Un proceso reflexivo es una práctica crítica que permite a una persona analizar y evaluar sus experiencias, pensamientos, y acciones con el fin de obtener un aprendizaje más profundo. En este proceso, la persona toma el tiempo para observar sus reacciones, emociones, decisiones, y los resultados de estas, y cuestionar su propia perspectiva o conocimiento previo.
La reflexión fomenta el crecimiento personal y profesional, y suele ser usada en el ámbito educativo y profesional como una herramienta para mejorar la toma de decisiones, resolver problemas y adaptar comportamientos futuros. A través de este proceso, uno puede identificar áreas de mejora, aprender de los errores, y reforzar el conocimiento adquirido.