A. TESTI BIBLICI
BRANO 4
La Torre di Babele (Gen. 11,1-9)
111Toda la tierra hablaba una misma lengua con las mismas palabras. 2Al emigrar los hombres desde oriente, encontraron una llanura en la tierra de Senaar y se establecieron allí. 3Se dijeron unos a otros: «Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos al fuego». Y emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de argamasa. 4Después dijeron: «Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance el cielo, para hacernos un nombre, no sea que nos dispersemos por la superficie de la tierra». 5El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres. 6Y el Señor dijo: «Puesto que son un solo pueblo con una sola lengua y esto no es más que el comienzo de su actividad, ahora nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. 7Bajemos, pues, y confundamos allí su lengua, de modo que ninguno entienda la lengua del prójimo». 8El Señor los dispersó de allí por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad. 9Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y desde allí los dispersó el Señor por la superficie de la tierra.
BRANO
Magnificat (Lc 1, 46-55)
Proclama mi alma la grandeza del Señor, / se alegra mi espíritu en Dios mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. / Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho / obras grandes por mí: su nombre es santo / y su misericordia llega a sus fieles / de generación en generación. / Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del / trono a los poderosos / y enaltece a los humildes, / a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. / Auxilia a Israel, su siervo, / acordándose de su misericordia / - como lo había prometido a nuestros padres - / en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
BRANO
Benedictus (Lc 1, 68-79)
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido a su pueblo, / suscitándonos una fuerza de salvación / en la casa de David, su siervo / según lo había predicho desde antiguo / Por boca de sus santos profetas. / Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que / nos odian; realizando la misericordia / que tuvo con nuestros padres, / recordando su santa alianza / y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. / Para concedernos que, libres de temor, arrancados de la mano de los enemigos, / le sirvamos con santidad y justicia, / en su presencia, todos nuestros días. / Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor / a preparar sus caminos, / anunciando a su pueblo la salvación, / el perdón de sus pecados. / Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto, / para iluminar a los que viven en tinieblas / y en sombra de muerte, / para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.
BRANO
Nunc dimittis (Lc 2, 29-32)
Ahora, Señor, según tu promesa, / puedes dejar a tu siervo irse en paz, / porque mis ojos han visto a tu Salvador, / a quien has presentado ante todos los pueblos: / luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.
B. TESTI CATECHISTICI
BRANO
Le verità fondative
Los misterios principales de la fe (CEC 234, 483)
1. Unidad y Trinidad de Dios.
2. Encarnación, Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
Los sacramentos (CEC 1113)
1. Bautismo. 2. Confirmación. 3. Eucaristía. 4. Penitencia. 5. Unción de enfermos. 6. Orden sacerdotal. 7. Matrimonio.
Los dones del Espíritu Santo (CEC 1830)
1. Sabiduría. 2. Entendimiento. 3. Consejo. 4. Fortaleza. 5. Ciencia. 6. Piedad. 7. Temor de Dios.
Los doce frutos del Espíritu Santo (CEC 1832)
1. Caridad. 2. Gozo. 3. Paz. 4. Paciencia. 5. Longanimidad. 6. Bondad. 7. Benignidad. 8. Mansedumbre. 9. Fidelidad. 10. Modestia. 11. Continencia. 12. Castidad.
Las virtudes teologales (CEC 814; 1817; 1822)
1. Fe. 2. Esperanza 3. Caridad.
Las virtudes cardinales (CEC 1805-1809)
1. Prudencia. 2. Justicia. 3. Fortaleza. 4. Templanza.
Las cuatro últimas realidades (CEC 1020, 1025, 1033, 1040)
1. Muerte. 2. Juicio. 3. Infierno. 4. Paraíso.
BRANO
Le norme fondamentali
Los diez mandamientos (CEC 2052-2081)
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2. No tomarás el nombre de Dios en vano.
3. Santificarás las fiestas.
4. Honrarás a tu Padre y a tu madre.
5. No matarás.
6. No cometerás actos impuros.
7. No robarás.
8. No dirás falsos testimonios ni mentirás.
9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10. No codiciarás los bienes ajenos.
Los mandamientos de la caridad (Mt. 22, 37-40)
1. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.
