega a temer por su vida, sobre todo cuando la bella y siniestra Milady jura vengarse de D´Artagnan a cualquier precio... (De la contracubierta del libro)

Antes de leer:

1. (Gran grupo. Oral) ¿Cuántos de vosotros conocéis, en cualquiera de sus versiones posibles, la historia de D´Artagnan y los tres mosqueteros?

LEER: EL ENCARGO

Los tres mosqueteros es uno de esos libros de los que, como hemos visto, todos sabemos algo. Por eso en esta ocasión vamos a ofreceros también el momento del encargo pero en el que, curiosamente, no está presente ninguno de los protagonistas del relato, sino tres de los "secundarios" de lujo.

Las novelas de aventuras, ya lo hemos visto, suelen situarse o en lugares lejanos o en tiempos remotos, y para Alejandro Dumas, autor de Los tres mosqueteros, el siglo XVII quedaba tan lejos como para vosotros el siglo XIX. Para ambientar su relato se apoya en algunos personajes históricos, reales, como son Luis XIII -Rey de Francia-, su esposa Ana de Austria, y el enemigo acérrimo de ambos, el Cardenal Richelieu.

Aquí tenéis parte del capítulo XVII, titulado "El matrimonio Bonacieux", en el que el Cardenal, al tanto de los amores de la esposa del rey, Ana de Austria, con el duque de Buckingham, quiere sacar a la luz la relación. Pretende provocar así un escándalo político.

Entrerado de que Ana de Austria le dio a su amante dos herretes de diamantes que formaban parte de un collar que le fue regalado por su esposo, Richelieu convence al Rey de que organice un baile y de que, la víspera de la celebración, le pida a su mujer que luzca en el baile aquel collar. Así, piensa, se descubrirá que le faltan los dos herretes y no tardará en saberse en manos de quién está.

Cuando Luis XIII le expuso a la reina su deseo de que fuese al baile con los herretes que le había regalado, el hermoso rostro de Ana de Austria palideció de terror. "¡Estoy perdida, Dios mío!", se dijo la reina. "El cardenal lo sabe todo y habrá insistido para que me ponga los herretes". Estaba tan asustada que estalló en sollozos. Entonces, la señora Bonacieux, que se enteró por casualidad de los temores de la reina, se ofreció a ayudarle en lo que pudiese.

- Esos herretes que el rey os pide – le dijo-, se los habéis entregado al duque de Buckingham, ¿no es cierto?

- ¡Oh, Dios mío, Dios mío! - murmuró la reina, cuyos dientes castañeteaban de pavor.

- Pues bien: tenemos que recuperarlos.

- Desde luego, pero ¿cómo?

- Hay que enviar a alguien al duque.

- Pero ¿a quién? ¿En quién puedo confiar, si el cardenal y su gente me espían a todas horas?

- Tened confianza en mí, señora. Hacedme ese honor y yo os encontraré al mensajero que necesitáis.

- ¡Pero, tendré que escribir una carta!

- ¡Sí, eso es indispensable, Majestad! Dos palabras de vuestra mano y vuestro sello particular.

- Pero esas dos palabras pueden ser mi perdición.

- Solo si caen en malas manos, pero yo respondo de que esas dos palabras lleguen a su destinatario. Mi marido es un hombre bueno y honrado que ni odia ni ama a nadie. Hará lo que yo le mande. Partirá con la carta sin saber lo que dice ni quién la ha escrito.

La reina tomó las manos de la señora Bonancieux en un arrebato de gratitud, la miró como tratando de leer en el fondo de su corazón y, no viendo más que sinceridad en sus bellos ojos, la abrazó tiernamente.

- ¡Consígueme los herretes -exclamó- y habrás salvado mi vida y mi honor!

-No exageréis, señora. No tenéis nada que agradecerme, porque soy yo quien tiene el honor de serviros. Pero no perdamos un instante más y escribid la carta, que el tiempo apremia.

La reina corrió hacia una mesita en la que había tinta, papel y plumas. Escribió dos líneas, selló la carta con su sello particular y se la entregó a la señora Bonacieux al tiempo que le decía:

- Ya ves el destinatario: "A Milord, el duque de Buckingham, en Londres".

- La carta se le entregará en persona -dijo la señora Bonanciuex.

Y, sin más demora, besó las manos de la reina, ocultó la carta en su escote y desapareció con la ligereza de un pájaro.


[La señora Bonacieux pretende hacer el encargo a su marido pero, apenas pronunciadas las primeras palabras, este le revela que está al servicio del cardenal Richelieu. De hecho, sabedor ya de que la reina anda buscando un mensajero para enviarlo a Londres, se apresura a salir de casa y alertar a Richelieu. Es en ese momento cuando D´Artagnan, que ocupa el piso de arriba del matrimonio Bonacieux, baja a hablar con la joven].


- Permitidme deciros que vuestro marido es un hombre ruin.

- ¿Pero es que habéis oído nuestra conversación?

- Así es -dijo D´Artagnan, quien, como se recordará, había arrancado algunas baldosas del suelo de su apartamento para oír las conversaciones que tenían lugar abajo-. Por lo que parece, la reina necesita a un hombre valiente, inteligente y leal para que haga por ella un viaje a Londres. Yo poseo al menos dos de esas tres cualidades, de manera que aquí me tenéis a vuestra disposición.

