Modernidad y clasicismo en Valencia
Valencia es hoy símbolo de cambio. Su salto a la modernidad se ha logrado sin traicionar sus raíces y ha conseguido convertirse en uno de los destinos turísticos más apetecibles. El diseño y los equipamientos culturales de primera línea se dan la mano con el sol, el mar y la buena comida de siempre.
El Oceanogràfic merece una visita completa. Sus 110.000 m2 lo convierten en el más grande de Europa. En él podremos disfrutar de los principales ecosistemas marinos del planeta y de 45.000 ejemplares de 500 especies diferentes. Aquí podremos ver delfines, morsas, leones marinos, focas, pingüinos, tiburones, rayas, peces sierra o medusas. Su diseño -de gran tamaño y sin barreras visuales- es realmente espectacular.
De lo más moderno a lo clásico
La catedral, conocida popularmente como La Seu. El templo está dedicado a Santa María por deseo de rey Jaime I y se alza sobre los restos de la antigua mezquita. Sus tres puertas principales son de estilos diferentes (románico, gótico y barroco) y su campanario octogonal. El Miguelete es el emblema de la ciudad. Se eleva a una altura de 50,85 metros, medida que coincide con la de su perímetro. De su interior no podemos perdernos las pinturas del Quattrocento, que llegaron de Roma gracias al papa valenciano Alejandro VI.
En la misma Plaza de la Virgen, destacan la Basílica de la Virgen de los Desamparados, y muy cerca, el Real Convento de Santo Domingo. Este convento fue construido por la orden de los dominicos en el siglo XIII, con la aprobación del rey Jaime I. En el casco histórico de Valencia, es posible encontrar otras iglesias de interés, entre las que destacan las de Santa Catalina, San Nicolás y San Martín.