2. Amarás al prójimo como a ti mismo.
Los mandamientos de la Iglesia (CEC2041-2043)
1. Oír Misa entera todos los domingos y fiestas de guardar.
2. Confesar los pecados mortales al menos una vez al año, en peligro de muerte y si se ha de comulgar.
3. Comulgar por Pascua de Resurrección.
4. Ayunar y abstenerse de comer carne cuando lo manda la Santa Madre Iglesia. [2]
5. Socorrer a la Iglesia en sus necesidades.
Las obras de misericordia (CEC 2447; Lc. 3, 11; Lc. 11, 41; Sant. 2, 15-16; 1 Jn. 3,17)
a) Corporales:
1. Dar de comer al hambriento. 2. Dar de beber al sediento. 3. Vestir al desnudo. 4. Alojar al peregrino.
5. Visitar al enfermo. 6. Visitar a los encarcelados. 7. Rezar por los difuntos.
b) Espirituales:
1. Dar buen consejo al que duda. 2. Enseñar al que no sabe. 3. Corregir al que yerra. 4. Consolar al triste. 5. Perdonar las injurias. 6. Soportar con paciencia los defectos del prójimo. 7. Rogar a Dios por vivos y muertos.
Los pecados capitales y virtudes opuestas (CEC 1866)
1. Soberbia (contra la humildad). 2. Avaricia (contra la largueza). 3. Lujuria (contra la castidad). 4. Ira (contra la paciencia). 5. Gula (contra la templanza). 6. Envidia (contra la caridad). 7. Pereza (contra la diligencia).
Los pecados contra el Espíritu Santo (CEC 1864)
1. Desesperar de la salvación. 2. Pretender la salvación sin méritos. 3. Negar de la verdad conocida. 4. Envidiar la gracia ajena. 5. Obstinarse en el pecado. 6. Impenitencia final.
Los pecados que claman al cielo (CEC 1867)
1. Homicidio voluntario. 2. Pecado impuro contra natura. 3. Opresión de los pobres. 4.Fraude en el pago del salario a los trabajadores
C. PREGHIERE, RITI E DEVOZIONI
BRANO
Esame di coscienza
- ¿Creo todo lo que Dios ha revelado y nos enseña la Iglesia Católica? ¿He dudado o negado las verdades de la fe católica?
- ¿Hago con desgana las cosas que se refieren a Dios? ¿Me acuerdo del Señor a lo largo del día? ¿Rezo en algún momento de la jornada?
- ¿He recibido al Señor en la Sagrada Comunión teniendo algún pecado grave en mi conciencia? ¿He callado en la confesión por vergüenza algún pecado mortal?
- ¿He blasfemado? ¿He jurado sin necesidad o sin verdad? ¿He practicado la superstición o el espiritismo?
- ¿He faltado a Misa los domingos o días festivos? ¿He cumplido los días de ayuno y abstinencia?
- ¿Manifiesto respeto y cariño a mis familiares? ¿estoy pendiente y ayudo en el cuidado de mis padres o familiares si lo necesitan? ¿Soy amable con los extraños y me falta esa amabilidad en la vida de familia? ¿tengo paciencia?
- ¿Permito que mi trabajo ocupe tiempo y energías que corresponden a mi familia o amigos? Si estoy casado, ¿he fortalecido la autoridad de mi cónyuge, evitando reprenderle, contradecirle o discutirle delante de los hijos?
- ¿Respeto la vida humana? ¿He cooperado o alentado a alguien a abortar, destruir embriones, a la eutanasia o cualquier otro medio que atente contra la vida de seres humanos?
- ¿Deseo el bien a los demás, o albergo odios y realizo juicios críticos? ¿He sido violento verbal o físicamente en familia, en el trabajo o en otros ambientes? ¿He dado mal ejemplo a las personas que me rodean? ¿Les corrijo con cólera o injustamente?
- ¿Procuro cuidar mi salud? ¿He tomado alcohol en exceso? ¿He tomado drogas? ¿He arriesgado mi vida injustificadamente (por el modo de conducir, las diversiones, etc.)?
- ¿He mirado vídeos o páginas web pornográficas? ¿Incito a otros a hacer el mal?
- ¿Vivo la castidad? ¿He cometido actos impuros conmigo mismo o con otras personas? ¿He consentido pensamientos, deseos o sensaciones impuras? ¿Vivo con alguien como si estuviéramos casados sin estarlo?
- Si estoy casado, ¿he cuidado la fidelidad matrimonial? ¿procuro amar a mi cónyuge por encima de cualquier otra persona? ¿Pongo mi matrimonio y mis hijos en primer lugar? ¿Tengo una actitud abierta a nuevas vidas?
- ¿He tomado dinero o cosas que no son mías? ¿En su caso, he restituido o reparado?
- ¿Procuro cumplir con mis deberes profesionales? ¿Soy honesto? ¿He engañado a otros: cobrando más de lo debido, ofreciendo a propósito un servicio defectuoso?
- ¿He gastado dinero para mi comodidad o lujo personal olvidando mis responsabilidades hacia otros y hacia la Iglesia? ¿He desatendido a los pobres o a los necesitados? ¿Cumplo con mis deberes de ciudadano?
- ¿He dicho mentiras? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse? ¿He descubierto, sin causa justa, defectos graves de otras personas? ¿He hablado o pensado mal de otros? ¿He calumniado?
