Fecha de publicación: 26-sep-2011 20:06:18
El incremento en el comercio y las comunicaciones entre los países asiáticos y europeos durante los últimos años del siglo XIX causaron una colisión cultural; tanto el este y oeste experimentaron cambios como resultado de influencias recíprocas. El arte asiático proporcionó a los artistas y diseñadores europeos y estadounidenses nuevos enfoques del espacio, color, convenciones de dibujo e importancia del tema, los cuales fueron radicalmente diferentes de las tradicionales del occidente. Esto revitalizó el diseño gráfico durante la última década del siglo XIX.
Ukiyo-e significa "imágenes del mundo flotante" y define un movimiento artístico del período Tokugawa japonés (1603-1867). Esta época fue la fase final de la historia tradicional japonesa; fue un tiempo de expansión económica, estabilidad interna y florecientes artes culturales. Temeroso del efecto potencial de la expansión colonial europea y de los misioneros cristianos sobre la cultura japonesa, el sogún (un gobernador militar cuyo poder excedía al del emperador) emitió tres decretos en la década de 1630 que excluía a los extranjeros y adoptó una política de aislamiento nacional. Los ciudadanos japoneses fueron excluidos de los viajes a ultramar o regresados del extranjero; el comercio exterior fue restringido. Sólo los comerciantes holandeses y chinos podían arribar al puerto marino de Nagasaki.
Durante este período de aislamiento nacional, el arte japonés adquirió un singular carácter nacional con muy pocas influencias externas. Ukiyo-e mezcló las narrativas realistas de emaki (pergaminos de imágenes tradicionales) con influencias de diseño de arte decorativo.
Los primeros trabajos ukiyo-e fueron pantallas pintadas que representaban los distritos de entretenimiento, llamados "el mundo flotante" de Edo (Tokio moderno) y otras ciudades. Escenas y actores de las presentaciones teatrales Kabuki, reconocidas cortesanas y prostitutas y temas eróticos, fueron los primeros temas de estos trabajos. Los artistas de ukiyo-e rápidamente adoptaron la impresión en bloques de madera. Hishikawa Moronobu (1618-1694) es ampliamente respetado como el primer maestro del estilo de impresión ukiyo-e. A mediados del siglo XVII, Moronobu se dedicó a ilustrar libros, usando técnicas de grabado chinas con los que logró llegar a un público numeroso. Además de actores y cortesanas, su trabajo presentaba la vida cotidiana de gente ordinaria, incluyendo escenas de calles atestadas y vendedores ambulantes. Los grabados sobrepasaron en importancia a las pinturas en las pantallas, pues los artistas explotaron el creciente interés en las imágenes que representaban la vida urbana.
Las impresiones de grábados de bloques .de madera japonesas se realizaban con la colaboración cuidadosa de editores, artistas, talladores de bloques e impresores. Los editores financiaban la producción de una impresión y coordinaban el trabajo de los otros tres socios. El artista proporcionaba un dibujo separado por cada color. Después todos se pegaban en los bloques de madera y el negativo o áreas negras se cortaban, destruyendo el dibujo original en el proceso. Una vez que todos los bloques para una impresión estaban cortados se iniciaba la impresión. Para ello se usaban a base de agua y mezclas que requerían gran habilidad y velocidad por parte de los impresores. Sólo después de que todos los colores se imprimían el artista podía ver el diseño por completo:
Trabajando dentro de una tradición cambiante, multitudes de artistas japoneses diseñaron excelentes impresiones de bloques de madera; varios hicieron importantes contribuciones. al género. Okumura Masanobu (1686-1764) fue de los primeros artistas que cambiaron los grabados coloreados a mano de un solo color por las impresiones a dos colores; él experimentó con la impresión en relieve, tintas poco comunes, y la aplicación de polvo de oro y plata espolvoreado en la tinta que contenía pegamento. Después de apreciar los grabados holandeses, en 1740 Masanobu experimentó con la perspectiva lineal en vez de la isométrica comúnmente encontrada en el arte japonés. En 1765, Suzuki Harunobu (ea. 1725-1770) introdujo impresiones a todo color a partir de numerosos bloques, cada uno impreso en un color diferente.
Los contemporáneos de Kitagawa Utamaro (ea. 1753-1806) lo reconocieron como artista sin rival en la realización de retratos de belIas mujeres; se le considera el poeta supremo de la impresión japonesa. Su devoción por la observación de la naturaleza resultó en impresiones de insectos, aves, flores y mujeres que poseían una gran belleza y sensibilidad. Las imágenes de las bellezas más reconocidas de Edo fueron identificadas por su nombre. En contraste con los estereotipos repetitivos de la belleza convencional Utamaro transportaba los sentimientos subjetivos del sujeto, los cuales percibía observando con cuidado sus expresiones físicas, gestos y estados de ánimo.
