Una "p" debajo del pentagrama quiere decir piano o suave. Una "f" quiere decir forte. Aunque suene demasiado obvio es muy común que uno deje de prestar atención a estas indicaciones por tener la mente "demasiado ocupada" pensando las alturas, los nombres de notas, el ritmo, etc. Lo mismo sucede con indicaciones de articulación como: staccatto, tenuto, legatto, acentos dinámicos, etc. Por ello es necesario desarrollar el hábito de reaccionar instintivamente a indicaciones de articulaciones y dinámicas. La ventaja es que en este punto no hay mucho que pensar. Simplemente se trata de obedecer a una indicación muy concreta. Sin embargo, los problemas comienzan cuando uno se acostumbra a hacer caso omiso de las articulaciones y las dinámicas por considerarlas menos importantes que las alturas o las duraciones. Esto hace que el cerebro simplemente empiece a obviar estas indicaciones creando el hábito contrario al que necesitamos.
Por esta razón, lo primero que hay que hacer es crear una conciencia de las dinámicas y las articulaciones y pensarlas siempre como algo imprescindible (algo así como ponerse el cinturón de seguridad en el carro, algo que antes muy poca gente hacía y sólo se generalizó con una campaña agresiva). Para ello se puede comenzar con leer el mismo trozo de música (puede ser algo familiar) cambiando las articulaciones y las dinámicas de manera contrastante. Cuando se hacen este tipo de ejercicios uno se da cuenta de que estas indicaciones no son algo accesorio, sino que inciden directamente sobre la forma como se percibe el significado de la música. Es difícil pensar en una marcha triunfal que sea pianissimo y legatto permanentemente, o en una canción de cuna fortissimo y staccato. Aquí se ve que las dinámicas y las articulaciones son determinantes en el carácter de la música y por ello no son algo que se pueda obivar simplemente.