Conocimiento del estudiante y del proceso de aprendizaje
El(la) estudiante maestro(a) demuestra conocimiento de las diversas maneras en las que se desarrollan y aprenden los alumnos y organiza las actividades de aprendizaje para atender sus diversas necesidades emocionales e intelectuales, así como sus intereses y talentos.
Como evidencia de la competencia dos presentó dos herramientas fundamentales que utilicé al principio de mi práctica docente: un inventario de intereses y una prueba diagnóstica. Ambos instrumentos me permitieron recopilar información relevante y detallada sobre mis estudiantes de educación especial, tanto a nivel personal como académico.
Descripción de los Trabajos
El inventario de intereses es una herramienta cualitativa que utilicé al inicio de la práctica docente con el propósito de conocer a mis estudiantes más allá del aspecto académico. Esta prueba incluía preguntas abiertas y cerradas relacionadas con sus pasatiempos, materias favoritas, hábitos y preferencias de lectura, temas que más les llaman la atención, estilo de aprendizaje preferido (visual, auditivo o kinestésico), así como aspectos emocionales tales cómo se sienten en la escuela o si disfrutan participar en clase. Al aplicar esta prueba, pude obtener una imagen más clara de la personalidad de cada estudiante, lo que me ayudó a comprender mejor cómo interactúan, qué los motiva y qué tipo de actividades podrían captar mejor su atención. Esta información fue fundamental para comenzar a construir un ambiente de aprendizaje donde cada estudiante se sintiera valorado y tomado en cuenta.
Por otro lado, la prueba diagnóstica fue una herramienta diseñada para evaluar las habilidades básicas de los estudiantes en el área de lectoescritura. Esta incluía ejercicios como la segmentación de palabras en sílabas, la identificación de la sílaba tónica y su clasificación según la acentuación (agudas, llanas y esdrújulas), lectura de oraciones y comprensión de textos breves, así como la redacción de oraciones o párrafos sencillos. El propósito de esta prueba fue identificar el nivel de dominio que cada estudiante tenía en estas destrezas clave, permitiéndome reconocer tanto sus fortalezas como las áreas que requerían refuerzo. Esta información fue crucial para comenzar a planificar las clases de manera más efectiva, adaptando las estrategias pedagógicas a las verdaderas necesidades del grupo.
Estas pruebas fueron realizadas como parte de los requisitos de la práctica docente, pero más allá de eso, las considero herramientas esenciales para diseñar un proceso de enseñanza y aprendizaje que sea verdaderamente significativo, pertinente y adaptado a las necesidades particulares de mis estudiantes.
Relación con la Competencia
Esta evidencia se relaciona directamente con la competencia dos porque demuestra que reconozco y valoro la diversidad en el proceso de aprendizaje. Al implementar estas pruebas, no solo recolecté datos, sino que también comencé a construir un ambiente de aprendizaje inclusivo, donde cada estudiante se sienta visto, valorado y atendido en sus necesidades intelectuales, emocionales y sociales. Elegí estas pruebas como evidencia precisamente porque reflejan mi compromiso con la comprensión profunda de mis estudiantes como individuos, y porque me ofrecieron las herramientas necesarias para crear un ambiente educativo más justo y equitativo.
Aprendizajes Significativos
A través de este trabajo, obtuve aprendizajes significativos. Comprendí que ser maestra va mucho más allá de impartir contenido; implica conocer a mis estudiantes a un nivel más humano, entender qué los motiva y qué les dificulta aprender. Reconocí que el proceso educativo debe partir de sus intereses, experiencias previas y niveles de desarrollo. Esta experiencia me reafirmó la importancia de comenzar cada año escolar con herramientas diagnósticas que guíen el diseño de una enseñanza diferenciada, centrada en el estudiante. Me hizo más consciente de mi rol como facilitadora del aprendizaje, una guía que acompaña, adapta y transforma.