El más reconocido y prolífico artista del periodo ukiyo-e fue Katsushika Hokusai (1760-1849), quien produjo un estimado de 35.000 trabajos durante siete décadas de continua creación artística. El trabajo de Hokusai abarcó la proyección de los temas de ukiyo-e: impresiones de álbumes, escenas de obras literarias, eventos históricos, ilustraciones para novelas, series de paisajes incluyendo vistas de ríos, montañas, cascadas y puentes; estudios de la naturaleza de flores, aves, conchas y peces; pinturas en seda, libros de bocetos e impresiones por encargo privadas para ocasiones especiales, llamadas surimono. Sus libros de modelos para artistas amateurs fueron muy populares, como lo fueron sus caricaturas de ocupaciones, costumbres y comportamiento social.
Ando Hiroshige (1797-1858), un rival de Hokusai, fue el último gran maestro de los grabados en madera japonés. Su brillante composición espacial y su habilidad para capturar los momentos transitorios del paisaje, inspiraron a los expresionistas europeos. En la serie "Cincuenta y tres etapas del Tokaido", Hiroshige ilustró las 53 estaciones de paso a lo largo del Camino del Este desde Edo a Kyoto, capturando las variaciones sutiles de luz, atmósfera y temporada (la serie completa se la encuentra en wikipedia). No solamente observaba y capturaba el esplendor poético de la naturaleza sino que lo. relacionaba con las vidas de la gente ordinaria. Esto se puede observar en las brillantes composiciones espaciales de la serie "Lugares Famosos en Edo: cien vistas".
Hasta aquí tomado de: Meggs, Philip B. Historia del Diseño Gráfico, tercera edición; McGraw Hill, México 1998
Referencias: Japonismo; Museo Oriental; Katsuchika Hokusai
Películas que pueden servir de referencia sobre el siglo XIX y principios del XX en Japón: Memorias de una Geisha, El último Samurai.
Hishikawa Moronobu, 1680 aprox.
Ichikawa Danjūrō I en el papel de Takenuki Gorō (hacia 1700), de Torii Kiyomasu (teatro Kabuki)
Impresión en color (nishiki-e), mediados del siglo XVIII (teatro Kabuki)
La cortesana Somenosuke, de la casa Matsubaya, paseando con sus dos “kamuro” o ayudantes. Grabado ukiyo-e. Obra de Utamaro (1753-1806). Publicado por Murataya en 1789.
Segawa Rokō IV como Tomoe-gozen (1800), de Utagawa Toyokuni (teatro Kabuki)
La gran ola de Kanagawa (1830 - 1833), grabado de Katsushika Hokusai, Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
El puente Ōhashi en Atake bajo una lluvia repentina (1857), de Utagawa Hiroshige, Brooklyn Museum of Art, Nueva York.
Claude Monet, 1876
Toulouse Lautrec 1894
Vincent VanGogh “Serie japonesa: Puente en la lluvia-después de Hiroshige”, 1887
El japonismo es el nombre dado a los estilos artísticos y de diseño occidentales que fueron influenciados por la gráfica japonesa desde mediados del siglo XIX.
Teniendo en cuenta la amplitud del término, el Japonismo puede identificarse fácilmente a través de las siguientes características a nivel formal:
El fervor por la naturaleza.
El uso de colores planos y vibrantes.
El predominio de líneas claras, descriptivas y decorativas. Uso de las línea para destacar el volumen de las figuras, sin necesidad de sombrearlas, para resaltar el color puro. Edouard Manet será uno de los primeros en utilizar la línea de una manera acentuada.
La asimetría e irregularidad, fruto de la falta de perspectiva, la luz sin sombras y las áreas planas en las composiciones.
La libertad de composición, al colocar a los sujetos descentrados organizándolos en ejes diagonales. Es el encuadre fotográfico (el motivo principal no centrado), rápido, fugaz, con impresión de movimiento.
Se trata de un estilo muy decorativo, especialmente representativo en los primeros años del Japonismo.
Suele emplear frecuentemente materiales que dan a la obra aspecto de gran riqueza.
Agrado por el color dorado y los fondos del mismo color.
Tranquilidad y austeridad.
En ocasiones, las manifestaciones artísticas están impregnadas de un halo religioso-espiritual.
Centrado en temas de la vida cotidiana, actividades comunes y corrientes, sin temas históricos ya que predominan imágenes del teatro, de la calle y reuniones sociales o labores domésticas. También el paisaje en sus diferentes estaciones del año.
Tomado de Características generales del Japonismo