CUENTOS-MITOS Y LEYENDAS

EL DUENDE DE LA HERRADURA

En una visita de aquellas que siempre suelo hacer por alguna vereda de mi querido territorio tocaimuno buscando cosas que me apasionan, como son hallarme con un cuentero donde sabe relatar historietas de aquellas que vivieron nuestros abuelos, o mejor que ellos dejan contadas a sus hijos y a si pasan de generación en generación, me encontré con un nativo, habitante que me entretuvo por un buen rato contándome historias pasadas, esas que convierten a un lugar en algo que enriquece la literatura, trayendo un interés cultural para quien gusta de estos mitos siendo verdaderas leyendas; residente de la zona, don Vicente Bautista, labriego de la vereda, al verme tomando fotos vino y me saludó con mucha deferencia, mi psicología lo percibió como un genial campesino de la vereda cerro de la Gloria, simpatizamos en la charla, cada pregunta que le hacía me la respondía con un entusiasmo, veía en mi un buen visitante amigo del camino, como decía el gran escritor español Antonio Machado; “Caminante no hay camino se hace camino al andar” .

Me contó que en la vereda viven más de 26 familias, tiene un atractivo que es ese cerro majestuoso de la herradura, lo llaman a sí por que naturalmente forma en la pata una herradura, tiene un nacedero de agua, donde posan lo duendes según sus antepasados y circundan la loma, paseándose y asustando a quien se deje despabilar, más quienes cruzan por el camino del chorro que baja por una quebrada y sale un duende que se transformaba de distintas maneras, le gustaba cantar y ante borrachitos los peloteaba, esto ocurrió en un pasado.

De todas las contadas, me pareció intrigante la que le ocurrió al señor que saliendo a las dos de la mañana del lugar donde vendían pochola, la única que existió por esos lados, hecho ocurrido por los años 1970, para unas fiestas, época para cual se reúne la comunidad a festejar.

Saliendo de la tienda de los abuelos de don Vicente Bautista, el bohemio hombre contoneándose como un árbol llevaba una radiola de esas donde colocan discos de 45 y 73 revoluciones eran en acetato, el borrachito tenía obligadamente que pasar por el chorro de la quebrada, en el momento que se aproximaba le salió un hombre en pantalonetas rasgadas y mojadas, este con la jinchera, lo que vio fue que le propinaron una voltereta que le dio el duende y lo tiró al agua, al caer dejó soltar su aparato musical, cayendo en un barrial quedó bien simpático su rostro, ¡ Que desgraciada suerte ! Que enseguida el fantasma al lavarlo, lo orinó y el hombre quedó con un perfume azufroso, parecía un sonámbulo que se dejaba llevar por la de liria de las maniobras del duende, este personaje quedó tirado a un lado de un árbol, el duende seguía haciendo con él lo que quería, por un rato quedó privado como dormido, no se sabe si fue del verraco susto o por la misma jinchera, ya al amanecer corriendo el riesgo de tropezar con un espinal se acordó un poco de ese episodio arrancando a correr ahí sí cagado del miedo no aguantó lo que se le venía que fue una cagada que no le dio espera, sino llevar ese betún a casa dominado y con esto este relato a culminado.

Gracias a don Vicente Bautista que me auspicio esta información.

Otro lo retó

Parecía que al duende le empezaban a salir desafiantes, fue así como al poco tiempo lo hubo, para estos retos tenía que tomarse unas copas e ir entonado para enfrentar al duende y quien lo desafiara tenía que tener verraquera; no fue suficiente saber como vino a quedar el amigo anterior, se acompañó de valor y vean lo que pasó; el fantasma al parecer salía a esa hora de la madrugada, dos de la mañana, el que lo iba a enfrentar llegado su momento cogió camino y preciso se tastació con el duende, salió vestido totalmente de blanco, parecía una imagen santoral, había cambiado su semblante, se transformó en mujer, abrazó al hombre, al momento de hacerlo a este le corrió una calor intensa por todo el cuerpo y luego lo tiró con tal impulso que quedó un poco inconsciente, empezaba la lucha a ser desigual porque la empezaba a ganar el duende, al verse disminuido de condiciones se retornó a la tienda, se notaba poseído por ese fantasma e internamente lo impulsaba a cometer tropelías con los demás, le echaron agua bendita, sal y no le podían quitar ese espanto, quedó el hombre casi loco e igualmente con perfume azufroso, estando de día cogió a casa a la vereda de Palacios y sufriendo el rigor que le propició el duende, le salió caro el tratar de derrotarlo sin ningún éxito.

Los caminantes disfrutamos cuando quienes lo vivieron o son sus moradores lo saben contar, esto invita a conocer un sector que deja una vista bellísima.

