Por qué no lanzamos nuestra basura nuclear al Sol
Tenemos toneladas de residuos nucleares que seguirán siendo peligrosos durante decenas de miles de años. ¿Por qué no nos deshacemos de ellos lanzándolos al Sol en un cohete? No es una idea nueva, pero es mucho más difícil de lo que podríamos pensar.
Cómo se viaja al espacio, explicado para adultos con el lenguaje de un niño
En primer lugar: se trata de basura radiactiva, hay que tener mucho cuidado con ella. Todos los lanzamientos espaciales tienen un margen de probabilidades de fallar, por mucho dinero que se invierta en seguridad. En 2014, el Falcon 9 de SpaceX estalló por los aires durante un vuelo de prueba. Si explotase un cohete cargado de residuos nucleares, los desechos llegarían al océano o quedarían suspendidos en la atmósfera, causando enfermedades mortales en un área muy extendida; sería un desastre ambiental.
Más allá de eso, enviar un cohete al Sol sería una tarea sumamente complicada por implicaciones de la física que se escapan a la intuición. Podríamos pensar que llegar hasta nuestra estrella es sencillo porque la Tierra está constantemente intentando caer en ella. Pero, al tiempo que la fuerza de gravedad del Sol nos acelera directamente hacia él, nuestro planeta se mueve muy rápido a su alrededor con un momento angular constante. Esto es básicamente la definición de una órbita.
La Tierra gira alrededor del Sol a unos 30 kilómetros por segundo, así que para escapar de su órbita y estrellarnos contra él tenemos que acelerar a 30 kilómetros por segundo en el sentido contrario. Más difícil todavía: nuestro cohete no puede tener velocidad lateral porque entonces también entraría en órbita alrededor del Sol. Por no hablar de la dificultad de alcanzar los 30 kilómetros por segundo.
En cambio, la velocidad de escape, la que tenemos que alcanzar para salirnos del sistema solar desde la superficie de la Tierra, es de unos 11 kilómetros por segundo. Dicho con otras palabras, es mucho más difícil estrellarse contra el Sol que escapar de él. De hecho nos haría falta una menor aceleración para llegar a otras estrellas —si lo conseguimos— que para llegar al Sol.
Por supuesto, cuanto más cerca estemos del Sol, más pequeña será nuestra órbita y más rápido nos moveremos. Lanzar un cohete hacia nuestra estrella desde la órbita de Mercurio o Venus sería todavía más difícil que hacerlo desde la Tierra; pero hacerlo desde la órbita de Plutón sería mucho más sencillo: sólo tendríamos que acelerar a 4,7 kilómetros por segundo.
Así que una solución para estrellar nuestro cohete contra el Sol sería lanzarlo lejos del Sol, donde alcance una velocidad orbital muy lenta, para después acelerarlo de nuevo y conseguir que empiece a caer hacia la estrella. Es lo que iba a hacer la sonda Solar Probe de la NASA, viajar primero a Júpiter para llegar hasta el Sol; pero al final se decidió que sobrevolara varias veces Venus para aprovechar su asistencia gravitatoria y ahorrar en combustible.
El dinero es el otro gran problema que subyace debajo de todo este lío. Lanzar un cohete al espacio es extremadamente costoso, y el precio aumenta en función de la carga. Si determinados países quisieran deshacerse de su basura nuclear incinerándola en el Sol, primero tendrían que gastar varias veces su producto interior bruto en lanzamientos.
Cómo se forman las nubes explicado de manera sencilla
Salvo en esos días complemente despejados las nubes son un elemento ubicuo en cualquier foto o paisaje. La realidad, con todo, es que están llenas de ciencia ¿Cómo se forman? ¿Por qué algunas son planas en su parte inferior? Este vídeo lo explica de manera bastante sencilla e intuitiva.
Básicamente, y aunque no lo parezca, una vez el calor del sol calienta el agua, la evapora y rompe los enlaces entre las moléculas de H2O. El aire forma una especie de globo invisible que rodea a las moléculas de agua en estado gaseoso y comienza a elevarlas.
Conforme aumenta la altitud, sin embargo, baja la temperatura y en un determinado momento las moléculas de agua se recondensan de nuevo formando lo que desde lejos percibimos como una nube.