Reflexión
Haber pasado por esta experiencia tuvo un impacto muy significativo en mi formación como futura educadora. Me permitió conectar con mis estudiantes de una forma más profunda, y entender que conocerlos bien es la base de cualquier enseñanza efectiva. En mi desarrollo profesional, esta vivencia marcó una pauta clara: siempre debo comenzar por escuchar, observar y aprender de mis estudiantes. Para el futuro, quisiera mejorar aún más la estructura de la prueba diagnóstica, incorporando una mayor variedad de temas y evitando repetir contenidos ya dominados por los estudiantes. Esto me permitirá aprovechar mejor el tiempo de evaluación inicial y obtener una visión más amplia de sus fortalezas y necesidades. En resumen, esta experiencia me ayudó a fortalecer mi práctica pedagógica, reafirmando mi compromiso con una enseñanza centrada en el estudiante y sensible a la diversidad del aula.
Para evidenciar la competencia dos de mi formación como maestra, he seleccionado dos trabajos que considero cruciales: un cuestionario de intereses y un sociograma. Ambos fueron realizados durante mi pre práctica dos en un salón de educación especial, como parte de la clase EDES 4000, "Metodología de la Enseñanza en Educación Especial K-12", impartida por la Dra. Nancy López durante el semestre de enero a mayo de 2024. Estos trabajos no solo cumplen con los requisitos de la clase, sino que también me proporcionaron una oportunidad invaluable para conocer mejor a los estudiantes con los que trabaje.
Descripción de los Trabajos
El cuestionario de intereses fue diseñado para recolectar información general y personal de los estudiantes. Las preguntas incluían aspectos como “¿Cuál es tu color favorito?”, “¿Cuándo es tu cumpleaños?” o “¿Cuál es tu comida favorita?”. El objetivo era obtener una perspectiva más completa del estudiante más allá del rendimiento académico, entendiendo sus gustos, preferencias y otros detalles que pudieran ayudarme a conectar con ellos de una manera más cercana. Por otro lado, el sociograma tenía un enfoque completamente diferente. Se centraba en las relaciones interpersonales dentro del aula y revelaba las dinámicas sociales entre los estudiantes. Las preguntas en este cuestionario fueron diseñadas para comprender cómo los estudiantes interactuaban entre sí, por ejemplo: “¿Con quién te gusta jugar?”, “¿A quién le prestarías tus juguetes?” y “¿Quién es tu mejor amigo?”. Este ejercicio me permitió visualizar de manera clara la red social de cada niño, lo que fue esencial para entender las dinámicas de grupo, las amistades y posibles tensiones.
Contexto de la Evidencia
Ambos cuestionarios se realizaron en un salón de educación especial donde observaba y participaba como parte de mi prepráctica. Los estudiantes que atendía tenían diversas necesidades educativas y requerían enfoques diferenciados. El contexto en el que desarrollé estos trabajos fue uno en el que era fundamental adaptar los instrumentos de evaluación y observación a las capacidades y necesidades de los estudiantes. Una de las lecciones más importantes que aprendí fue que no todos los estudiantes podían responder de la misma manera a los cuestionarios. Algunos no sabían escribir o leer correctamente las preguntas, lo que me llevó a modificar la forma en que recolectaba la información. Para el cuestionario de intereses, en lugar de pedir respuestas escritas, ajusté el formato para que los estudiantes pudieran dibujar o marcar respuestas, lo que facilitó el proceso y me permitió obtener información valiosa sin que las dificultades académicas de los estudiantes interfirieran.