BRANO
Atto di dolore
Dios mío, me arrepiento de todo corazón de todo lo malo que he hecho y de todo lo bueno que he dejado de hacer, porque pecando te he ofendido a ti, que eres el sumo bien y digno de ser amado sobre todas las cosas. Propongo firmemente, con tu gracia, cumplir la penitencia, no volver a pecar y evitar las ocasiones de pecado. Perdóname, Señor, por los méritos de la pasión de nuestro Salvador Jesucristo.
Amén.
BRANO
Rinnovazione delle Promesse Battesimali
Celebrante: ¿Renunciáis a Satanás?
Todos: Sí, renuncio
Celebrante: ¿Y a todas sus obras?
Todos: Sí, renuncio
Celebrante:¿Y a todas sus seducciones?
Todos: Sí, renuncio
Celebrante: ¿Creéis en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra?
Todos: Sí, creo
Celebrante: ¿Creéis en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso, y desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos?
Todos: Sí, creo
Celebrante: ¿Creéis en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna?
Todos: Sí, creo
Celebrante: Esta es nuestra fe, esta es la fe de la Iglesia, que nos gloriamos de profesar en Cristo Jesús, Señor nuestro.
Todos: Amén
BRANO
Te Deum
A ti, oh Dios, te alabamos, / a ti, Señor, te reconocemos.
A ti, eterno Padre, / te venera toda la creación.
Los ángeles todos, los cielos / y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines / te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor, / Dios del universo.
Los cielos y la tierra / están llenos de la majestad de tu gloria.
A ti te ensalza / el glorioso coro de los apóstoles, / la multitud admirable de los profetas, / el blanco ejército de los mártires.
A ti la Iglesia santa, / extendida por toda la tierra, / te proclama:
Padre de inmensa majestad, / Hijo único y verdadero, digno de adoración, / Espíritu Santo, Defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre, / aceptaste la condición humana / sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte, / abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú te sientas a la derecha de Dios / en la gloria del Padre.
Creemos que un día / has de venir como juez.
Te rogamos, pues, / que vengas en ayuda de tus siervos, / a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna / nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor, / y bendice tu heredad.
Sé su pastor / y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos / y alabamos tu nombre para siempre, / por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día / guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor, / ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, / venga sobre nosotros, / como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, confié, / no me veré defraudado para siempre.
BRANO
Exsultet
Alégrense por fin los coros de los ángeles, / Alégrense las jerarquías del cielo, / y por la victoria de rey tan poderoso / que las trompetas anuncien la salvación.
Goce también la tierra, inundada de tanta claridad, / y que, radiante con el fulgor del rey eterno,
se sienta libre de la tiniebla, / que cubría el orbe entero.
Alégrese también nuestra madre la Iglesia, / revestida de luz tan brillante; / resuene este templo / con las aclamaciones del pueblo.
Por eso, queridos hermanos, / que asistís a la admirable claridad de esta luz santa, / invocad conmigo la misericordia de Dios omnipotente, / para que aquel que, sin mérito mío,
me agregó al número de los diáconos, / completen mi alabanza a este cirio, / infundiendo el resplandor de su luz.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario / aclamar con nuestras voces / y con todo el afecto del corazón / a Dios invisible, el Padre todopoderoso, / y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre / la deuda de Adán / y, ha borrado con su sangre inmaculada, / la condena del antiguo pecado.
Porque éstas son las fiestas de Pascua / en las que se inmola el verdadero Cordero, / cuya sangre consagra las puertas de los fieles.
Esta es la noche en que sacaste de Egipto, / a los israelitas, nuestros padres, / y los hiciste pasar a pie el Mar Rojo.
Esta es la noche en que la columna de fuego / esclareció las tinieblas del pecado.
Esta es la noche / que a todos los que creen en Cristo, por toda la tierra / los arranca de los vicios del mundo / y de la oscuridad del pecado, / los restituye a la gracia / y los agrega a los santos.
Esta es la noche en que, / rotas las cadenas de la muerte, / Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido / si no hubiéramos sido rescatados?
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! / ¡Qué incomparable ternura y caridad!
Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán, / que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!
¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento / en que Cristo resucitó del abismo.
Esta es la noche de que estaba escrito: / «Será la noche clara como el día, / la noche iluminada por mi gozo.»
Y así, esta noche santa / ahuyenta los pecados, / lava las culpas, / devuelve la inocencia a los caídos, / la alegría a los tristes, / expulsa el odio, / trae la concordia, / doblega a los potentes.
En esta noche de gracia, / acepta, Padre Santo, / el sacrificio vespertino de esta llama, / que la santa Iglesia te ofrece / en la solemne ofrenda de este cirio, / obra de las abejas.
Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, / ardiendo en llama viva para gloria de Dios.
Y aunque distribuye su luz, / no mengua al repartirla, / porque se alimenta de cera fundida, / que elaboró la abeja fecunda / para hacer esta lámpara preciosa.
¡Qué noche tan dichosa / en que se une el cielo con la tierra, / lo humano con lo divino!
Te rogamos, Señor, que este cirio, / consagrado a tu nombre, / para destruir la oscuridad de esta noche, / arda sin apagarse / y, aceptado como perfume, / se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo, / ese lucero que no conoce ocaso / Jesucristo, tu Hijo, / que, volviendo del abismo, / brilla sereno para el linaje humano, / y vive y reina por los siglos de los siglos.
Amén.
BRANO
Victimæ paschali
Ofrezcan los cristianos ofrendas de alabanza a gloria de la Víctima propicia de la Pascua. / Cordero sin pecado / que a las ovejas salva, a Dios y a los culpables unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte / en singular batalla / y, muerto el que es la Vida, triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino, María, en la mañana? / A mi Señor glorioso, la tumba abandonada, los ángeles testigos, sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras / mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea, / allí el Señor aguarda; allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos, sabemos por tu gracia que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate de la miseria humana / y da a tus fieles parte en tu victoria santa.
BRANO
Pange lingua
Que la lengua humana / cante este misterio: / la preciosa sangre / y el precioso cuerpo.
Quien nació de Virgen / Rey del universo, / por salvar al mundo / dio su sangre en precio.
Se entregó a nosotros, / se nos dio naciendo / de una casta Virgen; / y, acabado el tiempo, / tras haber sembrado / la palabra al pueblo, / coronó su obra / con prodigio excelso.
Fue en la última cena / -ágape fraterno-, / tras comer la Pascua / según mandamiento
con sus propias manos / repartió su cuerpo, / lo entregó a los Doce / para su alimento.
La Palabra es carne / y hace carne y cuerpo / con palabra suya / lo que fue pan nuestro
Hace sangre el vino, / y, aunque no entendemos, / basta fe, si existe / corazón sincero.
Adorad postrados / este Sacramento. / Cesa el viejo rito; / se establece el nuevo. / Dudan los sentidos / y el entendimiento: / que la fe lo supla / con asentimiento.
Himnos de alabanza. / bendición y obsequio; / por igual la gloria / y el poder y el reino
al eterno Padre / con el Hijo eterno / y el divino Espíritu / que procede de ellos. Amén.
BRANO
Lauda Sion
Alaba, Sión, a tu Salvador; / alaba a tu guía y pastor / con himnos y cánticos.
Pregona su gloria cuanto puedas, / porque Él está sobre toda alabanza, / y jamás podrás alabarle lo bastante.
El motivo especial de nuestros loores / que hoy se te propone / es el pan vivo y que da vida.
Es el mismo, no lo dudes, / que aquel que en la Santa Cena / a los Doce se entregó.
Sea plena la alabanza, armoniosa, / sea alegre y fervoroso / el gozo del corazón.
Pues celebramos el solemne día / en que fue instituido / este divino banquete.
En esta mesa del nuevo rey, / la pascua nueva de la nueva ley / pone fin a la pascua antigua.
Lo nuevo sustituye lo antiguo, / la verdad ahuyenta las sombras, / y la luz destierra a las tinieblas.
Lo que Jesucristo hizo en la cena, / nos mandó a hacer / en memoria suya.
Instruidos con sus santos mandatos, / consagramos el pan y el vino, / en sacrificio de salvación.
Es dogma que se da a los cristianos, / que el pan se convierte en carne, / y el vino en sangre.
Lo que no comprendes y no ves, / una fe viva lo atestigua, / fuera de todo el orden de la naturaleza.
Bajo diversas especias, / que son signos y no cosas, / están ocultos los dones más preciados.
Su carne es alimento y su sangre bebida; / mas Cristo está todo entero / bajo cada especie.
Quien lo recibe no lo rompe, / no lo quebranta ni lo desmembra; / recíbese todo entero.
Recíbelo uno, recíbenlo mil; / y aquél lo toma tanto como éstos, / pues no se consume al ser tomado.
Recíbenlo buenos y malos; / mas con suerte desigual / de vida o de muerte.
Es muerte para los malos y vida para los buenos; / mira cómo un mismo alimento / produce efectos tan diversos.
Cuando se divida el Sacramento, / no vaciles, sino recuerda / que Jesucristo tan entero está en cada parte / como antes en el todo.
No se parte la sustancia, / solo el signo se fracciona; / ni el ser ni el tamaño se reducen / de Cristo presente.