El punto exacto en el que el agua se condensa hasta llegar a estado gaseoso se llama punto de rocío. Una vez formada la nube, el aire caliente que se encuentra en las capas bajas de la misma tiende a ascender, dejando espacio para que más vapor de agua pase por el punto de rocío y se forme una nube cada vez más grande. Es lo que percibimos, desde el suelo, como un cúmulo.
Todo ese proceso libera energía, que a su vez genera calor, hace que el aire vuelva a subir y se forme una nube todavía más grande. La energía que almacena una nube, incluso las pequeñas, es enorme, el equivalente de 270 toneladas de dinamita. Toda esa energía, unida al tamaño y a zonas de baja presión en la atmósfera son las que luego provocan las tormentas y fenómenos meteorológicos como el granizo.
No hay que confundir la formación de una nube en sí con la formación de la lluvia y de las tormentas. En este caso tienen más que ver, como decíamos, la diferencia de presiones y el aire frío por debajo del caliente que provoca que el agua se condense de nuevo hasta estado líquido, cayendo sobre la tierra en forma de gotas.
Los agujeros de gusano explicados de manera sencilla
Con permiso del hiperespacio, los agujeros de gusano son uno de los conceptos físicos más recurrentes de la ciencia ficción. ¿Existen realmente estos atajos del universo que nos permitirían viajar a otro lugar del espacio-tiempo? ¿Sirven para viajar en el tiempo? ¿De verdad hay uno en nuestra propia galaxia?
Así lo explica —en menos de tres minutos— Kip Thorne, físico y profesor emérito de la prestigiosa universidad Caltech:
El agujero de gusano es una solución a las ecuaciones de Einstein, pero una solución que muy probablemente no existe en la naturaleza. Es un túnel al hiperespacio que conecta una parte del universo con otra. Las paredes del interior del túnel se atraen las unas a las otras y, si intentases viajar a través de él, morirías aplastado.
Los físicos trabajamos duro intentando averiguar qué hay que hacer para viajar a través de un agujero de gusano sin que éste se derrumbe. La conclusión es que tienes que tener algo dentro que repela la fuerza gravitatoria de las paredes, para evitar que se colapsen.
Para conseguirlo, lo que hubiera dentro del agujero de gusano tiene que tener energía negativa. Primero tienes que deshacerte de toda la energía presente en el túnel hasta que no quede nada, salvo el vacío. Y después tienes que seguir sacando energía, como si fuera una deuda con el banco.
Estas regiones del espacio tienen una deuda de energía con el resto del universo. Sin embargo, parece que hay leyes físicas que evitan que puedas tomar prestada mucha energía cuando ya no hay energía en el banco. El resto del universo no te deja sacar más.
Todos los cálculos y leyes físicas que hemos hecho sugieren vehementemente que no es posible sacar suficiente energía negativa del agujero de gusano para evitar que éste implosione. A pesar de ello, los físicos no tenemos una evidencia consistente de que esto sea siempre así.
¿Por qué no podemos demostrar que los agujeros de gusano siempre se derrumban? Bueno, quizá porque no siempre lo hagan. No lo sabemos.
La teoría de la relatividad especial, explicada de manera sencilla
La teoría de la relatividad especial, formulada por Albert Einstein en 1905, constituye uno de los avances científicos más importantes de la historia. Alteró nuestra manera de concebir el espacio, la energía, el tiempo y tuvo incluso repercusiones filosóficas, eliminando la posibilidad de un espacio/tiempo absoluto en el universo.
Se complementa con la teoría de la relatividad general, publicada en 1915, algo más compleja y que pretende aunar la dinámica newtoniana con parte de las consecuencias de la primera teoría especial.
Con la teoría de la relatividad especial, la humanidad entendió que lo que hasta ahora había dado por sentado que era una constante, el tiempo, era en realidad una variable. No sólo eso, sino que el espacio también lo era y que ambos dependían, en una nueva conjunción espacio-tiempo, de la velocidad.
Luis Álvarez-Gaumé, director del grupo de física teórica del CERN, nos explica en conversación telefónica:
Lo más importante es entender cómo el tiempo depende, en realidad, del movimiento, de la velocidad. Eso fue lo que lo cambió todo.
Einstein se basó a su vez en dos hipótesis:
Las leyes de la física son las mismas mientras el sistema de referencia sea el mismo e inercial. Esto es, ambos se mueven a una velocidad constante. Si una ley se cumple en un sistema, también se debe cumplir en el otro.