Relación con la Competencia
La evidencia presentada se alinea perfectamente con la competencia dos, que establece la importancia de que los maestros en formación comprendan las diversas formas en que los estudiantes aprenden y se desarrollan. Este principio también resalta la necesidad de diseñar actividades que atiendan tanto las necesidades emocionales como intelectuales de los estudiantes, ajustándose a sus intereses y talentos individuales. Al realizar estos cuestionarios, pude profundizar en el conocimiento no solo de los intereses y preferencias de los estudiantes, sino también de sus desafíos, tanto académicos como sociales. El cuestionario de intereses me permitió identificar estudiantes con dificultades para expresarse o que no sabían cómo plasmar sus ideas en papel. Gracias a esta herramienta, descubrí quiénes necesitaban mayor apoyo en ciertas áreas y quiénes podrían beneficiarse de enfoques más visuales o interactivos en las actividades de clase. El sociograma, por su parte, me ayudó a comprender la dinámica social en el aula. Por ejemplo, observé que algunos estudiantes tendían a mencionarse repetidamente como compañeros preferidos, mientras que otros eran excluidos de estas menciones. En particular, me llamó la atención un estudiante que era frecuentemente marginado por sus compañeros debido a su comportamiento impulsivo. Este ejercicio no solo me ayudó a visualizar estas relaciones, sino también a abordar problemas de socialización y exclusión que afectaban el ambiente en el aula.
Razones para Seleccionar Esta Evidencia
Seleccioné estos trabajos como evidencia porque me proporcionaron una visión integral de los estudiantes a mi cargo. El cuestionario de intereses me permitió adentrarme en los aspectos más personales de los niños, lo cual considero esencial para poder crear un ambiente de confianza y motivación en el aula. A través de este cuestionario, pude ajustar mis enfoques pedagógicos para atender tanto sus intereses como sus necesidades académicas. Por otro lado, el sociograma me brindó una herramienta para analizar las interacciones sociales entre los estudiantes, lo cual fue crucial para entender cómo las relaciones sociales impactan el aprendizaje. Saber que un estudiante es excluido por sus compañeros me permitió diseñar actividades que fomentaran la colaboración y la inclusión, algo que de otro modo podría haber pasado desapercibido.
Aprendizajes Significativos
Uno de los aprendizajes más significativos que obtuve de esta experiencia fue la importancia de no solo conocer los intereses de los estudiantes, sino también de entender sus relaciones sociales. Este conocimiento me permitió tomar decisiones pedagógicas informadas, como diseñar actividades en las que los estudiantes tuvieran que trabajar juntos, lo que contribuyó a mejorar el ambiente social en el aula. Además, aprendí que los conflictos sociales pueden ser una barrera significativa para el aprendizaje. A través del sociograma, descubrí que algunos estudiantes no se llevaban bien entre sí, lo que afectaba la dinámica de la clase y, por ende, el rendimiento académico. Poder identificar estas tensiones me dio la oportunidad de intervenir de manera más efectiva, buscando soluciones que beneficiaran tanto el bienestar emocional como el desarrollo académico de los estudiantes.
Reflexión Personal y Profesional
Esta experiencia fue profundamente transformadora para mí como futura maestra. Me permitió trabajar con un grupo diverso de estudiantes, lo que me obligó a adaptar mis estrategias de enseñanza. Al aplicar los cuestionarios, descubrí que la recopilación de información no solo es útil para conocer a los estudiantes, sino que también es esencial para diseñar planes de clase que sean significativos y motivadores. Como futura educadora, esta experiencia me reafirma la importancia de conocer a cada estudiante como un individuo único, con sus propios intereses, desafíos y dinámicas sociales. Además, me mostró que los cuestionarios no son solo herramientas de evaluación, sino también oportunidades para construir relaciones de confianza con los estudiantes, haciéndolos sentir valorados y comprendidos.
Proyecciones Futuras y Mejora
Si tuviera la oportunidad de volver a realizar este trabajo, una de las cosas que haría de manera diferente sería aplicar los cuestionarios a toda la clase, ya que debido al tiempo limitado no pude hacerlo con todos los estudiantes. Sin embargo, me aseguré de observar y realizar preguntas a aquellos con los que no pude aplicar el cuestionario formal, lo que me permitió conocerlos mejor. En el futuro, planeo utilizar estos instrumentos de manera más generalizada en mi práctica docente, ya que son fundamentales para crear un ambiente inclusivo y positivo. Además, la información que recopilé me ayudará a planificar actividades más efectivas y adaptadas a las necesidades e intereses de mis futuros estudiantes.
