La ciudad de Medellín, traducida en jerga parlache como "Medallo", fue el principal espacio de desarrollo de esa manifestación juvenil.
El parlache colombiano es un conjunto de modismos utilizados por los jóvenes originado en las comunas populares de Medellín y suburbios de Bogotá y Cali. Originalmente era una especie de germanía, que se ha extendido sin embargo no sólo a los jóvenes de clase media y alta de la ciudad sino que también ha tenido una influencia en el habla popular de otras regiones de Colombia a través de los medios de comunicación que le han dado espacio. La palabra parce, por ejemplo, se utiliza prácticamente en toda colombia y ya es considerada un colombianismo.
Este "lenguaje" se hace conocido especialmente a partir de la década de los 80, pero su génesis y desarrollo son mucho más complejos. El parlache es una forma urbana de la idiosincracia colombiana. El encuentro de los grupos migratorios campesinos hacia los principales centros urbanos del pis y la creación no planeada de los sectores populares de la ciudad, hicieron que se presentaran allí fenómenos de marginación y violencia urbana que trajeron como consecuencia nuevas expresiones de lo popular. Para muchos estudiosos, el parlache tiene un origen básicamente en la subcultura juvenil marginal enmarcada por la violencia, pero ello puede estar alimentado por otros fenómenos más sutiles que nacen de la expresión popular.
El parlache tiene un recorrido interesante de llegada a las clases medias y altas de la ciudad a partir de los años 80. Es un proceso difícil de entender, puesto que llega a definirse como un "modo de hablar de las juventudes ". El lenguaje de las esquinas de los barrios populares y de los arrabales, comenzó a entrar dentro de los ambientes académicos de las grandes universidades, los medios de comunicación social, las expresiones culturales y artísticas. La oposición intelectual de muchos académicos que lo definen como un lenguaje ordinario y sin clase, no bastó para detener un fenómeno lingüístico con claro sentido sociológico. El parlache, al ser un modo de expresión de un mundo social marginal, lo es también de una generación: el parlache es evidentemente juvenil y este elemento fue preponderante en su difusión. “Sólo los jóvenes pueden entender a los jóvenes”, es una expresión de la filosofía juvenil popular y dicha expresión tiene su razón de ser. El parlache es un acto de rebeldía, un fenómeno que puede ser comparado a los procesos que vivieron expresiones musicales como el Punk o el Hip Hop. El parlache une a los muchachos en un solo lenguaje, un lenguaje hermético y hermenéutico que solo ellos pueden entender y en donde están excluidos profesores, padres de familia, autoridades y en general aquellos cuyo mundo representa autoritarismo, incomprensión y otras cosas que hacen sentir al joven al margen. En dicho espejo se refleja entonces el muchacho de la clase media y alta. Si el muchacho de los barrios populares utiliza el parlache como medio de expresión y protesta ante un mundo social excluyente, el muchacho de las clases medias lo hace a su manera para protestar ante una sociedad que de alguna manera lo deja solitario (padres de familia muy ocupados para sus hijos, profesores indiferentes ante sus inquietudes, amigos materialistas).
De esta manera el parlache llega a los medios de comunicación social. Fueron ellos los únicos responsables de que dicho fenómeno lingüístico no fuera pasajero. El libro de Alonso Salazar, “No nacimos pa´semilla” y la película de Víctor Gaviria, “Rodrigo D. No Futuro”, fueron los pioneros en el salto del parlache al panorama nacional. Telenovelas, chistes, noticias (como por ejemplo: "Se calentó el Congreso", publica un diario. "Un saludo ahí, a los parceros de Castilla" o " al arquero (portero) se lo pasaron por la galleta" grita, en el estadio, un comentarista de fútbol. " Vamos a hacer una cirugía con todos los fierros ( con todas las de la ley, bien hecha )", comenta un cirujano . "A mi hijo lo están cascando en la urbanización por picao" ( lo agraden o golpean por presumido )., agrega un juez. "Qué hubo parce!" ( qué tal, amigazo? ), saluda un estudiante de universidad privada a un indígena de zonas de cultivos ilícitos. "No sea mula", reza una campaña contra la droga en la televisión y la radio, haciendo alusión a los correos humanos que utiliza el narcotráfico en colombia. "Somos unos faltones con Dios " ( somos unos traidores o negligentes de Dios ), concluye un cura en el púlpito de su iglesia), revistas y toda una red que los muchachos nunca pagaron ni se imaginaron, contribuyeron a crear una ola que difundió la lógica lingüística en otros sectores, principalmente urbanos de Colombia. En el plano nacional vale el mismo argumento: el parlache llegó evidentemente a los diferentes grupos juveniles, primero populares y después de las clases altas con los mismos motivantes.
El parlache es ante todo una jerga popular, por más romántica que parezca a unos. Todavía es atacada con fuerza y argumento por intelectuales que la ven como una amenaza a la formación de la juventud. Un cantante de fama internacional como Juanes la utiliza con frecuencia, incluso fuera del país, y es común que en muchos auditorios del país el parlache se haga presente de una u otra forma en una expresión o una palabra (profesores, sacerdotes, periodistas, artistas y todos aquellos que son por lo general de las generaciones de los 70 y 80). Por un lado, el parlache seguirá vivo y con su propio curso, porque llegó a ser parte de la identidad cultural colombiana. Por otra parte seguirá vivo hasta que en en Colombia la niñez y la juventud dejen de ser objeto de discriminación y marginación. Cuando la presencia del adulto en el padre de familia, el profesor, las autoridades y demás dejen de causar temor o indiferencia en los niños y en los jóvenes, ellos no tendrán la necesidad de llamar la atención a través de lenguajes herméticos o actos de violencia.
Las siguientes son algunas expresiones del parlache, aunque como lenguaje popular es cambiante. Una palabra además puede cambiar de sentido a través del tiempo:
SALAZAR J., ALONSO. No nacimos pa' semilla. Medellín, Cinep, 1990.
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Juan Pablo Cepeda Bolivar
Antropologo. U.N
Hospital Centro Oriente ESE II Nivel
Ambito Comunitario
Transversalidad Desplazados
Cel: 3102484982