La velocidad de la luz es una constante universal, que se define como c. Que era constante lo habían demostrado algunos años antes otros dos grandes científicos, Michelson y Morley.
Pero para llegar al famoso E = mc2 antes tenemos que entender dos conceptos muy importantes: por un lado qué es exactamente la relatividad y por otro lado entender el espacio-tiempo y cómo define lo que se conoce como líneas de universo. Por último, aunque no deduciremos los pasos matemáticos necesarios para llegar hasta la ecuación, veremos las consecuencias que tiene y cómo se relaciona dentro de la teoría de la relatividad general. Vamos allá.
Qué es la relatividad
La situación que imaginó Einstein ha sido usada y explicada hasta la saciedad en escuelas y libros de física. Imaginemos un tren y a dos individuos, uno de ellos está montado en el mismo y otro lo ve pasar a toda velocidad desde el borde de la vía. El tren se mueve a 200 kilómetros por hora.
Un momento, ¿se mueve? ¿seguro? Sí y no al mismo tiempo. Para la persona que va sentada dentro el tren no se mueve, está quieto. Sólo se mueve para la persona que está al borde de la vía. Es algo, efectivamente, relativo.
Einstein luego imaginó que alguien tira una pelota a 20 kilómetros por hora hacia delante dentro del tren. Para la persona que está dentro la pelota se mueve a esa velocidad pero para la persona que está abajo esa pelota se mueve , sin embargo, a 220 (200+20) kilómetros por hora.
Ahí es cuando toca recordar que la velocidad de la luz es constante, y es cuando empezamos a entender que algo no encaja del todo con el concepto de que el tiempo también lo sea. Puesto que la velocidad de la luz siempre es la misma, al volver al ejemplo del tren y la persona que está dentro si en lugar de lanzar una pelota enciende una linterna proyectando un haz de luz hacia delante, la persona que está abajo no ve ese haz propagarse a la velocidad de la luz+200 km/h, la ve propagarse a la velcoidad de la luz, sin más, independientemente de lo rápido o lo lento que vaya el tren porque, simplemente, es una constante.
Para entender un poco mejor el concepto veamos el siguiente ejemplo. Muestra dos fotones de luz rebotando infinitamente entre dos espejos y tomándose un tiempo x en ir de uno a otro.
La velocidad de la luz (y al contrario que el tiempo) sí es constante. Esto lo habían demostrado algunos años antes que Einstein otros dos físicos, Michelson y Morley. Teniendo en cuenta que la velocidad de la luz siempre es la misma (casi 300.000 kilómetros por segundo), veamos ahora el siguiente ejemplo.
Puesto que el primer carrito se mueve a una velocidad constante, desde nuestro punto de vista el fotón tiene que recorrer una diagonal (más distancia) entre un espejo y otro variando el tiempo efectivo que tardar en rebotar. El tiempo, desde nuestro punto de vista estático, acaba de variar con respecto al de alguien que estuviese mirando dentro (que siempre verá como el fotón rebota de manera regular, se mueva el carrito o no).
Pero, ¿por qué no apreciamos la distorsión del tiempo en la vida diaria? Básicamente, porque las distorsiones sólo se producen en velocidades cercanas a las de la luz. Como referencia, el artefacto más rápido construido jamás por el hombre, las sondas Helios, siguen siendo 15.000 veces más lentas que la velocidad de la luz. Es el equivalente a si sobre una tortuga caminando lentamente sobre la superficie de la tierra pasase en vuelo rasante un avión supersónico. Con un avión supersónico moviéndose a 2470 kilómetros por hora, que para nosotros es ya una velocidad considerable el tiempo se alarga con un factor de 1,000000000002. Es muy pequeño. Si viajásemos durante un año nuestro tiempo se alargaría 0,000063 y aún cuando pasásemos 50 años metidos en él volando a esa velocidad, el tiempo se habría alargado sólo 0,0032 segundos.
Sabiendo entonces que el tiempo no es una constante, sino que depende de la velocidad, aparece la paradoja de los dos gemelos. Narra el hipotético caso de dos gemelos, uno que pasa 10 años viajando en el espacio a altas velocidades (la mitad de la luz, 150.000 km/s, por ejemplo) y otro que se queda en la tierra. Después de ese tiempo, el gemelo astronauta vuelve a la tierra y comprueba que, puesto que el tiempo ha pasado de manera distinta y ha sido más lento para él, su hermano es casi una década más viejo. ¿Ha vivido más? ¿Son los viajes a altas velocidades una fuente de eterna juventud? No, sólo ha vivido menos porque el tiempo ha pasado más lento para él, ha pensado menos, ha crecido menos y ha madurado menos. Lo único que ha ocurrido es que el tiempo ha pasado más despacio.
