Medellín, una ciudad que nada en oro
Un cuento urbano
Cuando se cuenta la historia de Antioquia siempre se tiene que hablar de la conquista, del campo, de las mulas, de las mujeres y de las minas de oro.
Se dice que Dios instaló a los “Paisas” en una región coronada con altísimas cumbres y profundos cañones, con fríos intensos y calores agobiantes y que además les dio toda el agua que se pudieran tomar, todo el verde que la imaginación pudiera crear y las mujeres más hermosas con las que cualquiera pudiera soñar. Y como si esto fuera poco, también les dio un suelo rico en oro y plata, petróleo y carbón, y muchas otras cosas más. Por las noches, como sobremesa, todas las familias hablan del oro que hay “hasta en los jardines de las casas de Medellín”.
Esta es una historia de minería, pero no como cualquier otra historia, sino una que ha sido guardada con el más grande secreto, pues durante muchos años aunque se habla del tema, siempre se ha negado o se ha dicho que es un mito más de lo que sucede en Antioquia.
Y es que Medellín está fundada en un valle cruzado por muchísimas quebradas que van a desembocar todas al río Medellín. Hay más de 180 kilómetros de vías pavimentadas que van por encima de las aguas, formando una red de túneles que algún día se saturarán y entonces ahí si tendremos un verdadero problema de la ciudad, pues explotará como una gran olla de presión y en ese momento tendremos que decir “Sálvese quien pueda”.
Estas corrientes de agua han ido depositando desde hace siglos en lo profundo de sus cauces, a lo largo de sus riveras y en el lecho del río Medellín su preciosa carga, la que traen desde las laderas que rodean el Valle de Aburrá. Han venido arrastrando toneladas y toneladas de oro en pepitas, en “chicharrones” y en ese polvo dorado que es la ilusión de la vida para muchos a quienes la fiebre del oro los ha picado para el resto de sus vidas. Es el caso de quebradas con nombres como La Loca, La Ayurá, La Iguaná, La Aguacatala, La Madera y La Guayabala. Es por esto que siempre se ha dicho que Medellín es una ciudad que literalmente “nada en oro”.
En las excavaciones que han hecho los antropólogos a lo largo y ancho del Valle de Aburrá, han encontrado que los habitantes precolombinos trabajaban el mineral y, además, lo utilizaban como moneda, lo que los llevó a ser una de las tribus más ricas de América.
También se cuenta el caso de un edificio en el centro de la ciudad, al lado de la quebrada Santa Elena, la que bajaba por lo que hoy es la Avenida La Playa y que depositaba sus arenas en ese lugar. Se dice que cuando se derribó el viejo teatro que allí había, de eso ya hace más de cuarenta años, y se empezaron a perforar sus fundaciones, fue tal la cantidad de oro que sus constructores encontraron, que les tocó encerrar las obras con unas altas cercas y trabajar día y noche para sacarlo sin que la ciudadanía se diera cuenta; eso hizo que se aplazara la construcción por más de seis meses, mientras que los ingenieros, los arquitectos y los dueños de la obra se repartieron más de dos toneladas del oro sacado de allí. Fue tanto el oro que encontraron que alcanzó hasta para darles verdaderas fortunas a los mismos obreros que laboraron en la construcción del edificio.
Pero eso no es lo más importante del cuento: la verdad es que hay todo un proyecto político, desarrollado por la actual Administración Departamental, que contempla una gran empresa de explotación minera a todo lo largo del río Medellín, con lo que se daría trabajo a esa gran cantidad de desplazados que han venido de otras regiones del departamento y aun del País, a los desocupados de la ciudad y que además arreglaría todo el problema del déficit fiscal.
El proyecto se encuentra pendiente mientras se ultiman algunos detalles técnicos, se definen las condiciones de trabajo, se hace la invitación pública a las compañías mineras multinacionales expertas en grandes minas aluviales de oro que serían las encargadas de la administración de la explotación, y finalmente, mientras se espera la autorización que debe dar la Asamblea de Antioquia. Aunque debemos decir que la comisión que se creó para su estudio, ya dio un concepto favorable.
El área que se ha escogido para el desarrollo del proyecto empieza debajo del puente que sobre el río Medellín une a los municipios de Sabaneta e Itagüí, lugar en el que diariamente se pueden ver los “Mazamorreros” lavando sus “Pelusitas” de oro, y va hasta el puente de Palomos, que une al Municipio de Barbosa con la Parcelación de Popalito, en el lugar en donde está ubicado el relleno sanitario de Praderas
Como se puede ver, a lo largo de estos 30 kilómetros, los mismos que cubrirán en su trayecto final el Tren Metropolitano y el Tren de Cercanías, son muchas las familias que podrán encontrar la solución a sus problemas y toda una población que seguirá mejorando su calidad de vida.
El proyecto quedará para que el próximo Gobernador lo ponga en marcha a partir del 1° de enero del año 2015 y desde ahora está contemplado como prioritario en el PDA 2015-2035, Plan de Desarrollo de Antioquia, para los próximos 25 años.
El proyecto se conoce en forma secreta entre los políticos del Departamento, como: “MEDELLÍN LA CIUDAD DEL ORO”.
Siempre seguiremos tejiendo las historias de esta región alrededor de las minas de oro, el campo y las mulas y las más hermosas mujeres de la Tierra.
Otraparte, Envigado, Antioquia, Julio de 2012
Carlos Bernardo R.E
Campesino urbano, cultivador de ideas y criador de sueños; vendedor de ilusiones y contador de cuentos y leyendas. Coleccionista de piedras, enamorado de la vida y del color del amor. Ya tuvo hijos, sembró árboles y ahora intenta escribir su libro.
Ingeniero civil, Administrador de ampresas, político Iluso. Ha sido tallerista de Yurupary y de Otraparte, de la Generación del Medio del Siglo XX