El Hobbit

antes de leer

1. (Gran grupo. Oral)

Muchos de vosotros conoceréis probablemente El Hobbit o El señor de los anillos a través de sus versiones cinematográficas.

    • ¿Quiénes habéis visto alguna de las películas? ¿Qué os han parecido?
    • ¿Quiénes, además, habéis leído alguno de los libros? ¿A quién(es) de la clase se lo recomedaríais?
    • ¿Os gustaría leer alguno de los títulos de Tolkien? ¡Están todos en la biblioteca!

2. (Gran grupo. Oral)

¿De qué va? En esta ocasión os ofrecemos la presentación del argumento en tres formatos diferentes:

    • La primera, tomada de Canal Lector, una página web que os recomendamos para tratar de dar con aquel libro que mejor se puede ajustar a vuestros gustos e intereses. Pinchad aquí para ver su presentación de El Hobbit.
    • La segunda... el tráiler de la película.
    • Y la tercera... corre a vuestro cargo. ¿Quién se anima a contar a los compañeros de qué va el lirbo y por qué se desencadena la batalla de los Cinco Ejércitos?

leer: la ayuda inesperada

El fragmento -un poco largo- recoge uno de los principales duelos del libro, y la aparición de una "ayuda inesperada". Leedlo con atención, imaginando lo que pasa en la batalla para poder hablar luego acerca de quiénes se enfrentan en el duelo y de dónde proviene la ayuda inesperada.

Pero os prevenimos: la narración de batallas en un libro puede ser apasionante... o pesadísima. Ocurre lo mismo que con la retransmisión radiofónica de un partido de fútbol: a los aficionados les encanta, no se la pierden caso de no poder ver el partido por la tele, y son capaces de recrear el terreno de juego y cada lance del encuentro; pero para aquellos a quienes no les gusta el fútbol... no es más que un ruido de fondo pesadísimo e ininteligible. ¡Vosotros diréis!

En cualquier caso, y para intentar seguir los avatares de la batalla que se nos relata a continuación, una estrategia interesante puede ser la de ir dibujando los bandos y su posición. Si algún conocedor del libro se anima a hacerlo en la pizarra y a aclararnos aquella información que el fragmento da por supuesta y que necesitamos para comprender lo que se nos cuenta... tanto mejor.

Así empezó una batalla que nadie había esperado; la llamaron la Batalla de los Cinco Ejércitos, y fue terrible. De una parte luchaban los trasgos y los lobos salvajes, y por la otra, los Elfos, los Hombres y los Enanos. Así fue como ocurrió. Desde que el Gran Trasgo de las Montañas Nubladas había caído, los trasgos odiaban más que nunca a los enanos. Habían mandado mensajeros de acá para allá entre las ciudades, colonias y plazas fuertes, pues habían decidido conquistar el dominio del Norte. Se habían informado en secreto, y prepararon y forjaron armas en todos los escondrijos de las montañas. Luego se pusieron en marcha, y se reunieron en valles y colinas, yendo siempre por túneles o en la oscuridad, hasta llegar a las cercanías de la gran Montaña Gunabad del Norte, donde tenían la capital. Allí juntaron un inmenso ejército, preparado para caer en tiempo tormentoso sobre los ejércitos desprevenidos del Sur. Estaban enterados de la muerte de Smaug y el júbilo les encendía el ánimo; y noche tras noche se apresuraron entre las montañas, y así llegaron al fin desde el norte casi pisándole los talones a Dain. Ni siquiera los cuervos supieron que llegaban, hasta que los vieron aparecer en las tierras abruptas, entre la Montaña Solitaria y las colinas. Cuánto sabía Gandalf, no se puede decir; pero está claro que no había esperado ese asalto repentino.

Este fue el plan que preparó junto con el Rey Elfo y Bardo; y con Dain, pues el señor enano ya se les había unido: los trasgos eran enemigos de todos, y cualquier otra disputa fue en seguida olvidada. No tenían más esperanza que la de atraer a los trasgos al valle entre los brazos de la Montaña; y ampararse en las grandes estribaciones del sur y el este. Aun de este modo correrían peligro, si los trasgos alcanzaban a invadir la Montaña, atacándolos entonces desde atrás y arriba; pero no había tiempo para preparar otros planes o para pedir alguna ayuda. (...)

Fue una batalla terrible. Bilbo no había pasado nunca por una experiencia tan espantosa, y que luego odiara tanto, y esto es como decir que por ninguna otra cosa se sintió tan orgulloso, hasta tal punto que fue para él durante mucho tiempo un tema de charla favorito, aunque no tuvo en ella un papel muy importante. En verdad puedo decir que muy pronto se puso el anillo y desapareció de la vista, aunque no de todo peligro. Un anillo mágico de esta clase no es una protección completa en una carga de trasgos, ni detiene las flechas voladoras ni las lanzas salvajes; pero ayuda a apartarse del camino, e impide que escojan tu cabeza entre otras para que un trasgo espadachín te la rebane de un tajo.