Conclusión
En resumen, la experiencia de aplicar un cuestionario de intereses y un sociograma me permitió conocer mejor a mis estudiantes y entender las dinámicas que afectan su aprendizaje. Esta evidencia es una muestra clara de cómo los maestros en formación podemos utilizar herramientas simples pero poderosas para mejorar el ambiente en el aula, fomentar relaciones saludables y diseñar actividades pedagógicas que respondan a las necesidades y talentos de los estudiantes. Esta experiencia ha reforzado mi convicción de que conocer a los estudiantes es clave para lograr una enseñanza significativa y efectiva.
Describiendo y contextualizando
El trabajo que presento como evidencia para respaldar la competencia dos es un detallado informe de experiencia de campo. Este informe surge de mi participación activa en la clase de EDEPE 3060-0U1, dirigida por la profesora Carmen Pujols, donde se enfatiza el desarrollo de habilidades pedagógicas y la comprensión de los procesos de aprendizaje de la lectoescritura en los grados primarios. El informe detalla mi experiencia de observación en un aula de segundo grado, donde tuve la oportunidad de examinar tanto el entorno físico como emocional del salón, así como las prácticas pedagógicas implementadas por la maestra durante la clase de la adquisición de la lengua. En mi análisis, comencé con una descripción general de la escuela, incluyendo su ubicación, instalaciones y recursos disponibles, como áreas de juego y biblioteca. Luego me adentré en la observación del aula específica, detallando tanto el ambiente físico, con áreas designadas para la lectura y materiales disponibles, como el ambiente emocional, destacando la calidad de las interacciones entre la maestra y los estudiantes. Durante las tres clases que observé, registré cuidadosamente las estrategias empleadas por la maestra para enseñar la lectoescritura, incluyendo actividades grupales, uso de materiales didácticos y técnicas de motivación. Al finalizar mi informe, reflexioné sobre mi experiencia en el aula, destacando cómo las prácticas observadas se alineaban o diferían de lo aprendido en la clase teórica, y ofrecí sugerencias sobre cómo abordaría ciertas situaciones si estuviera en el papel de la maestra. El contexto en el que desarrollé esta evidencia fue en el marco de los requisitos académicos tanto de la clase de la profesora Pujols como de mi programa de formación como maestra. La entrega del informe se llevó a cabo el 6 de octubre de 2023, cumpliendo así con la fecha de entre del mismo. Este trabajo no solo cumplió con los requisitos del curso, sino que también contribuyó significativamente a mi desarrollo profesional como futura maestra, proporcionándome una valiosa experiencia práctica y una oportunidad para reflexionar sobre mi propia práctica pedagógica.
Justificando
El trabajo que llevé a cabo se relaciona fundamentalmente con la competencia dos la cual establece que los maestros en formación deben poseer un conocimiento profundo sobre las diversas formas en que los estudiantes aprenden y se desarrollan. Además, resalta la importancia de diseñar actividades y estrategias de enseñanza que respondan a las necesidades tanto emocionales como intelectuales de los alumnos, así como a sus intereses y talentos individuales. Opté por seleccionar este trabajo como evidencia para la competencia dos debido a que, durante mi participación en él, pude analizar detenidamente la diversidad presente en el aula en la que estuve presente y reflexionar sobre la posible necesidad de aplicar enfoques diferenciados para abordar la enseñanza de la lectoescritura. Durante mi participación en las clases de adquisición de la lengua, pude observar una variedad de métodos de enseñanza empleados para el aprendizaje de los estudiantes. Sin embargo, a medida que transcurría el tiempo, me percaté de que algunos estudiantes experimentaban dificultades constantes para seguir el ritmo de la clase y requerían asistencia adicional de manera regular. Este fenómeno se manifestaba especialmente durante las actividades grupales de lectura, donde dos o tres niños con diagnóstico de TDAH-H demostraban problemas para concentrarse. Asimismo, recuerdo el caso de un niño en particular que, debido a distracciones externas, como la interacción con sus compañeros o los objetos en su entorno, tenía dificultades para completar sus tareas a tiempo. Sin embargo, cuando trabajaba de manera individual, porque sus compañeros ya habían finalizado sus trabajos, su desempeño se volvía notablemente más eficiente y efectivo. Esta observación me llevó a pensar sobre la posibilidad de que este alumno en particular se podría beneficiar de un entorno de aprendizaje más aislado, a pesar de que pueda sonar un poco cruel separarlo de su mesa aun pupitre.