He aquí el pan de los ángeles, / hecho viático nuestro; / verdadero pan de los hijos, / no lo echemos a los perros.
Figuras lo representaron: / Isaac fue sacrificado; / el cordero pascual, inmolado; / el maná nutrió a nuestros padres.
Buen pastor, pan verdadero, / ¡oh Jesús!, ten piedad. / Apaciéntanos y protégenos; / haz que veamos los bienes / en la tierra de los vivientes.
Tú, que todo lo sabes y puedes, / que nos apacientas aquí siendo aún mortales, / haznos allí tus comensales, / coherederos y compañeros / de los ciudadanos santos. / Amén
BRANO
Vexilla Regis
Avanzan ya los estandartes del Rey; / resplandece el misterio de la Cruz, / en la cual la Vida sufrió la muerte / y con su muerte nos dio la vida.
De su costado herido por el hierro / cruel de una lanza, / brotan agua y sangre destinadas / a lavar las manchas de nuestros crímenes.
Se han cumplido las profecías de David, / que, en sus cantos inspirados, / había dicho a las naciones: / Dios reinará desde un madero.
¡Oh árbol hermoso y resplandeciente de gloria, / adornado con la púrpura del Rey, / escogido de un tronco bendito, que has sido digno / de tocar tan sacrosantos miembros!
Dichoso árbol de cuyos brazos pendió / el rescate del mundo; balanza en la cual / el peso de un Cuerpo divino / levanta la presa hundida en el abismo.
[La estrofa siguiente se dice de rodillas:]
¡Salve, oh Cruz, nuestra única esperanza! / En este tiempo de Pasión, / acrecienta la gracia a los justos / y borra las culpas de los pecadores.
¡Oh Trinidad, manantial de salud! / Que todos los espíritus te alaben. / Por la Cruz nos concedes la victoria; / otórganos, además, su galardón.
Amén.
BRANO
Veni Creator Spiritus
Ven, Espíritu Creador, / visita las almas de tus fieles / llena con tu divina gracia, / los corazones que creaste.
Tú, a quien llamamos Paráclito,
don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego,
caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tú, dedo de la diestra del Padre;
Tú, fiel promesa del Padre;
que inspiras nuestras palabras.
Ilumina nuestros sentidos;
infunde tu amor en nuestros corazones;
y, con tu perpetuo auxilio,
fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.
Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto la paz,
sé nuestro director y nuestro guía,
para que evitemos todo mal.
Por ti conozcamos al Padre,
al Hijo revélanos también;
Creamos en ti, su Espíritu,
por los siglos de los siglos.
Gloria a Dios Padre,
y al Hijo que resucitó,
y al Espíritu Consolador,
por los siglos de los siglos. Amén.
BRANO
Veni Sancte Spiritus
Ven, Espíritu Santo,
envíanos del cielo
un rayo de tu luz.
Ven, padre de los pobres,
ven, dador de las gracias,
ven, luz del corazón.
Consolador magnífico,
dulce huesped del alma,
amable refrigerio.
Solaz en el trabajo,
en el ardor frescura,
consuelo en el dolor.
Luz bienaventurada
penetra en lo profundo
de nuestros corazones.
Sin tu poder divino,
en la criatura humana
no hay nada inocente.
Lava nuestro pecado,
riega nuestra aridez,
cura nuestras dolencias.
Modera al inflexible,
enciende al que se enfría,
dirige al extraviado.
Comunica a tus fieles,
que confían en Ti,
tu gracia septiforme.
Premia nuestra virtud,
sálvanos por tu gracia,
danos tu dicha eterna.
Amen. Aleluya.
BRANO
Rito penitenziale (Confiteor)
Hermanos:
Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados.
(O bien:
El Señor Jesús, que nos invita a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, nos llama ahora a la conversión. Reconozcamos, pues, que somos pecadores
e invoquemos con esperanza la misericordia de Dios).
[Se hace una breve pausa en silencio. Después, hacen todos en común la confesión de sus pecados:]
Yo confieso ante Dios todopoderoso / y ante vosotros, hermanos, / que he pecado mucho / de pensamiento, palabra, obra y omisión,
[Golpeándose el pecho, dicen:]
por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.
[Luego prosiguen:]
Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, / a los ángeles, a los santos / y a vosotros, hermanos, / que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.
[El sacerdote concluye con la siguiente plegaria:]
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
[El pueblo responde:]
Amén.
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
BRANO
Gloria
Gloria a Dios en el cielo, / y en la tierra paz a los hombres / que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria / te alabamos, / te bendecimos, / te adoramos, / te glorificamos, / te damos gracias, / Señor Dios, Rey celestial, / Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios, / Hijo del Padre; / tú que quitas el pecado del mundo, / ten piedad de nosotros; / tú que quitas el pecado del mundo, / atiende nuestra súplica; / tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; / porque sólo tú eres Santo, / sólo tú Señor, / sólo tú Altísimo, Jesucristo, / con el Espíritu Santo / en la gloria de Dios Padre. Amén.