Los elfos fueron los primeros en cargar. Tenían por los trasgos un odio amargo y frío. Las lanzas y espadas brillaban en la oscuridad con un helado reflejo, tan mortal era la rabia de las manos que las esgrimían. Tan pronto como la horda de los enemigos aumentó en el valle, les lanzaron una lluvia de flechas, y todas resplandecían como azuzadas por el fuego. Detrás de las flechas, un millar de lanceros bajó de un salto y embistió. Los chillidos eran ensordecedores. Las rocas se tiñeron de negro con la sangre de los trasgos.

Y cuando los trasgos se recobraron de la furiosa embestida, y detuvieron la carga de los elfos, todo el valle estalló en un rugido profundo. Con gritos de ¡Moria! y ¡Dain, Dain!, los enanos de las Colinas de Hierro se precipitaron sobre el otro flanco, empuñando los azadones, y junto con ellos llegaron los hombres del Lago armados con largas espadas.

El pánico dominó a los trasgos; y cuando se dieron vuelta para enfrentar este ataque, los elfos cargaron otra vez con bríos renovados. Ya muchos de los trasgos huían río abajo para escapar de la trampa; y muchos de los lobos se volvían contra ellos mismos, y destrozaban a muertos y heridos. La victoria parecía inmediata cuando un griterío sonó en las alturas.

Unos trasgos habían escalado la Montaña por la otra parte, y muchos ya estaban sobre la Puerta, en la ladera, y otros corrían temerariamente hacia abajo, sin hacer caso de los que caían chillando al precipicio, para atacar las estribaciones desde encima. A cada una de estas estribaciones se podía llegar por caminos que descendían de la masa central de la Montaña; los defensores eran pocos y no podrían cerrarles el paso durante mucho tiempo. La esperanza de victoria se había desvanecido. Sólo habían logrado contener la primera embestida de la marea negra.

El día avanzó. Otra vez los trasgos se reunieron en el valle. Luego vino una horda de wargos, brillantes y negros como cuervos, y con ellos la guardia personal de Bolgo, trasgos de enorme talla, con cimitarras de acero. Pronto llegaría la verdadera oscuridad, en un cielo tormentoso; mientras, los murciélagos revoloteaban aún alrededor de las cabezas y los oídos de hombres y elfos, o se precipitaban como vampiros sobre las gentes caídas. Bardo luchaba aún defendiendo la estribación del este, y sin embargo retrocedía poco a poco; los señores elfos estaban en la nave del brazo sur, alrededor del rey, cerca del puesto de observación de la Colina del Cuervo.

De súbito se oyó un clamor, y desde la Puerta llamó una trompeta.

¡Habían olvidado a Thorin! Parte del muro, movido por palancas, se desplomó hacia afuera cayendo con estrépito en la laguna. El Rey bajo la Montaña apareció en el umbral, y sus compañeros lo siguieron. Las capas y capuchones habían desaparecido; llevaban brillantes armaduras y una luz roja les brillaba en los ojos. El gran enano centelleaba en la oscuridad como oro en un fuego mortecino.

Los trasgos arrojaron rocas desde lo alto; pero los enanos siguieron adelante, saltaron hasta el pie de la cascada y corrieron a la batalla. Lobos y jinetes caían o huían ante ellos. Thorin manejaba el hacha con mandobles poderosos, y nada parecía lastimarlo.

¡A mí! ¡A mí! ¡Elfos y hombres! ¡A mí! ¡Oh, pueblo mío! gritaba, y la voz resonaba como una trompa en el valle.

Hacia abajo, en desorden, los enanos de Dain corrieron a ayudarlo. Hacia abajo fueron también muchos de los hombres del Lago, pues Bardo no pudo contenerlos; y desde la ladera opuesta, muchos de los lanceros elfos. Una vez más los trasgos fueron rechazados al valle, y allí se amontonaron hasta que Valle fue un sitio horrible y oscurecido por cadáveres. Los wargos se dispersaron y Thorin se volvió a la derecha contra la guardia personal de Bolgo. Pero no alcanzó a atravesar las primeras filas.

Ya tras él yacían muchos hombres y muchos enanos, y muchos hermosos elfos que aún tendrían que haber vivido largos años, felices en el bosque. Y a medida que el valle se abría, la marcha de Thorin era cada vez más lenta. Los enanos eran pocos, y nadie guardaba los flancos. Pronto los atacantes fueron atacados y se vieron encerrados en un gran círculo, cercados todo alrededor por trasgos y lobos que volvían a la carga. La guardia personal de Bolgo cayó aullando sobre ellos, introduciéndose entre los enanos como olas que golpean acantilados de arena. Los otros enanos no podían ayudarlos, pues el asalto desde la Montana se renovaba con redoblada fuerza, y hombres y elfos eran batidos lentamente a ambos lados.