En cuanto a la enseñanza de la escritura, una de las áreas en las que observé más detenidamente la metodología utilizada por la maestra fue durante las actividades de escritura en el aula. Noté que, en su mayoría, la maestra recurría al método tradicional, donde ella escribía en la pizarra y los niños tenían que transcribir lo que ella había escrito en sus libretas. Sin embargo, esta práctica parecía tener limitaciones, especialmente para esos estudiantes que aún no tenían un dominio completo de la lectura. Me di cuenta de que muchos niños, particularmente aquellos que todavía estaban aprendiendo a leer, encontraban difícil seguir este método. No podían comprender completamente lo que estaban escribiendo y, en consecuencia, carecían de un sentido de conexión y significado con el material. Además, cuando llegaba el momento de que los niños escribieran por sí mismos, aquellos que enfrentaban dificultades no recibían el apoyo necesario para intentarlo y corregir sus errores en el proceso de aprendizaje, si no que ella directamente escribía por ellos o se lo escribía en la pizarra para luego ser transcrito. La maestra parecía estar más enfocada en completar la tarea que en permitirles a los estudiantes explorar y desarrollar sus habilidades de escritura de manera autónoma y significativa. Basándome en lo que he aprendido en mi formación en enseñanza de la lectoescritura, entiendo la importancia de que el proceso de escritura sea significativo para los estudiantes. Simplemente copiar de la pizarra al papel no proporciona una comprensión profunda ni permite que los estudiantes se involucren plenamente con el material. En cambio, los estudiantes necesitan oportunidades para experimentar con la escritura de forma autónoma, explorar diferentes enfoques y cometer errores en un entorno de apoyo y aprendizaje seguro.
Además, creo firmemente en la importancia de fomentar un ambiente en el aula donde los estudiantes se sientan cómodos para explorar y practicar la escritura sin el temor constante a ser evaluados. Esto es particularmente vital en segundo grado, dado que los niños todavía se encuentran en proceso de desarrollo de sus habilidades de lectura y escritura. Por consiguiente, es esencial establecer una base sólida y positiva en estas competencias fundamentales. Considero que el enfoque de la maestra era bastante tradicional y no lograba adaptarse adecuadamente a la diversidad de los estudiantes en su salón, especialmente aquellos con TDAH-H y PEA. Sin embargo, cuando yo ayudaba los estudiantes, intentaba aplicar lo aprendido en clase y adoptaba un enfoque más individualizado, significativo y motivador. Esto tenía un impacto positivo en el desempeño de los estudiantes, ya que les ayudaba a desarrollar su autoconfianza y a creer en sus propias capacidades de aprendizaje.