Lo curioso de todo, es que el observador no tiene manera de saber si se está moviendo o no si no tiene un sistema contra el que compararse. Estamos hablando de trenes, de hecho, mientras la Tierra se mueve a toda velocidad por la Vía Láctea, y con ella el universo. La realidad es que ahora mismo, aunque estés leyendo esto sentado o tumbado, estás de todo menos “quieto”.
El espacio-tiempo
En palabras de Luis Álvarez Gaumé:
La revolución de la teoría de la relatividad es que crea un cono de luz, tanto hacia delante en el tiempo, como hacia detrás. Puesto que lo que define los límites de ese cono es la velocidad de la luz y ninguna partícula puede superarla, nada de lo que ocurra puede estar fuera de los límites del mismo.
Este es el cono
Ese cono describe al observador moviéndose por la hipersuperficie que es el presente. Hacia “arriba” quedan los eventos del futuro, lo que va a ocurrir. Cualquier posibilidad o hecho tiene que ocurrir dentro de ese cono. Hacia abajo quedan los eventos que te han ocurrido.
Añade Gaumé: “ Y cuidado, no es que no “ocurran” cosas fuera de ese cono, sí ocurren, sólo que no pueden afectarte. Para que pudiesen afectarte tienen que superar la velocidad de luz. El cono es independiente de la velocidad de movimiento del observador. Eso es lo que fuerza a que el tiempo dependa del estado del movimiento”.
El cono delimita eventos que puedan tener efecto sobre otros. La línea del universo es la unión de la infinidad de puntos correspondientes a todos lo que ha ocurrido en tu vida. Siempre dentro del cono.
E = mc2
A E = mc2 se llega a raíz de una serie de ecuaciones que, debido al carácter más accesible de este post, no tiene sentido explicar aquí aunque para quien tenga conocimientos medios de física y matemática hay una explicación bastante buena aquí. Para llegar hasta la ecuación hace falta tener en cuenta dos leyes importantes:
Ley de conservación del momento lineal: qué básicamente quiere decir que cuando dos objetos entran en colisión a distinta velocidad (y por tanto diferente momento lineal) la resultante de la suma de ambos objetos ha de tener el mismo valor antes y después.
La famosa ley de conservación de la energía: La energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Cambia de una forma de energía a otra.
Lo verdaderamente interesante de la ecuación es que relaciona de manera directa masa y energía. Son transformables. Y hasta Einstein nadie se había dado cuenta y se pensaba que eran cosas independientes.
Explicándolo un poco mejor: pongamos por ejemplo un tronco de leña quemándose en una chimenea. Una vez se ha quemado si sumamos la masa correspondiente a todas las cenizas más los gases que ha emitido, apreciaríamos que que la masa total ha disminuido, aunque sea minúscula. Esa masa es la que se ha transformado en energía, el calor de la combustión.
En el caso de la leña no es muy eficiente, pero en el caso de las centrales nucleares, por ejemplo, es mucho mayor y por eso la utilizamos para la producción de energía.
Aunque ya es carne de otro post, la manera en la que energía, masa y espacio-tiempo se relacionan es lo que se conoce como Teoría de la Relatividad General. Y ahí es donde entra en juego la gravedad. Sin embargo, la teoría de la relatividad considera que los efectos gravitatorios no son creados por fuerza alguna, sino que encuentran su causa en la curvatura del espacio-tiempogenerada por la presencia de materia. Cuando la gravedad aumenta de manera brutal, como ocurre en los agujeros negros, es cuando se producen esas curvaturas extremas que pueden apreciarse en películas como Interstellar.
Viajar en el tiempo es posible, te explicamos cómo
Viajar en el tiempo ha sido una de las fantasías del ser humano por siglos. Es una tendencia popular en películas y ficción. Ha inspirado novelas desde El cuento de Navidad de Charles Dickens, hasta la obra maestra El Planeta de los Simios de Charlton Heston. Con el estreno de Interstellar –no hay spoilers– vamos a fantasear acerca del tema mucho más.