BRANO
Credo
[Acabada la homilía si la liturgia del día lo prescribe, se hace la profesión de fe:]
Creo en un solo Dios, / Padre todopoderoso, / Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. / Creo en un solo Señor, Jesucristo, / Hijo único de Dios, / nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, / Luz de Luz, / Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, / de la misma naturaleza del Padre, / por quien todo fue hecho; / que por nosotros, los hombres, / y por nuestra salvación / bajo del cielo, / En las palabras que siguen, hasta se hizo hombre todos se inclinan. / y por obra del Espíritu Santo / se encarnó de María, la Virgen, / y se hizo hombre; / y por nuestra causa fue crucificado / en tiempos de Poncio Pilato; / padeció y fue sepultado, / y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, / y está sentado a la derecha del Padre / y de nuevo vendrá con gloria / para juzgar a vivos y muertos, / y su reino no tendrá fin. / Creo en el Espíritu Santo, / Señor y dador de vida, / que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo / recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. / Creo en la Iglesia, / que es una, santa, católica y apostólica. / Confieso que hay un solo bautismo / para el perdón de los pecados. / Espero la resurrección de los muertos / y la vida del mundo futuro. Amén.
BRANO
Prefazio della II Prece Eucaristica e Sanctus
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, Padre santo, siempre y en todo lugar, por Jesucristo, tu Hijo amado. Por él, que es tu Palabra, hiciste todas las cosas; tú nos lo enviaste para que, hecho hombre por obra del Espíritu Santo y nacido de María, la Virgen,
fuera nuestro Salvador y Redentor. Él, en cumplimiento de tu voluntad, para destruir la muerte y manifestar la resurrección, extendió sus brazos en la cruz, y así adquirió para ti un pueblo santo. Por eso, con los ángeles y los santos, proclamamos tu gloria, diciendo:
Santo, Santo, Santo es el Señor, / Dios del Universo. / Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. / Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
BRANO
Parte consacratoria della II Prece Eucaristica e acclamazioni
Santo eres en verdad, Señor, fuente de toda santidad;
[Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:]
por eso te pedimos que santifiques estos dones con la efusión de tu Espíritu,
[Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:]
de manera que se conviertan para nosotros en el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, nuestro Señor.
[Junta las manos]
[En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse claramente y con precisión, como lo requiere la naturaleza de las mismas palabras]
Él mismo, cuando iba a ser entregado a su pasión, voluntariamente aceptada,
[Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:]
tomó pan, dándote gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo:
[Se inclina un poco]
TOMEN Y COMAN TODOS DE ÉL, PORQUE ESTO ES MI CUERPO, QUE SERÁ ENTREGADO POR USTEDES.
[Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora, haciendo genuflexión. Después prosigue:]
Del mismo modo, acabada la cena,
[Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:]
tomó el cáliz, y, dándote gracias de nuevo, lo pasó a sus discípulos, diciendo:
[Se inclina un poco]
TOMEN Y BEBAN TODOS DE ÉL, PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE, SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA, QUE SERÁ DERRAMADA POR USTEDES Y POR MUCHOS PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS. HAGAN ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
[Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora, haciendo genuflexión. Luego dice una de las siguientes fórmulas:]
Éste es el Misterio de nuestra fe.
(O bien:
Éste es el Sacramento de nuestra fe)
[Y el pueblo prosigue, aclamando:]
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!
(O bien:
Éste es el Misterio de la fe, Cristo nos redimió
Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.
O bien:
Éste es el Misterio de la fe, Cristo se entregó por nosotros.
Salvador del mundo, sálvanos, que nos has liberado por tu cruz y resurrección)
BRANO
Pater noster (nella celebrazione eucaristica)
[Una vez que el sacerdote ha dejado el cáliz y la patena, dice:]
Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:
(O bien:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios, digamos confiadamente la oración que Cristo nos enseñó:)
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día dánoslo hoy; perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores; no nos introduzcas en la tentación,mas líbranos del mal.
BRANO
Ave Maria
Dios te salve, María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
BRANO
Salve Regina
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh, clementísima, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
BRANO
Alma Redemptoris Mater
Madre del Redentor, virgen fecunda, puerta del cielo siempre abierta,
estrella del mar, ven a librar al pueblo que tropieza y se quiere levantar. Ante la admiración de cielo y tierra, engendraste a tu santo Creador, y permaneces siempre Virgen. Recibe el saludo del ángel Gabriel, y ten piedad de nosotros, pecadores.