Una lección significativa que extraje de esta experiencia fue el reconocimiento del aprendizaje adquirido durante mi formación en la enseñanza de la lectoescritura. En repetidas ocasiones, me encontré cuestionando las estrategias utilizadas por la maestra para enseñar a leer y escribir a los estudiantes. Esta reflexión constante me llevó a darme cuenta de que, de hecho, había interiorizado y comprendido los conceptos y principios discutidos en la clase sobre la enseñanza de la lectoescritura. Además, esta experiencia me enseñó la importancia de la variabilidad en las estrategias pedagógicas dentro del aula. Reconocí que cada estudiante tiene un estilo de aprendizaje único y que, como educadores, es nuestra responsabilidad adaptar nuestras enseñanzas para satisfacer las diversas necesidades de nuestros alumnos. Aprendí que, en ocasiones, somos nosotros, los maestros, quienes debemos reflexionar y ajustar nuestras prácticas, ya que los estudiantes son el reflejo de cómo los guiamos en su aprendizaje. Observar a la maestra y reflexionar sobre su enfoque me permitió comprender que, en última instancia, la responsabilidad del éxito o el fracaso de los estudiantes recae en nosotros como educadores. Si bien pueden existir desafíos externos, como la falta de apoyo en el hogar, es nuestro deber buscar soluciones para abordar cualquier brecha en el aprendizaje y garantizar que todos los estudiantes tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.
Reflexión final
Para mí, esta experiencia ha sido mucho más que solo una asignación académica; ha sido una inmersión profunda en el mundo real de la enseñanza, donde cada día trajo consigo nuevas lecciones y descubrimientos. La oportunidad de participar en el aula observando y colaborando me permitió entender mejor las teorías y conceptos aprendidos en mis clases teóricas, también aplicarlos en un entorno práctico y dinámico. Uno de los aspectos más significativos de esta experiencia fue la posibilidad de experimentar con diferentes estrategias de enseñanza. La lectoescritura, en particular, se convirtió en un campo de exploración fascinante para mí. Descubrir la efectividad de técnicas como la vocalización de sonidos de letras en lugar de simplemente nombrarlas fue revelador. Vi cómo esta técnica no solo ayudaba a los estudiantes a comprender mejor el lenguaje, sino también a desarrollar habilidades de lectura y escritura de manera más fluida y natural. Además, el afecto y la gratitud expresados por los estudiantes mientras los ayudaba con sus tareas fueron momentos que realmente me conmovieron. Sentir su confianza y aprecio por mi presencia en el aula reforzó mi sentido de propósito como futura maestra y me hizo recordar la importancia de establecer conexiones genuinas con los estudiantes y cultivar un ambiente de apoyo y respeto mutuo. Esta experiencia también me proporcionó una comprensión más profunda de la diversidad en el aula y la necesidad de adaptar las estrategias de enseñanza para satisfacer las diversas necesidades de los estudiantes. Reconocí que cada estudiante tiene un estilo de aprendizaje único y que es crucial para los maestros ser flexibles y receptivos a esas diferencias.
Aprendí a valorar la individualidad de cada estudiante y a buscar formas de fomentar su crecimiento y desarrollo personal. En términos de mi desarrollo como futura maestra, esta experiencia ha dejado una impresión permanente en mí. Me ha proporcionado una base sólida sobre la cual construir mi práctica pedagógica y me ha enseñado la importancia de la reflexión y la mejora continua. Reconozco que siempre habrá áreas en las que puedo crecer y mejorar, y esta experiencia me ha dado las herramientas y la motivación necesarias para seguir aprendiendo y evolucionando como futura educadora. Mirando hacia el futuro, veo las implicaciones positivas que esta experiencia tendrá para mis futuros estudiantes. Me ha preparado para enfrentar los desafíos y las responsabilidades de ser una educadora comprometida y reflexiva. Me ha enseñado a ser una defensora de mis estudiantes, a adaptar mi enseñanza para satisfacer sus necesidades individuales y a crear un ambiente de aprendizaje inclusivo y enriquecedor para todos. Reflexionando sobre esta experiencia, puedo ver áreas en las que podría haber actuado de manera diferente. Por ejemplo, ahora reconozco que subestimé el valor de la experiencia en sí misma y minimicé el aprendizaje que obtuve de ella. Si volviera a realizar este trabajo, cambiaría mi enfoque para reconocer y valorar más plenamente el impacto que tuvo en mi desarrollo como maestra en formación. Reconocería la importancia de cada experiencia práctica como una oportunidad invaluable para aprender y crecer, independientemente de si introdujo nuevas estrategias o conceptos.