ELISEO BUITRAGO DIAZ, “ EL CAMINANTE “ la escribió una vez le fue contada la historia que trajo sus consecuencias, porque luego de que los pobladores al ver que no podían dominar al duende lo dejaron en paz, si tomaban esperaban que amaneciera para emprender camino de regreso a casa.

EL CONSEJO DE LA GITANA

Todos aquellos terrenos los había comprado mis abuelos a unos indígenas que quedaban en la región, con un inmenso rancho en barro y palmicho; en la parte de atrás quedaba el cambuche donde dormían los trabajadores y más al lado el rancho donde dormían las mujeres trabajadoras, unas solteras otras con hijos pero lo mismo sin marido.

El rancho cada día mostraba algo raro, murmullos se escuchaban tarde de la noche y no dejaban dormir y esto ya había pasado por barios años allí, ruidos extraños y llantos hacían que la gente no pudiera dormir; creo que los indios dejaron algo enterrado en el rancho y a lo mejor ya murieron y están penando, nos decía Paula, la gitana que por muchos años trabajaba en la finca y era algo adivina; una noche cualquiera sin que nadie notara me quedé esperando en la sala del rancho, el reloj marcaba las doce de la noche, un raro sueño o pesadilla comencé a tener; una inmensa fila de almas bajaban y bajaban a lo profundo del sótano, y cada una de las almas eran tapadas con una inmensa piedra, le comenté a la gitana el raro sueño y me dijo: haciendo unos garabatos en un papel y fijando la vista al sitio que le marqué del sueño; el inmenso hoyo, quiere decir que el tesoro está muy encima del terreno y esto es para despistarlo y tu no escarbes, las piedras que vistes caer sobre las almas que quedaban tapadas, son desgracias, que caerán sobre la familia, todas caerán en esta desgracia; le aconsejo que no escarbes allí pues después de que lo hagas te viene una vida muy difícil, cuídate de la ambición y olvídate de este tesoro. Me fui para donde un guaquero y le comenté del tesoro y lo sacamos días después, y esto por no hacerle caso a la gitana, veinte años después de haber saqueado la guaca quedé en la total ruina, mi esposa me abandonó con uno de los trabajadores de la finca, el hijo mayor murió en el ejército y el tercero lo mataron borracho en una cantina, una de mis hijas terminó en un convento y yo quedé con la cuba de mis hijas pues nació mongólica, el dinero lo perdí en malos negocios y en trago; hoy en día pido limosna por las calles después que lo tuve todo y por no haberle hecho caso a la gitana vine a quedar así en la completa ruina.

Autor: ELISEO BUITRAGO DIAZ

Administración de Empresas agropecuarias

CERES APULO

eliseobuitrago@hotmail.com

Celular: 313-3140292

EL PUENTE DESPLOMADO

Costumbre de pretender solucionar un conflicto por la vía de la violencia, sabiendo que lo único que trae son heridas, dejando de por sí una estela amarga y vergonzosa, poco interés en saber aplicar la inteligencia sabia, mesurada que estriba en el pundonor del ser humano; cuestión sobre los mismos hechos en buscar dominar a como de lugar al adversario sin saber las consecuencias, siembra en el no menos aplaudible engendro ignorancia torpe y atrevida.

Suficiente como para no poder aludir que muchos esconden la cuchilla vengativa por algo posiblemente insignificante, pero la prepotencia lo hace subjetivo del dolor y las vesanias mirando su desgracia, preocupación en el ambiente queda de no saber expresar las dudas para ver los corruptivos, la intriga ama la maldad, un tropezón lo da cualquiera pero de gallardos es saber enderezar el camino en el básico amor de la filosofía donde interviene la prudencia sabía del bien

Cuestionable por la forma en que como sucedió lo que no debió haber sucedido, si hubiese salido una postura agradable y no haber ido a cometer semejante abruptabilidad, con las consecuencias más penosas donde la voluntad se equivocó de cabo a rabo, al eco musical de la naturaleza no se quiere conjugar con aquel episodio allí vivido, un día radiante, lleno de fulgor hacía majestuoso el panorama con un relieve que invitaba al mejor ambiente sin esperar la provocación de alguna criatura que gusta bajar al rio a darse un chapuzón.