BRANO
Sub tuum praesidium
Bajo tu amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien, líbranos de todo peligro, ¡oh siempre Virgen, gloriosa y bendita!
BRANO
Memorare
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, haya sido desamparado. Animado por esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. ¡Oh Madre de Dios!, no desechéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.
BRANO
Stabat Mater
La madre piadosa estaba / junto a la Cruz y lloraba, / mientras el Hijo pendía.
Cuya alma triste y llorosa, / traspasada y dolorosa, / fiero cuchillo tenía.
Oh, cuán triste y afligida / se vio la Madre escogida, / de tantos tormentos llena.
Cuando triste contemplaba / y dolorosa miraba / del Hijo amado la pena.
Y ¿cuál hombre no llorara / y a la Madre contemplara / de Cristo en tanto dolor?
Y ¿quién no se entristeciera, / piadosa Madre, si os viera / sujeta a tanto rigor?
Por los pecados del mundo / vio Jesús en tan profundo / tormento la dulce Madre;
Y muriendo al Hijo amado, / que rindió, desamparado, / el espíritu a su Padre.
Oh Madre, fuente de amor, / hazme sentir tu dolor / para que llore contigo.
Y que por mi Cristo amado, / mi corazón abrasado / más viva en él que conmigo.
Y porque a amarte me anime / en mi corazón imprime / las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora, / divide conmigo ahora / las que padeció por mí.
Hazme contigo llorar / y de veras lastimar / de su pena mientras vivo.
Porque acompañar deseo / en la Cruz, donde le veo / tu corazón compasivo.
Virgen de vírgenes santas, / llore yo con ansias tantas / que el llanto dulce me sea.
Porque tu pasión y muerte / tenga en mi alma de suerte / que siempre sus penas vea.
Haz que su Cruz me enamore; / y que en ella viva y more, / de mi fe y amor indicio.
Porque me inflame y encienda / y contigo me defienda / en el día del juicio.
Haz que me ampare la muerte / de Cristo, cuando en tan fuerte / trance vida y alma estén.
Porque cuando quede en calma / el cuerpo, vaya mi alma / a su eterna gloria. Amén.
BRANO
Angelus Domini
El Ángel del Señor anunció a María,
y concibió por obra del Espíritu Santo.
Avemaría…
He aquí la esclava del Señor.
Hágase en mí según tu palabra.
Avemaría…
Y el Verbo se hizo carne.
Y habitó entre nosotros.
Avemaría...
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Oración
Te suplicamos, Señor, que derrames tu gracia en nuestras almas para que los que, por el anuncio del Ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y Cruz seamos llevados a la gloria de su Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
BRANO
Regina coeli
Reina del cielo alégrate; aleluya.
Porque el Señor a quien has merecido llevar; aleluya.
Ha resucitado según su palabra; aleluya.
Ruega al Señor por nosotros; aleluya.
Gózate y alégrate, Virgen María; aleluya.
Porque verdaderamente ha resucitado el Señor; aleluya.
D. TESTI AGIOGRAFICI E DI TEOLOGIA SPIRITUALE
BRANO
Vita di S. Paolo
Su nombre original era Saulo de Tarso, conocido también como Pablo de Tarso, pero tiempo después, la iglesia católica le llamó San Pablo. Nació entre los años 5 y 10 d. C, en Tarso de Cilicia y es conocido como “El Apóstol de los gentiles”, “El Apóstol de las naciones”, o simplemente “El Apóstol”. Es considerado uno de los discípulos más importantes de Jesús, pese a que nunca llegó a conocerlo personalmente. Pablo de Tarso nació en el seno de una familia acomodada que poseían el título de ciudadanos romanos, pese a ser muy ligados a las tradiciones y observancias judío fariseas. Dado que, según se cree, hacia parte de la tribu de Benjamín, se le dio el nombre de Saúl (o Saulo) que era común dentro de esta tribu porque era un homenaje a la memoria del primer rey de Israel. Pero ya que era también un ciudadano romano, además llevaba el nombre latino de Pablo (Paulo). Esto no era extraño, porque los judíos de aquel entonces solían tener dos nombres: uno hebreo y otro latino o griego. Puesto que, todo judío estaba en el deber de enseñar a su hijo un oficio, el joven Saulo se especializó en hacer la lona de las tiendas. Tiempo después, una vez concluidos los estudios habituales en la comunidad de su ciudad natal, es enviado a Jerusalén, donde se encontraban las escuelas de los mejores maestros de la Ley, en especial la del reconocido Rabino: Gamaliel, a la que fue enviado y donde adquirió una sólida formación teológica, filosófica, jurídica, mercantil y lingüística (hablaba griego, latín, hebreo y arameo). Se cree que ya para el año 30, Saulo no debía de residir en Jerusalén cuando tuvo lugar la crucifixión de Jesús; sin embargo, se piensa que habitaba en la Ciudad Santa cuando, seis años más tarde, fue asesinado el apóstol Esteban al ser apedreado. Entonces, en concordancia con la educación que había recibido, presidida