A todo esto, Bilbo miraba con aflicción. Se había instalado en la Colina del Cuervo, entre los elfos, en parte porque quizá allí era posible escapar, y en parte (el lado Tuk de la mente de Bilbo) porque si iban a mantener una última posición desesperada, quería defender al Rey Elfo. También Gandalf estaba allí de algún modo, sentado en el suelo, como meditando, preparando quizá un último soplo de magia antes del fin.

Este no parecía muy lejano. "No tardará mucho ya", pensaba Bilbo. "Antes que los trasgos ganen la Puerta y todos nosotros caigamos muertos o nos obliguen a descender y nos capturen. Realmente, es como para echarse a llorar, después de todo lo que nos ha pasado. Casi habría preferido que el viejo Smaug se hubiese quedado con el maldito tesoro, antes de que lo consigan esas viles criaturas, y el pobrecito Bombur y Balin y Fíli y Kili y el resto tengan mal fin; y también Bardo, y los hombres del Lago y los alegres elfos. ¡Ay mísero de mí! He oído canciones sobre muchas batallas, y siempre he entendido que la derrota puede ser gloriosa. Parece muy incómoda, por no decir desdichada. Me gustaría de veras estar fuera de todo esto.

Con el viento, se esparcieron las nubes, y una roja puesta de sol rasgó el oeste. Advirtiendo el brillo repentino en las tinieblas, Bilbo miró alrededor y chilló. Había visto algo que le sobresaltó el corazón, unas sombras oscuras, pequeñas aunque majestuosas, en el resplandor distante.

¡Las Águilas! ¡Las Águilas! vociferó, ¡Vienen las Águilas!

Los ojos de Bilbo rara vez se equivocaban. Las Águilas venían con el viento, hilera tras hilera, en una hueste tan numerosa que todos los aguileros del norte parecían haberse reunido allí,

¡Las Águilas! ¡Las Águilas! gritaba Bilbo, saltando y moviendo los brazos. Si los elfos no podían verlo, al menos podían oírlo. Pronto ellos gritaron también, y los ecos corrieron por el valle. Muchos ojos expectantes miraron arriba, aunque aún nada se podía ver, excepto desde las estribaciones meridionales de la Montaña.

¡Las Águilas! gritó Bilbo otra vez, pero en ese momento una piedra cayó y le golpeó con fuerza el yelmo, y el hobbit se desplomó y no vio nada más.

después de leer

3. (Gran grupo. Oral)

Una pregunta obligada: ¿Cuántos habéis seguido bien el relato de la batalla? ¿A quiénes os gustan este tipo de episodios? ¿Quiénes "no podéis con ellos", vamos, que no os gustan nada?


4. (Gran grupo. Oral)

La novela fantástica es un subgénero de la novela de aventuras que está teniendo muchísimo éxito en nuestros días. Los espacios y tiempos en que se ambienta la acción ni existen ni han existido jamás, y los personajes difieren mucho en su físico de las personas y animales que conocemos. Sin embrago, en su manera de sentir y actuar, a veces no son tan diferentes de los hombres y mujeres que nos rodean...

    • ¿Quiénes se enfrentan en este duelo? Quienes ya conozcáis la historia, ¿podéis explicar al resto los motivos del combate?
    • ¿Quién ofrece esa "ayuda inesperada"? ¿En qué creéis que puede consistir su ayuda?
    • Si no conocéis el libro... ¡imaginadlo! En realidad, es así como leemos siempre (o como vemos películas): formulando hipótesis -es decir, fantaseando- acerca de lo que va a ocurrir después, quiénes son los malos, cómo va a acabar todo.... Y los buenos narradores, claro, consiguen siempre sorprendernos sin que tengamos la sensación de que nos están haciendo trampas y no respetan el hilo del relato. Así pues, imaginad algo que sea coherente con lo que hasta ahora sabéis del argumento de El Hobbit.


5. (Pequeño grupo. Voluntaria)

Elegid una de estas dos propuestas:

    • Convertir en un cómic el fragmento.
    • Hacer un pequeño cartel -o vídeo- de promoción de la película. Debéis aparecer cada uno de los miembros del grupo con una breve frase o eslogan que anime a verla. Si alguien ha leído la novela, también puede hacer una "vídeo recomendación".


6. (Pequeño grupo. Escrita)

Busquemos algo de información sobre J.R. Tolkien:

    • ¿Dónde nació? ¿Cuándo? ¿Hay algún aspecto especialmente llamativo en su biografía?
    • Citad al menos otros dos títulos de libros suyos acompañados de unas pocas líneas sobre el argumento de cada uno. Si os ha entrado la curiosidad de leer alguno... ¡en la biblioteca están todos!
    • Por cierto... ¿En qué año se publicó El Hobbit? ¿De qué año es la película del mismo nombre?