Dos bribones no vieron un lugar distinto a este, tipos que busca pleitos, tenían cazada una riña, inquina generada por un triángulo amoroso, empezó en una cantina al calor de la vida desordenada, todo por una meretriz pueblerina que resultaba ser el ludibrio de la población, la conocían popularmente como la “buenona”, ahí comenzó la disputa, ¿Valdría la pena matarse por una flor pisoteada en su honor sin recato? Cada vez que se cruzaban levantaban alboroto, se peleaban por aquella mujer que mantenía solo de ellos su precio en el dinero y nada más, mientras ellos pensaban distinto, era saber quien se ganaba más la deshonra. Al cual más se hacía presente ¡se tiraban un pedo y levantaban polvareda! Un puente de aproximadamente seis metros de largo por metro y medio de ancho fue el escenario, diseñado únicamente solo para peatones por que la quebrada se hace peligrosa y de riesgo al atravesarla sin un medio de mejor comodidad, no menos pensar que fuese ser un tinglado tal como el escogido por los dos pugilistas en este caso y pusilánimes, ubicado en las postrimerías de la población, del puente se al fondo deja ver un rio caudaloso, su corriente bravía lo convierte en amenaza para más de uno que se confié, unas cuantas piedras adornan el lugar que para sacar una les toca meter julete para quien se las quiera llevar, una monumental piedra hace las veces de mesón donde se posan golondrinas a darle sabor por su canturrio, salpica el agua que golpea esa masa, de ahí hacia abajo una especie de remolino bajando culebreramente al pasar por una peña, otras medianas se erigen como menhires sobre el cual la cascada bulle como león salvaje, los árboles se contonean ante la fuerza del aire tornándose maravilloso en medio de la zozobra que se presenta cuando los alaridos del medio llegan con cierto misterio.

Repentinamente sin manifestar cita mucho menos fecha ni horario se encontraron “el hambre con las ganas de comer” ¡Si señor ¡ La mirada del uno al otro parecía la un par de fieras salvajes con las ganas del uno devorarse al otro, dos leones disputándose la presa, la jerga empleada en los insultos los hacía peculiares, beligerantes y hombres plebeyos; asunto peligroso, se agarran esas dos fieras, no se fijaron que habían unas cuerdas de púa, contra ellas iban a dar una y otra vez, en torno a ellos no se esperar los mirones, de todas partes embelequeros venían, una gran cantidad de curiosos llegaban y por cosas del destino empezó a fragiar la estructura del puente, no estaba capacitado para soportar tanto peso, cedieron los cables que ataban los listones a las columnas principales, en cuestión de segundos se derrumbó el puente se fue abajo, al precipicio en primera fila quienes estaban colocadas en las barandas, luego los demás, resultado; pelea terminada, muertos y heridos hubieron, los que contaron con suerte se salvaron con escoriaciones, quienes del golpe perecieron se los llevó la fuerza del agua, tragedia provocada por dos insolentes expoliadores, ¡ Que horror ¡ , ¡ Episodio dantesco ¡ Asombro total y pesadumbre para los pobladores, lucha ganada por la intolerancia.

Autor: ELISEO BUITRAGO DIAZ

Administración de Empresas agropecuarias

CERES APULO

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HISTORIA DE UN HOMBRE BOHEMIO PARA UN AÑO NUEVO

Existió un señor labriego por excelencia, dicharachero, honradísimo, en una alquería, vivía en la cumbre de una cordillera, en una casa que por su estilo parecía más bien una covacha, desde allí se divisaba un hermoso valle lozanico, de gran contemplación donde la llanura besa sobre lo ancho la majestuosidad de un lago, envolviéndolo de belleza natural; ubicado relativamente cerca al pueblo en la provincia de la comarca.

El campirano, era un hombre de carácter jocoso, su aspecto de campesino pobre y humilde no le era óbice para llegar a la demás gente, fuesen ricos o pobres, pues a ellos les gustaba que los divirtiera con cuentos, mímicas, o cuentos que le fluían espontáneamente, la rima le era de especial particularidad, según el tema que los demás le insinuaban que tratara; como recompensa le obsequiaban comida, cosas para gratarlo, que el llevaba a la casa; bastatante goterero si era, pero esto se ocultaba, porque cuando o veían la verdad se alegraba el pueblo apreciándolo como un personaje por su peculiar jovialidad, le consideraban el artista del pueblo, lo echaban de menos cuando se ausentaba; entre el espacio de cómico en las rumbas festejaba su espíritu de nobleza alegrando al pueblo, cómodamente cargaba una bandurria.