por la más rígida observancia de las tradiciones farisaicas, Saulo se constituyó en aquellos años como un acérrimo perseguidor de los cristianos, a quienes se les consideraba entonces una secta hereje del judaísmo. Así, inflexiblemente ortodoxo, se cree que el joven Saulo de Tarso estuvo presente no sólo en la lapidación de Esteban, sino que se ofreció además a vigilar los vestidos de los asesinos. Pero todo cambió, en el año 36, cuando los jefes de los sacerdotes de Israel, le confiaron la misión de buscar y hacer detener a los partidarios de Jesús en la ciudad de Damasco. Ya que, cuando iba camino hacia esta ciudad, fue testigo de forma inesperado de la manifestación prodigiosa del poder divino; fue repentinamente deslumbrado por una misteriosa luz, arrojado a tierra y perdió la visión durante un tiempo. Hecho que le dio un rumbo completamente distinto a su vida, ya que entonces, decidió convertirse en cristiano (nombre que se le dio a los seguidores de Jesucristo). Lo que, a su vez, conllevó a que pidiera ser bautizado y adoptara el nombre de Pablo (según lo cuenta en el libro de Hechos). Ya que según el relato del mismo libro (Hechos, capítulo nueve): “Le rodeó un resplandor de luz desde el cielo. El cayó en tierra y oyó una voz que le decía —Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Y él dijo: —¿Quién eres, Señor? Y él Respondió: —Yo soy Jesús, a quien Tú persigues. Pero Levántate, entra en la ciudad, y se te dirá lo que te es preciso hacer…». Tras su estancia en Damasco, donde, recobró la vista, San Pablo se puso en contacto con el creciente grupo de seguidores de Jesús, dando inicio a sus primeras actividades de evangelización y posteriormente, decidió emprender un retiro durante algunos meses al desierto (no se conoce exactamente a dónde), afirmando así de manera más profunda, en el silencio y la soledad, los cimientos de su fe. De vuelta a Damasco, fue violentamente atacado por los judíos más radicales, motivo por el que se vio forzado a abandonar clandestinamente la ciudad, descolgándose en un gran cesto desde lo alto de unas murallas. San Pablo huyó entonces a Jerusalén, donde fue visto por Bernabé, quien lo llevó con Pedro y con Santiago, y allí debió huir nuevamente para escapar de los judíos de habla griega que le persiguieron por sus predicas. Es entonces conducido a Cesarea, y luego, enviado a refugiarse en Tarso, donde se encuentra de nuevo con Bernabé, con quien parte hacia Antioquía, donde pasan un año evangelizando. Haciendo que Antioquía se constituya como el centro del cristianismo. De esta manera, San Pablo, se convirtió en uno de los principales difusores del mensaje que había dejado Jesús por diferentes ciudades (nombradas en sus Epístolas), arriesgando su vida, sufriendo persecuciones, encarcelamientos y, finalmente, perdiendo la vida al ser decapitado en Roma entre los años 58 y 67, durante el gobierno de Nerón.
BRANO
Vita di Sant’Agostino
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Vita di Sant’Antonio abate
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Vita di S. Patrizio
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Vita di S. Martino di Tours
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Vita di S. Benedetto
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Vita di S. Bernardo
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Vita di S. Francesco
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Vita di Santa Chiara
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Vita di S. Tommaso d’Aquino
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Vita di Sant’Ignazio di Loyola
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Vita di S. Francesco di Sales
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Vita di S. Vincenzo de Paoli
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Vita di S. Tommaso Moro
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Vita di S. Giovanni della Croce
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Vita di Santa Teresa d’Avila
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Vita di Santa Margherita Maria Alacoque
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Vita di S. Giovanni Maria Vianney
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Vita di Santa Teresa di Lisieux
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Vita di S. John Henry Newman
BRANO
Vita di S. Pio X
BRANO
Vita di S. Pio da Pietrelcina
E. TESTI INERENTI GLI STUDI BIBLICI
F. TESTI INERENTI LA PATROLOGIA
G. TESTI INERENTI LA TEOLOGIA FONDAMENTALE E L’APOLOGETICA
H. TESTI INERENTI LA TEOLOGIA DOGMATICA
I. TESTI INERENTI LA TEOLOGIA MORALE
L. TESTI INERENTI LA TEOLOGIA LITURGICA
M. TESTI INERENTI LA TEOLOGIA E L’ARTE PASTORALI
N. TESTI INERENTI IL DIRITTO CANONICO