Centro histórico de Cáceres
Patrimonio de la humanidad desde 1986, el centro histórico de Cáceres es uno de esos destinos que hay que visitar por su excepcionalidad. También sirve de carta de presentación de una ciudad pequeña en tamaño pero grande en posibilidades para quien la visita.
La plaza Mayor es el punto de partida. Nos situamos frente al ayuntamiento junto a él, se encuentra la muralla. Lo primero que nos llama la atención es la torre de Bujaco, sede del Centro de Interpretación de las Tres Culturas y al lado de la torre, podemos observar la ermita de la Paz.
A la derecha están las escalinatas que llevan hasta el Arco de la Estrella, abierto en 1726 para reemplazar la antigua Puerta Nueva. Encima del arco, en la parte intramuros, hay una hornacina con la Virgen de la Estrella y una curiosa lámpara, también con forma de estrella.
El centro histórico es un laberinto de calles empedradas y muchas cuestas. En cien metros llegamos a la plaza de Santa María. Es un espacio delimitado por edificios nobles, de los siglos XV y XVI, como el Palacio Episcopal (con el escudo del obispo Galarza en la fachada), el Palacio de Hernando de Ovando, el Palacio de Mayoralgo, o la Casa de los Moraga, sede del Centro Provincial de Artesanía.
El lado sur de la plaza lo ocupa la concatedral de Santa María. Se construyó entre los siglos xiii y el xvi, y es un ejemplo de transición del románico al gótico. Merece la pena visitar el retablo de la Asunción y la capilla de los Carvajal. En el exterior vemos la estatua de San Pedro de Alcántara. Dice la leyenda popular que quien le toca el pie tendrá suerte. Por eso sus pies relucen más brillantes que el resto.