Pero, ¿qué es lo más fascinante de todo esto? Que probablemente es posible.
Lo casi imposible
Empecemos con las malas noticias. Probablemente no podamos viajar en el tiempo para ver a los egipcios construir las pirámides. En el siglo pasado, los científicos construyeron un sinnúmero de teorías que sugerían que era posible dar un salto al futuro; viajar al pasado, sin embargo, es mucho máscomplicado. Pero no necesariamente imposible.
Albert Einstein sentó las bases para muchas de las teorías científicas actuales en la investigación de los viajes en el tiempo. Por supuesto, científicos como Galileo y Poincaré que llegaron después también ayudaron, pero las teorías de Einstein sobre la relatividad (general y especial) cambiaron drásticamente nuestro entendimiento del tiempo y el espacio. Y es a causa de estas teorías que creemos que viajar en el tiempo es posible.
Una de las opciones para esto sería un agujero de gusano, también conocido como el puente Einstein-Rosen. Junto con el físico Nathan Rosen, Einstein sugirió la existencia de los agujeros de gusano en 1935, y aunque no se ha descubierto alguno, muchos científicos han contribuido con sus propias teorías acerca de cómo podrían funcionar. Stephen Hawking y Kip Thorne son, probablemente, los más conocidos. Thorne, físico teórico en CalTech, incluso ayudó a Christopher Nolan con la ciencia detrás de la película Interstellar.
Entonces, asumamos que los agujeros de gusano existen. A finales de los años 80, Thorne dijo que un agujero de gusano se podía convertir en una máquina del tiempo. Según la teoría general de la relatividad de Einstein, el agujero podría actuar como un puente a través del espacio-tiempo conectando dos puntos distantes con un atajo.
La teoría dice que ciertos tipos de agujeros de gusano permiten viajar en el tiempo en ambas direcciones, si pudiéramos acelerar una de sus bocas a (casi) la velocidad de la luz y, después, revertir el proceso para colocarlo en su posición original. Mientras tanto, la otra boca quedaría estática. Como resultado, la boca que se mueve envejecería más lento que la boca estática gracias al efecto de dilatación del tiempo – más de esto en un segundo.
Sin embargo, en el uso de este método hay bastantes limitantes. La principal es el simple hecho de que necesitamos un método para crear agujeros de gusano, una vez creado, este solo nos permitirá viajar al pasado hasta el punto en el que fue creado. Así que, definitivamente, nunca seremos espectadores de la construcción de las Grandes Pirámides en Egipto.
Otra de las limitantes es que necesitaríamos una manera de mover una de las bocas del agujero de gusano a casi la velocidad de la luz. En un estudio de 1988, Thorne y sus colegas asumieron que "los seres avanzados producirían este movimiento tirando de la boca derecha gravitatoriamente o por vía electrónica". Nosotros no podemos hacer eso, todavía.
Lo que sí podemos hacer es viajar al futuro –pero solo un poco.
Lo que es casi posible
En años recientes, se han comprobando algunos aspectos de las teorías imaginarias de Einstein. La última y quizá la más emocionante, es el efecto, antes mencionado, llamado dilatación del tiempo. Aunque hemos basado la tecnología en la teoría por décadas, un experimento de este año finalmente probó que la dilatación del tiempo es un fenómeno completamente real.
La dilatación del tiempo básicamente se refiere a la idea de que el tiempo pasa más despacio para un reloj que se mueve que para uno estático. La fuerza de gravedad también afecta la diferencia en el tiempo transcurrido. Entre más gravedad y más velocidad, habrá mayor diferencia en el tiempo. Los agujeros negros, como el de Interstellar, por ejemplo, producirían una cantidad masiva de dilatación del tiempo, debido a su fuerza gravitacional extrema.
Gracias a los programas espaciales, ya hemos lidiado con este efecto por muchos años. Esta es la razón por la que el sonido del tic-tac de los relojes en la Estación Espacial Internacional se escucha un poco más lento que el de los que están en la Tierra. Considerando que la estación se mueve más rápido y no está afectada por la gravedad, el tiempo se mueve más rápido. Es también la razón por la que los relojes en la Tierra no son precisos, dado que el efecto de la dilatación del tiempo significa que este se mueve más despacio entre más cerca te encuentres de la superficie terrestre.
