Como evidencia para la competencia número nueve, escogí el trabajo de Experiencia Clínica que realicé para el curso EDES 4005: Niños, Adolescentes Desórdenes Emocionales y de la Conducta. El mismo se realizó en el primer semestre de mi segundo año académico (2022-2023) con la Profa. Nancy López. Realicé la experiencia clínica (9 horas en total) en la escuela a Eduka en Carolina, P.R. donde tuve la oportunidad de conocer un grupo de ocho niños, cuatro de tercer grado y cuatro de cuarto grado. Aquí observé el ambiente dentro y fuera del salón de clases y ayudé a las maestras en las clases.
La experiencia de campo me introdujo a las situaciones, dinámicas e interacciones que se pueden apreciar dentro del salón de clases entre los maestros y estudiante, administración y maestros, estudiantes y administración, maestros y otros maestros, maestros y padres, y, finalmente, estudiante y otros estudiantes. Pude observar cómo la dinámica y relación entre maestros era sólida, profesional y de confianza; cuando se necesitaban no fallaban en comunicarse entre sí para intercambiar consejos, formas de dar la clase, conocimiento sobre algún tema y, lo que entiendo como más importante, formas de controlar y ayudar a los estudiantes a cooperar dentro de un ambiente establecido dentro del salón de clases. Por ejemplo: recuerdo que había un estudiante que mostraba rasgos de problemas de conducta, los maestros se ayudaban entre sí para ayudar al estudiante a controlarse y, dentro de su circunstancia particular, aprender efectivamente. Así mismo, conocí a la directora de Eduka que a través de su pasión por enseñar y ayudar a la diversidad de estudiantes que tiene, sirve como mentora a los maestros y procura siempre fomentar un aprendizaje dinámico (por ejemplo: siempre incorpora actividades, manualidades y talleres en donde los estudiantes y maestros puedan crecer). Esta experiencia clínica también me ayudó a entender mejor cuan importante es el rol de los padres y cuanto pueden influir en el proceso de aprendizaje: sin su cooperación y ayuda, el estudiante no podrá lograr su máximo potencial. El estudiante debe practicar y aplicar el conocimiento que adquiere en el salón de clases en todo momento y en todos los ambientes y contextos que forma parte de su vida cotidiana, incluyendo el hogar. Por último, pude apreciar de manera clara como a pesar de las diferencias de cada persona y su contexto particular, el proceso de aprendizaje se llevaba a cabo de la mejor manera posible, manteniendo, fomentando y procurando que el estudiante aprenda sobre sí mismo y cómo enfrentar la vida efectivamente sin sentirse impedidos/limitados por sus excepcionalidades.
Conforme a esta competencia, aprendí la prioridad y peso que tiene el contexto del estudiante en su proceso de aprendizaje. Así mismo, cómo el maestro debe procurar que estos contextos interactúen entre sí efectivamente para fomentar una mejor actitud y aprendizaje en los estudiantes. Aprendí que el maestro no puede limitarse a sus propias creencias educativas sino ser capaz de aceptar ayuda de otros profesionales y los padres. De esta manera, se mantiene una comunidad educativa fuerte y segura y se fomenta el bienestar del estudiantado y su desarrollo. Esta visión me ayudará en mi carrera profesional como maestra ya que al observar y practicar (a pequeña escala) las interacciones en este contexto escolar, podré adaptarlo e incorporarlo en la escuela que trabaje.
Estoy consciente de que tuve una oportunidad única de estar inmersa en una comunidad de aprendizaje amplia en donde pude observar, no tan solo las interacciones entre la maestra y los estudiantes, sino que pude observar la relación entre otros colegas, la directora y la comunidad en general. Esta experiencia me proveyó información en relación a la importancia de relaciones interpersonales; el respeto que debe haber hacia las otras personas al momento de trabajar en conjunto (aplicar para el trabajo entre colegas, como entre niños); la necesidad de desarrollar conciencia sobre las repercusiones que tiene nuestra actitud y nuestras acciones hacia los demás; y, por último, todos contribuimos equitativamente en el proceso de generar un ambiente de harmonía para que el proceso de aprendizaje sea adecuado.