La señora Bonacieux no respondió, pero su corazón latía con fuerza, y una secreta esperanza brilló en sus ojos.

- ¿Y qué garantía me daréis si os confío esta misión?- preguntó.

- Mi amor por vos.

La señora Bonancieux miró a D´Artagnan con interés. A fin de cuentas, aquel joven era un gentilhombre y, en aquel tiempo, un gentilhombre siempre resultaba atractivo para una burguesa. D´Artagnan era joven, apuesto y aventurero, es decir, que lo tenía todo para enloquecer de amor a una joven como la señora Bonacieux. Ella dudaba en contarle su secreto, pero descubrió tal ardor en los ojos de D´Artagnan, tal convicción en su voz, que acabó por fiarse de él. Le reveló, pues, el terrible secreto de la reina, y aquella revelación fue como una declaración de amor.

D´Artagnan resplandecía de alegría y de orgullo. El secreto que acababa de conocer y el amor que sentía por la señora Bonacieux lo convertían en un gigante.

- Me pongo en camino -dijo-, me pongo en camino ahora mismo.

después de leer

1. (Pequeño grupo. Escrita)

Junto a los protagonistas, tanto "los buenos" -aquí, los tres mosqueteros, que en realidad son cuatro- y los "malos" -capitaneados en la novela por el Cardenal Richelieu- tienen gran importancia los personajes secundarios. En este fragmento aparecen varios de ellos. Redactad un pequeño texto en el que aparezca la respuesta a estas preguntas:

        • ¿En qué ha consistido la estratagema del cardenal Richelieu para que el Rey Luis XIII se entere de la relación de su esposa Ana de Austria con el duque de Buckingham?
        • ¿Qué necesita Ana de Austria para evitar que sus amores salgan a la luz?
        • ¿Por qué afirma "Pero esas dos palabras pueden ser mi perdición"?
        • ¿A quién le confía el encargo? Y esta, a su vez, ¿en quién delega la misión?

2. (Pequeño grupo. Escrita)

Buscad información sobre estos personajes que sí existieron en la realidad (Podéis incluso acompañarla de alguna imagen):

      • Luis XIII
      • Cardenal Richelieu
      • Ana de Austria (¡ojo! ¡Hay más de una "Ana de Austria! Comprobad que se trata de la que buscamos, es decir, de la esposa de Luis XIII).


3. ( Pequeño grupo. Escrita)

Es curioso el hecho de que en esta novela se hace famosa una palabra que quizá no volvamos a encontrarnos nunca más en toda nuestra vida: la palabra es "herrete". Muchas veces la mejor ayuda para descubrir el significado de una palabra es el contexto en que esta aparece, aunque si queremos mayor precisión tendremos que acudir al diccionario.

        • Consultad tres diccionarios diferentes, a ver cuál de ellos ofrece la definición que más nos convence... y que se ajuste a los "herretes" de que hablamos.
        • Imaginemos que sois los responsables de vestuario en una adaptación al cine de esta novela. Dibujad luego el collar de la reina con esos famosos herretes que tantos quebraderos de cabeza le causan.

4. (Pequeño grupo. Escrita)

Busquemos algo de información sobre Alejandro Dumas (¡y cuidado, porque hay dos escritores con ese nombre!):

        • ¿Dónde nació el autor de Los tres mosqueteros? ¿Cuándo? ¿Hay algún aspecto especialmente llamativo en su biografía?
        • Citad al menos otros dos títulos de libros suyos acompañados de unas pocas líneas sobre el argumento de cada uno de ellos.
        • ¿En qué año publicó Los tres mosqueteros?

5. (Gran grupo. Oral)

De nuevo en nuestros días están de moda las novelas históricas, aquellas que sitúan la acción en algún momento del pasado "real" y desarrollan ahí la trama argumental de un relato que va entrelazando intrigas políticas y amorosas.

        • ¿Se os ocurre algún título? Citadlo. Por supuesto, valen también películas o incluso series de televisión...
        • ¿Por qué creéis que se ha extendido esta moda de viajar al pasado "como turistas", a través de novelas o películas que sitúan su acción varios siglos atrás, en vez de leer libros que de verdad se escribieron en esa época? ¿Qué ventajas y qué desventajas ofrece cada opción?
        • ¿Qué epoca os atrae más o vosotros? ¿Sentís especial interés por libros o películas ambientados en determinado periodo histórico? ¿En cuál?

TALLER DE ESCRITURA

(Individual. Escrita) Un buen relato incluye no solo fragmentos narrativos y descriptivos, sino que ha de manejar también con soltura el arte del diálogo. Tomando como modelo el diálogo del texto, imagina la escena en que D´Artagnan le cuenta al señor de Tréville, jefe de los mosqueteros de su Majestad, la misión que le ha sido encomendada. Procura que el diálogo resulte ágil y creíble. Puedes empezar así:

D´Artagnan estaba feliz. Tenía ante sí una misión que cumplir, y esta podía darle prestigio como mosquetero además del amor de la señora Bonacieux. Dudó si guardar el secreto para sí o confiarlo al señor de Tréville. Finalmente, seguro de la lealtad de este y confiando en poder contar con la colaboración de Athos, Portos y Aramis, solicitó audiencia con el señor de Tréville.

-¿Me habéis hecho llamar, mi joven amigo?

- Sí, señor- contestó D´Artagnan-, y espero que me perdonéis cuando conozcáis la gravedad del asunto que me trae aquí.