Un mejor ejemplo de este efecto tiene que ver con los GPS satelitales. El chip GPS en tu móvil funciona porque existen 24 satélites alrededor del planeta que triangulan tu ubicación basándose en el tiempo que tarda la información en viajar hacia y desde el dispositivo.
Sin embargo, al construir el sistema, los científicos aprendieron que los relojes atómicos en los satélites caminan un poco más rápido, ya que se están moviendo a 14.484 km/hr en órbita. Para ser más específico, pierden 8 microsegundos al día. Parece ser imperceptible, pero es suficiente para errar con la ubicación. Por esta razón, la tecnología GPS hace ajustes en los relojes para compensar los efectos de dilatación del tiempo. La ecuación que usan es un poco complicada, pero si te interesa la puedes consultar aquí.
Las implicaciones de todo esto son enormes. ¿Qué pasaría si llevamos esto al extremo? Si tuviéramos una nave espacial que volara súper rápido, el tiempo pasaría más rápido para las personas en la Tierra. Podrías dar una vuelta por la galaxia y regresarías a la Tierra en el futuro. Es básicamente lo que pasa en El Planeta de los Simios. De hecho, el personaje que interpreta Charlton Heston es un viajero en el tiempo.
Lo que es definitivamente posible (pero un poco raro)
Las preguntas aún son, ¿podemos llevar esta teoría al extremo? ¿Es posible viajar al pasado también?
Como mencioné, no lo sabemos. Las teorías de Einstein para viajar en el tiempo afirman que es imposible viajar al pasado, pero siguen siendo teorías. Es posible que un descubrimiento en el futuro las confirme o revoque. En cuanto a los agujeros de gusano, en realidad no sabremos cómo funcionan hasta que lo probemos y, por el momento, no tenemos un método factible para construir un agujero de gusano en el espacio.
Por lo tanto, la manera más fácil de averiguarlo es buscando a los viajeros en el tiempo que caminan entre nosotros. ¡Y sin necesidad de un laboratorio! Y es, exactamente, lo que muchos científicos han estado haciendo. ( Spoiler: Aún no encuentran uno)
Sin embargo, si eres un curioso de los viajes en el tiempo, ve a ver Interstellar. La ciencia detrás de la película puede sonar de fantasía, pero es fantástica.
Científicos: podría existir un "agujero de gusano" en nuestra galaxia
Hasta ahora sabíamos que en el centro de nuestra galaxia, de la Vía Láctea, existe un agujero negro supermasivo denominado Sagitario A*. Sin embargo, si la nueva teoría de dos científicos es correcta, ese agujero negro podría ser en realidad un agujero de gusano, término con el que se conoce a la hipotética (pero posible) existencia de un agujero espacio-temporal.
Un agujero de gusano permitiría en teoría viajar de forma instantánea entre dos puntos del universo en diferentes coordenadas de espacio y tiempo. Es decir, realizar un viaje espacio-temporal. De momento no se ha encontrado ninguna evidencia de que algo así exista de verdad, es solo una posibilidad teórica, pero contemplada en la Teoría General de la Relatividad.
Los científicos Zilong Li y Cosimo Bambi, de la Universidad Fudan en Shanghái, han analizado ahora en un estudio teórico la posibilidad de la existencia de estos agujeros de gusano. Puede sonar a algo poco científico y muy fantástico, pero en realidad este hipotético fenómeno topológico del espacio-tiempo fue postulado por primera vez por Albert Einstein y Nathan Rosen. De ahí que a un agujero de gusano se le conozca también como "puente de Einstein-Rosen".
Los científicos aseguran haber identificado una emisión específica de energía que se podría detectar alrededor del hipotético agujero de gusano. De existir, sería posible captar esta emisión muy pronto, cuando un nuevo instrumento llamado Gravity esté operativo en un par de años en el telescopio VLT que el Observatorio Espacial Europeo (ESO) mantiene en Chile.
De momento, lo que sabemos es que los agujeros de gusano, de acuerdo con la Teoría de la Relatividad, podrían existir, podrían permitir que la materia viaje en su interior a mayor velocidad que la luz y, además, podrían dar lugar a desplazamientos en el tiempo de esa misma materia. Son demasiadas hipótesis y habrá que esperar al menos hasta 2016 a refutarlas (o no) científicamente, pero la sola posibilidad de que se puedan cumplir es de por sí fascinante. [vía Discovery y Sploid]