Para un año nuevo le ocurrió un chasco vergonzoso, comenzó en las víspera desde temprano a ocuparse de ir a visitar a sus amigos, echar sus retahílas picarescas que gustaban por doquier muy pocos lo ignoraban, le ofrecían trago a la lata, así sucedió hasta que lo condujeron por invitación del señor alcalde del pueblo, asunto que le regocijó enormemente, a una pequeña reunión de despedida de año amenizada con la presencia del bohemio hombre, el alcalde le quería dar un reconocimiento por alegrar donde iba el ambiente de buenos propósitos, y más en aquellas tardes donde se busca alejar el tedio y cansancio de la jornada. Estando allí divirtió a la primera autoridad del municipio y a sus invitados, hubo comida y bebida, recibió regalos y comida, su apetito era satisfactorio, sitio donde llegaba y recibía de comer solo dejaba los platos limpios “ glotoncito “ , luego de levantarse y despedirse de la primera autoridad y demás asistentes le convidaron estando en la calle a la fonda del pueblo, lugar donde se reúne gran cantidad de personal a comer, bailar y disfrutar de un rato por un motivo, acá era despedir el año nuevo esperando el otro lleno de buena energía, el hombre no se hizo del rogar a donde lo invitaban producía una buena honda , empezado su repertorio hacia retumbar su bandurria, era un genio para sacar notas musicales, instrumento heredado de sus antepasados y único en el municipio, El lo sabía interpretar con tal finura que sus notas era un deleite, muy bien, sacaba unas notas musicales que llamaban la atención, por eso y otras le apreciaban; su repertorio concedía gratitud; bebió, tocó, bailó y comió, actuó como bien lo suele hacer; no midió el alcance del efecto de la bebida y mucho menos las condiciones a que iba a llegar. Esa víspera de año nuevo, ya llegando el ocaso del día, brindaba los tragos por todo el mundo por el bienestar de un nuevo año, ¡ Acá viene el oso !, al notar que no podía mantenerse erguido por el licor que consumía resolvió como pudo tomar su mochila, en ella los regalos que le dieron para retornar a casa en medio de la jinchera, bien acomodadas iban unas botellas de trago ahí en esa tejida y por su puesto su bandurria.

No siendo tan lejos el recorrido, acá se le hizo eterno, tal sería el licor consumido, y la falta de coordinación de los movimientos del cuerpo, al estar enfilado por la cabecera de la pequeña montaña cayó al piso durmiéndose precisamente frente del camino que se dirige a donde la vecina, mujer tosca, malgeniada de no muy buenas pulgas, era ya pasada la noche, los perros ladraban tanto que la dueña de la casa pensó en familiares que venían a darle el buen saludo de año nuevo, saliendo fuera de la casa se encontró con el personaje artista del pueblo, ella era seguramente a la única que le ofendía, le fastidiaba, lo vio tendido en la rivera de la entrada, la cama era el prado, le observó le tejida con buenos productos otros arrastrados por la forma como se conducía arrastrando hasta los pies y como fuera llevaba su talego; la vecina de él, ¿Qué hizo? Fue y cogió un balde con agua propinándole una lavada despertándose sin pensar bien lo que ocurría tan solo dijo ¡Que aguacero está cayendo!, No se imaginó de donde provino el lavadón, en ese estado no conoció quien se la lanzó, imaginó de un torrencial aguacero, enguarecido de la mojada como pudo se levantó y siguió el camino a casa, llegando a la casa se extravió de vía, en lugar de coger hacia el sector de dirección a la casa tomó fue la salida que va al coral de la porqueriza, allí había una marrana madre criando lechoncitos, pasando la puerta pensó que estaba dentro de la habitación de él y su mujer, los tragos al hacerle perder su talento entró a una habitación bien exótica y no confortable por los muebles.

Andando en cuatro patas vino a tropezar con la lechona madre quedando ahí tendido para acabar de completar, imaginó que estaba en la cama abrazando a su esposa, cosa que no era así, mientras tanto su seora adentro preocupada estaba porque no llegaba su marido.

Ya al amanecer tenía abrazada era a la marrana, escuchó la mujer en su recinto de descanso unas palabras que le llamaron la atención, esa voz provenía del corral de la porqueriza, pensó que eran los ladrones se iban a robar los marranos, fijamente desde adentro concentró su oído poniéndole cuidado si se volvía a repetir sonidos raros, al ratico nuevamente la voz, decía; mija le traje regalos, brindo por ti mamita, por mis niños y que este año nos sigamos amando tanto mi reina, ¿Me escuchó tesoro? Decía el bohemio hombre en su estado de beodez.

Conoció desde adentro la esposa que era la voz del marido, prendiendo las luces, salió con su hijo mayor, cual sería su sorpresa que lo vio allí en el corral recostado con las narices besándole casi las nalgas a la marrana, exhalando el benjuí que emanaban los cerdos y más la marrana, o sea los excrementos, eso si ese animal era una mansedumbre, dijo la mujer: viejo inmundo descarado con que esas tenemos, ¡ Cambió de esposa ! ahora es amante de la marrana; viene con un tufo a licor, amarillo y despeinado, viejo inmundo garagullo no sea conchudo en navidad cayó a la fuente del caño confundiendo la mujer con una piedra y ahora esta si es la tapa, eso le fue estribillo en la cantaleteada, arrastrando los pies se lo llevó para la sala, ¡ Ni beso, abrazo, saludo de año nuevo no se hizo ver ¡ Como un borracho de pantano ha llegado enlagunado y con esto el cuento se ha acabado.